“La ciencia médica me dice ahora que el feto es una persona humana (…) Nos hemos equivocado y es necesario rectificar. Y decírselo al público: el aborto supone una negación del derecho a la vida humana. Dramáticamente tengo que reconocer ahora que el feto no es un trozo de carne: es un paciente” (Bernard Nathanson)
Ni es un derecho, ni es moderno, ni es libertad, ni ayuda a la mujer. Tampoco es cierto que sea símbolo del avance de la sociedad. Sobre el aborto hay muchas mentiras que han desorientado a la opinión pública.
Hay mucha desinformación sobre este delicado tema que hace necesario que se aclaren varios puntos importantes. Si el conjunto de la sociedad desea abrir una discusión sobre este tema, y otros, se debe hacer apoyado en la verdad. Para ello me he basado en un texto de Benigno Blanco, en el semanario Alfa y Omega, y en muchas otras publicaciones sobre el tema, como el libro La ideología de género, de Jesús Trillo-Figueroa, documentos serios, de personas serias. A continuación solamente 10 de esas mentiras.
1. Que se trata del derecho que tienen las mujeres a decidir.
Mentira. Todos tenemos derecho a decidir pero debemos tener en cuenta los efectos y consecuencias que tienen nuestras decisiones, especialmente cuando hablamos de seres humanos. La decisión de abortar de tajo, de manera cruenta e inhumana, le quita la vida a un ser vivo. Y quitar vida no es un derecho: es un crimen.
2. No contamos aún con suficiente evidencia científica que determine el inicio de la vida.
Mentira. Existe suficiente y abundante evidencia científica que demuestra que la vida, y no solamente la humana, se origina con la concepción misma. Y si siguen las dudas, pues el mínimo principio ético debería generar una “presunción de humanidad” o “presunción de vida”, como lo afirma Blanco. Una mujer es madre desde la concepción; si aborta es la madre de un hijo muerto.
Bernard Nathanson, profesor de la Facultad de Medicina de la Cornell University de Nueva York, y uno de los fundadores de la National Abortion Rigths Action League (NARAL), grupo que promovió la legalización del aborto en USA, afirmó: “La ciencia médica me dice ahora que el feto es una persona humana (…) Nos hemos equivocado y es necesario rectificar. Y decírselo al público: el aborto supone una negación del derecho a la vida humana. Dramáticamente tengo que reconocer ahora que el feto no es un trozo de carne: es un paciente”.
3. La legalización del aborto disminuye los abortos clandestinos y la muerte de muchas mujeres por realizarse esta práctica de manera ilegal.
Mentira. ¿Cuál es la evidencia científica de que eso es así? Benigno Blanco indica, de manera acertada, que en los países donde el aborto es ilegal los indicadores relacionados con esta situación son muy bajos comparados con aquellos países en donde esta práctica es legal.
Lo que pasa es que ese falso argumento asume que las mujeres embarazadas, sin importar su situación, abortaría.
4. Organismos internacionales, como la ONU, reconocen el aborto como un derecho universal.
Mentira. No hay nada de nada en el derecho internacional que reconozca al aborto como un derecho. Que ciertos sectores utilicen el término “derecho” (por ejemplo “derechos sexuales y reproductivos”) como estrategia de desorientación es otra cosa.
5. Que el aborto es normal, es progresista y su avance es imparable.
Mentira. Si bien hay que reconocer que la obsesión europea y asiática por el control de la población, la revolución sexual del 68, las multinacionales del aborto y la ideología de género tuvieron su momento, hoy el aborto es uno de los temas más rechazados por la mayoría de personas y naciones.
Los países que impulsaron este tema, como USA, es de los que presenta mayor resistencia, llevando a que más de la mitad de los estados rechacen el aborto. Incluso, países de la vieja época comunista, junto con más de la mitad de los países europeos, han aprobado leyes prohibitivas del aborto. América Latina también. Y todo eso a pesar de la presión de la ONU y su grupo de “expertos” que quieren implantar el “aborto de exportación”. ¿O porque el pleno de Europa rechazó el Informe Estrela?
