¡Esto es lo que hay!

Juan Luis Selma

El paso del tiempo tiene sus leyes, si las aceptamos, nos ayudarán a estar serenos, a ser felices

Niños mimados, adultos débiles: llega la 'generación blandita'

Berta G. de Vega

¿Mimamos demasiado a los pequeños? Una nueva ola de expertos aboga por endurecer su carácter.

Catequesis sobre el discernimiento 6. Los elementos del discernimiento. El libro de la propia vida

Francisco

El Papa ha continuado hoy su catequesis sobre el discernimiento espiritual

Ay, Jean-Luc

Teo Peñarroja

Godard fue capaz de reconocer y recrear la belleza, que salvará al mundo, como dijo Dostoievski. Eso es lo que me espanta: que un hombre que ha sabido contemplar termine sus días asumiendo que sobra, que ya no sirve

Retumbe la tierra y cuantos la habitan

Teresa Pueyo

 “Retumbe… la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra” (Salmo 98)

Wyoming Catholic College: Una educación en el modo poético

Marcela Duque

La universidad norteamericana ofrece un programa de educación integral basado en la mejor tradición humanística Europea

De grandes conversadores

Juan Luis Selma

Nuestras relaciones, el ambiente en el que nos movemos, dicen mucho de nosotros

No basta con querer acompañar para saber acompañar a las familias

Montserrat Gas Aixendri

Formar hoy a las personas en lo familiar, requiere no solo transmitir unos conocimientos, sino ser capaces de estar cerca de las familias.

Una defensa del nicho

Enrique García-Máiquez

Con quien habla desde su propio nicho, aunque esté lejano, te une la fe común en que la verdad existe y merece sostenerse. Ese es el puente verdadero: el que se puede cruzar. El diálogo es algo que surge, como su propio nombre indica, entre dos

Y María Faustina pasó inadvertida

José Antonio García-Prieto Segura

Merece la pena recordarla pues, a pesar del tiempo trascurrido desde su muerte, en 1938, su mensaje es de palpitante actualidad: el Cielo se sirvió de ella para decirnos que Dios nos sigue ofreciendo su amor misericordioso, sin el que no alcanzaremos la paz