El Papa a los filipinos de Roma: “Con la ‘oración del por qué’, sin pedir explicación, pedir que nuestro Padre nos mire”
Radio Vaticano / Rome Reports
La tarde de ayer, jueves 21 de noviembre, el Papa Francisco encontró en la basílica vaticana a la numerosa Comunidad filipina de Roma con ocasión de la bendición del mosaico que representa a San Pedro Calungsod (1654-1672), catequista católico filipino, mártir, proclamado santo por Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012. Luego de la ceremonia de bendición de la imagen del mártir filipino, se llevó a cabo una Celebración eucarística presidida por el Cardenal Luis Antonio Tagle, Arzobispo de Manila
.
El Obispo de Roma dirigió a los filipinos residentes en esta ciudad unas breves pero sentidas palabras recordando con emoción la catástrofe natural que ha devastado el centro de Filipinas, donde el tifón ‘Haiyan’ ha ocasionado casi 5 mil muertos y millonarios daños materiales.
Palabras del Papa Francisco a la Comunidad filipina en Roma
Agradezco a mi hermano, el Cardenal Tagle por la palabra llena de fe, llena de dolor, y llena de esperanza. En estos días, también yo estuve muy cercano a su pueblo, y he sentido que la prueba era fuerte, ¡demasiado fuerte! ¡Pero también sentí que el pueblo era fuerte! Aquello que dijo el Cardenal es verdad: la fe surge de las ruinas. La solidaridad de todos en el momento de la prueba. ¿Por qué suceden estas cosas? No se puede explicar. Hay tantas cosas que nosotros no podemos entender. Cuando los niños comienzan a crecer no entienden las cosas y comienzan a hacer preguntas al papá o a la mamá: “Papá, ¿Por qué…? ¿Por qué...? ¿Por qué…”. Los psicólogos lo llaman la edad de los “por qué”, la edad de los “por qué”, porque el niño no entiende… Pero si nosotros estamos atentos, veremos que el niño no espera la respuesta de su papá o de su mamá: otro porqué y otro porqué… el niño necesita en aquella inseguridad que su papá y su mamá lo miren. Necesita los ojos de sus padres, necesita el corazón de sus padres. En estos momentos de tantos sufrimientos no se cansen de decir: “¿Por qué?”, como los niños. Y así atraerán los ojos de nuestro Padre sobre su pueblo, atraerán la ternura del Papá del cielo sobre ustedes. Como hace el niño cuando pregunta: “¿Por qué…? ¿Por qué...?”. En estos momentos de dolor, esta fuerza sea la oración más útil: la oración del por qué. Pero sin pedir explicación, solamente pedir que nuestro Padre nos mire. También yo los acompaño a ustedes, con esta “oración del por qué”.