6. Hay mucha gente en el planeta. Y el aborto sirve como medio de control.
Mentira. No existe sobrepoblación y la manera más fácil de demostrarlo son los graves problemas demográficos que vive Europa y Asia con poblaciones envejecidas que los ha llevado a tener un desorden poblacional de enormes proporciones.
Además, como lo afirma Blanco, si realmente existiera ese descontrol poblacional, pues la manera menos indicada de corregirlo es matando seres humanos, en una especie de “limpieza social” y “purificación de la raza”.
7. El aborto representa la máxima expresión de la liberación femenina, coaptada por constructos sociales.
Mentira. ¿Es liberación matar? ¿Es liberación acabar con la vida de un ser humano? Engañar a la mujer indicándole que el aborto es “su derecho” es violencia de género porque se le miente, se le induce a cometer un crimen, a llevar el peso de su decisión para toda la vida. Eso no es libertad, es coacción.
8. El aborto es necesario para una verdadera revolución sexual de liberación de la persona.
Mentira. La verdadera revolución sexual es aquella que nos lleva a respetar nuestro cuerpo y no venderlo al mejor postor (cualquiera, medios de comunicación, etc.). Lo que pasa es que los defensores del aborto no han indicado que la muerte de millones de niños y la vida de millones de mujeres destrozadas emocional y sicológicamente es el precio que debemos pagar como sociedad para llevar a cabo su ideario de sexualidad irresponsable, deshumanizada, carente de amor, sin razón de ser.
9. Nadie está obligado a abortar, así que ¿cuál es el problema?
Mentira. Cito textualmente a Benigno Blanco:
“Las leyes permisivas del aborto crean estructuras de violencia estructural sobre la mujer para que aborte que no existirían con carácter general si el aborto no fuese legal. Ésta es experiencia común en muchas mujeres que han abortado: no fueron libres, sino que acudieron al aborto presionadas por un entorno que sólo les ofrecía esa solución a sus problemas.
La legalización del aborto introduce en nuestro ordenamiento jurídico la violencia como forma legítima de resolver problemas, y esto afecta a toda la sociedad por el efecto pedagógico de las leyes.
El aborto legal supone que el Estado asume que no debe proteger la vida de un grupo de seres humanos, los no nacidos. Se degrada así el compromiso ético y humanista del Estado, la sociedad en su conjunto y el Derecho. Y esto siempre tiene consecuencias (negativas)”.
10. Los que están en contra del aborto son unos religiosos “cavernícolas”, “retrogrados” e “inquisidores”.
Mentira. Ese es el argumento (si se puede llamar así…) de quienes defienden el aborto. A lo largo de la historia de la humanidad han existido innumerables pensadores y científicos que han estado en contra del aborto y no necesariamente ligados a la Iglesia. Por ejemplo, como lo menciona Blanco, Hipócrates y Galeno, quienes vivieron muchos, pero muchos años antes de Cristo, establecieron que la ética médica impedía la práctica del aborto.
Ahora bien, de acuerdo con Trillo-Figueroa, es curioso que parte del feminismo radical (muy diferente al feminismo) y de la ideología de género, tan comprometidos con la causa abortista, tengan sus orígenes en el pensamiento de hombres como Money, Marx, Freud y Sartre, quienes lo hicieron a su acomodo.
¿No sería más fácil, en vez de mentir y engañar a las mujeres y la sociedad en general, que se promovieran planes de ayuda y asistencia que no impliquen la muerte? ¿La salida a las situaciones complejas es la muerte?
Insisto que desde la barrera los toros se ven dóciles, pero como sociedad debemos estudiar profundamente este tema. Pero con la verdad, de frente, con justicia, teniendo como premisa básica el respeto de la vida. Esa tarea está por realizarse.
Juan Camilo Díaz Bohórquez
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