Quien sepa del contenido de la entrevista solo por las referencias periodísticas se puede haber llevado impresiones contradictorias
laiglesiaenlaprensa.com
El reto que plantea la entrevista es que se trata de un texto de 29 páginas que resulta complicado resumir en algunos párrafos o en un titular. De ahí que quien sepa de su contenido solo por las referencias periodísticas se puede haber llevado impresiones contradictorias
La entrevista del Papa Francisco a La Civiltà Cattolica ha despertado un gran interés, incluso entre personas habitualmente poco interesadas. Muchos diarios destacaron la noticia con amplitud en primera página. Parece claro que lo que el Papa está indicando con esta y otras intervenciones, y con sus gestos, es dónde hay que poner el acento, dónde están las prioridades para la Iglesia en el momento presente.
Uno de los pasajes que más me ha gustado de la entrevista es donde el Papa usa la metáfora del hospital de campaña:
«Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar por lo más elemental».
Me parece que se trata de una actitud elemental. En realidad, es lo que hace siempre un buen párroco. Mi impresión es que tal vez en el discurso público esa dimensión ha estado más bien ausente en los últimos tiempos, quizás vez porque se daba por supuesta o porque se pensaba que correspondía, precisamente, al plano personal. Las palabras del Papa muestran que hay que hacer presente esa dimensión esencial también en la esfera pública, en el debate y la discusión.
El reto que plantea la entrevista es que se trata de un texto de 29 páginas que resulta complicado resumir en algunos párrafos o en un titular. De ahí que quien sepa de su contenido solo por las referencias periodísticas se puede haber llevado impresiones contradictorias. En el fondo, algunas noticias acaban ofreciendo más información sobre quien escribe, sobre sus preferencias y aversiones, que sobre el tema. De ahí que a una comentarista se le haya ocurrido [en] aplicar a la recepción de la entrevista el esquema de la parábola del sembrador:
«Un Papa salió a dar una entrevista. Y mientras hablaba, algunas de sus palabras cayeron en los medios, y los pájaros las engulleron antes de que pudieran ser escuchadas. Otra parte de sus palabras cayeron en los que no entienden su contexto. Recibieron el mensaje con alegría, pero la primera vez se les ocurrió lo difícil que sería vivir con esas palabras, su entusiasmo se secó como plantita en una sequía...».