Somos Evaristo (mis amigos me llaman Varis) y mi mujer Josefina (Fina). Vivimos y trabajamos en Vigo: ella es directora de administración de una empresa de distribución de publicaciones y yo dirijo una oficina de banca privada
Dios nos ha regalado 7 hijos: el mayor, Pablo, tiene 16 años y la más pequeña, Carmen, 3. Fina y yo estamos muy contentos de pertenecer al Opus Dei. Cuando nos casamos compartíamos un proyecto: pasárnoslo bien educando en la fe a nuestros hijos.
¿Cómo conseguís sacar adelante a la familia con 7 hijos, trabajando fuera padre y madre y sin tener otras ayudas en casa?
Con mucha organización. Una familia se parece mucho a una empresa: en logística, recursos humanos, gestión de tesorería, adaptación al cambio, etc.
Fina entra a trabajar antes que yo, se levanta, va a Misa y luego al trabajo. Yo me quedo con la tropa y preparo los desayunos con pan que hacemos en casa. Tenemos una máquina de hacer pan que dejamos programada la noche anterior y al levantarnos, el pan está recién hecho. Sale muy rico y es muy económico pues compramos un saco de harina de 25 kilos por 14 € y por un euro un paquete de levadura en la panadería, que da para bastantes panes.
Antes de salir por la mañana dejamos la casa ordenada: cada uno hace su cama y ordena su habitación. Si nos da tiempo, sacamos del lavavajillas lo que hemos dejado por la noche lavando y metemos la loza del desayuno. Después empiezo la ruta, dejo a las niñas en el colegio Las Acacias y a los chicos en el colegio Montecastelo, y después me paso por el trabajo de Fina, que está muy cerca, y le cambio el coche. Siempre llevamos un juego de dos llaves cada uno. Por la tarde, ella sale antes, por eso necesita el monovolumen para recoger a los niños.
¿Conseguís estar todos juntos en algunos ratos? ¿Qué ventaja os reporta?
Los niños comen en el colegio, y nosotros en nuestros trabajos también de fiambrera, como ellos, así que el único momento que tenemos para estar juntos es el de la cena, y lo aprovechamos bien. Es un momento muy importante pues además de poder educar a los niños y enseñarles normas de comportamiento, sirve para escucharles, cuentan muchas cosas del día, anécdotas del colegio, preocupaciones, ilusiones, miedos, etc., que si estás atento te ayuda mucho en su formación.
Al acabar de cenar leemos el evangelio de la Misa del día y lo comentamos, así vamos conociendo cada vez más la vida de Jesús para poder imitarle. Después rezamos el Rosario y están los que quieren. En familia, a los niños les encanta participar: se distribuyen los misterios, las letanías, las oraciones finales, etc. Aprovechamos para encomendar a personas que lo estén pasando mal, con enfermedades, con alguna situación difícil, etc.
¿Cómo aprovecháis las excursiones y vacaciones para seguir educando a vuestros hijos?
Nos encanta viajar y hacer excursiones y, en nuestras posibilidades, hacemos muchas.
El desayuno y la cena lo hacemos siempre en casa y la comida suele ser de bocatas ya que aprovechamos para hacer excursiones por el día, Tenemos una nevera que llenamos de fiambre, yogures, queso, fruta y muchas barras de pan.
En Semana Santa solemos viajar siempre, aprovechamos para vivir una Semana Santa en familia acudiendo a procesiones, a los Oficios, velando al Santísimo el Jueves Santo y, al mismo tiempo, haciendo excursiones para conocer la zona. El año pasado estuvimos en un pueblo cerca de Granada y este año hemos estado en Játiva.
En verano salimos mucho en bici desde casa, lo pasamos fenomenal y es muy económico. Desde nuestra casa hay un paseo muy bonito que va por la costa hasta la villa de Bayona.
¿Es fácil que cada hijo asuma las tareas de la casa que le corresponden?
Lo que intentamos transmitirles es que sientan la satisfacción personal de hacer las cosas bien y por los demás, no tanto como una obligación rutinaria. Aquí creo que nuestro ejemplo es fundamental.
Los niños nos ayudan mucho sobre todo en fines de semana: cada uno tiene su encargo, aunque de lunes a viernes les ponemos pocos para que puedan estudiar. El fin de semana funcionamos como un verdadero equipo: poner la mesa, recoger, limpiar los zapatos, tender lavadoras, meter la loza en el lavavajillas, etc. son algunos de los encargos habituales.
¿Invitáis a comer o a cenar en casa a otros matrimonios?
Nos gusta mucho invitar a comer o a merendar a casa a matrimonios con hijos, para intercambiar experiencias y procurar hacer apostolado con el ejemplo de familia.
Yo le suelo decir a mis hijos que el verdadero lujo es tener hermanos y poder compartir y no una PlayStation. Fina y yo hacemos también muchos cursos de formación para padres en los que solemos participar como matrimonios encargados, así tenemos la oportunidad de realizar reuniones de grupo en nuestra casa con distintos matrimonios, lo que es muy enriquecedor.
¿Cómo procuráis formar a vuestros hijos en la sobriedad, en la templanza?
La crisis económica es una excelente oportunidad. Hemos eliminado el servicio doméstico, un canal de televisión de pago y hemos dejado de ser socios de un club social. Fina es muy buena haciendo la compra y aprovecha bien las ofertas. Con respecto a la comida, procuramos que los hijos disfruten con lo que toca, sin crearse necesidades. Por ejemplo, si compramos yogures son naturales o de algún sabor, pero no de todos los sabores, texturas y formas. Llevamos una hoja de cálculo excel de los gastos, que revisamos mensualmente para ver posibles desviaciones.
¿Qué ayuda os suponen las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia sobre la familia?
Vemos a la familia como la institución básica en la que se aprende toda la vivencia religiosa. En la familia se reza y se aprende a vivir la fe. Creemos que la familia se puede considerar como un escenario donde se transmite, conserva y perfecciona la vida de piedad y va formando modelos culturales y éticos que luego conformarán la sociedad. Una anécdota final: Con motivo de la fiesta de la Sagrada Familia de 2011, fuimos a una Misa por las familias a la catedral de Santiago. Catalina, que iba a cumplir 2 años, había pedido a los Reyes Magos “una cocinita”, vio que el Arzobispo que daba la comunión, a ella la bendijo sonriendo, a lo que respondió… sí, pero no te olvides de la cocinita.
Artículos relacionados
La tarea más importante de los padres (textos, historias y vídeos sobre la familia)Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |
El islam regresa a España |
El trabajo como agente de la transformación social según san Josemaría |