Esa “alma gallega” que advertimos en unos diálogos sentenciosos es aún −gracias a Dios− el alma del pueblo gallego; y, de alguna forma, también el alma de todos los pueblos
“¡Se Chove, que chova!” es un spot de supermercados ‘Gadis’ que ha conseguido más de 800.000 visitas en apenas dos semanas. Hace seis años grabaron el primer spot, “Vivamos como gallegos”. Fue un éxito rotundo, y el eslogan dio nombre a toda una campaña que rezuma optimismo, alegría, espíritu luchador… y amor a las propias raíces. (Algo de morriña no podía faltar).
Pero este último anuncio es especial. “Se chove, que chova” es un canto a la sabiduría ancestral. Toda la sabiduría del mundo se da cita en una simple peluquería, donde se reúnen unas abuelas muy simpáticas que desconocen lo que es Twitter e Internet, pero que saben las cosas que dan sentido a nuestra vida: las verdaderamente importantes, que se nos escapan por vivir en lo inmediato; las que hemos heredado de nuestros mayores, y que se nos olvidan porque no aprendimos a amarlas; las que alimentan nuestras raíces, porque somos parte de la tierra en que vivimos. Lo que somos y sentimos está impreso en nuestros bosques y terruños, y forjan nuestra primera identidad.
El anuncio, a la vez que sabiduría (nos ofrece verdades como puños), rezuma también emotividad y humor. Esa “alma gallega” que advertimos en sus diálogos sentenciosos es aún −gracias a Dios− el alma del pueblo gallego; y, de alguna forma, también el alma de todos los pueblos. Es hora de abandonar las preocupaciones, como sentencia la mayor de todas: “Si no me preocupa viajar por el espacio en una bola enorme a miles de kilómetros por segundo, entre meteoritos y basura espacial ¿me voy a preocupar por lo demás?”. Y añade otra: “¡Tanta preocupación, tanta preocupación! La gente seguirá conociéndose, enamorándose; seguirá abrazándose, quedando..., riendo...”.
La conversación se vuelve gozosa a la vez que profunda. Una joven peluquera no puede contenerse y llama a su novio, que es locutor de radio: “Carlos, esto es buenísimo. ¡Debes emitirlo!”. Y deja puesto el manos libres para que lo escuche. Así, ese diálogo sencillo, que sólo en las abuelas podemos aún escuchar, va a ser −sin que ellas lo sepan− el gran programa en ese día. Toda Galicia lo escucha embelesada
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¡Felicidades a todos! Y no lo olvidéis: “Si llueve,… ¡que llueva!”.