Nuestras maduras y civilizadas democracias siguen matando impunemente por un puñado de euros. O de votos, que es lo mismo
Nuestras maduras y civilizadas democracias siguen matando impunemente por un puñado de euros. O de votos, que es lo mismo
Clint Eastwood empezó a ser famoso hace cincuenta años gracias a un western rodado en España que se titulaba "Por un puñado de dólares".
Clint era entonces un famoso "cazarrecompensas" apodado Joe, que cobraba por detener, vivos o muertos, a los delincuentes más perseguidos por la justicia.
Matar o morir por un puñado de dólares no es cosa insólita. Ahora mismo leo en la prensa que el Partido Popular retirará la reforma a la ley del aborto porque su aprobación le restaría algunos votos.
Yo sé que esa posible reforma no eliminaría por completo el problema. La plaga infanticida del aborto provocado sigue extendiéndose como la pólvora; pero me pregunto cuántos niños se salvarían de la muerte si se aprobara esa tímida reforma.
Bueno, pues ni eso: nuestras maduras y civilizadas democracias siguen matando impunemente por un puñado de euros. O de votos, que es lo mismo.
La segunda película de aquella famosa serie se tituló "La muerte tenía un precio"; un precio bien barato. La muerte está en rebajas.