Con fuerza, Benedicto XVI alentó a los jóvenes a no tener miedo a plantearse "las preguntas fundamentales sobre el sentido y el valor de la vida"
Benedicto XVI invitó a los jóvenes de la diócesis de San Marino-Montefeltro a construir un mundo “más justo y solidario” dejándose iluminar por el misterio de Cristo, y a no ceder a lógicas “individualistas y egoístas”.
Después de una jornada de visitas, celebraciones y encuentros en distintas localidades de San Marino, el Papa llegó este domingo por la tarde a la pequeña localidad de Pennabilli donde mantuvo un encuentro con jóvenes en la plaza de la catedral.
«No temáis afrontar las situaciones difíciles, los momentos de crisis, las pruebas de la vida, porque el Señor os acompaña, está con vosotros”, afirmó el Pontífice.
Alentó a los jóvenes a crecer en la amistad con Cristo «a través de la lectura frecuente del Evangelio y de toda la Sagrada Escritura, la participación fiel en la Eucaristía como encuentro personal con Cristo, el compromiso dentro de la comunidad eclesial, el camino con un director espiritual válido».
«¡Dejad que el misterio de Cristo ilumine toda vuestra persona! —les invitó—. Entonces podréis llevar a los diversos ambientes esa novedad que puede cambiar las relaciones, las instituciones, las estructuras para construir un mundo más justo y solidario, animado por la búsqueda del bien común”.
«¡No cedáis a lógicas individualistas y egoístas!”, insistió, y recomendó el testimonio de jóvenes santos como santa Teresa del Niño Jesús, santo Domingo Savio, santa Maria Goretti, el beato Pier Giorgio Frassati y el beato Alberto Marvelli, originario de la región.
Búsqueda de la verdad
Ante los miles de jóvenes presentes, Benedicto XVI también se refirió al sentido de la vida, recordando la pregunta del joven rico del Evangelio: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?» (Mc 10,17).
«El hombre no puede vivir sin esta búsqueda de la verdad sobre sí mismo —qué soy, para qué debo vivir—, verdad que empuje a abrir el horizonte y a ir más allá de lo material», explicó el Papa.
Con fuerza, Benedicto XVI alentó a los jóvenes a no tener miedo a plantearse «las preguntas fundamentales sobre el sentido y el valor de la vida».
«No os quedéis en las respuestas parciales, inmediatas, ciertamente más fáciles en el momento y más cómodas, que pueden dar algún momento de felicidad, de exaltación, de ebriedad, pero que no dan la verdadera alegría de vivir», afirmó.
Y les animó a aprender «a reflexionar, a leer de modo no superficial, sino en profundidad vuestra experiencia humana».
«¡Descubriréis, con sorpresa y con alegría, que vuestro corazón es una ventana abierta al infinito! —aseguró—. Ésta es la grandeza del hombre y también su dificultad».
El Papa también alertó contra la ilusión de creer que «el progreso técnico-científico” puede proporcionar «de manera absoluta» «respuestas y soluciones a todos los problemas de la humanidad».
«En realidad, aunque eso hubiese sido posible, nada ni nadie habría podido borrar las preguntas más profundas sobre el significado de la vida y de la muerte, sobre el significado del sufrimiento, de todo, porque estas preguntas están inscritas en el alma humana, en nuestro corazón, y sobrepasan la esfera de las necesidades”, señaló.
«El hombre, también en la era del progreso científico y tecnológico —que nos ha dado tanto—, sigue siendo un ser que desea más, más que la comodidad y el bienestar, sigue siendo un ser abierto a la verdad entera de la existencia, que no puede detenerse en las cosas materiales, sino que se abre a un horizonte mucho más amplio».
«El riesgo es siempre el de permanecer prisioneros en el mundo de las cosas, de lo inmediato, de lo relativo, de lo útil, perdiendo la sensibilidad para lo que se refiere a nuestra dimensión espiritual», destacó.
Sin «despreciar el uso de la razón» o «rechazar el progreso científico», concluyó Benedicto XVI, se trata de «comprender que cada uno de nosotros no está hecho sólo de una dimensión "horizontal", sino que comprende también la "vertical"».
Y añadió: «Los datos científicos y los instrumentos tecnológicos no pueden sustituir al mundo de la vida, a los horizontes del significado y de la libertad, a la riqueza de las relaciones de amistad y de amor».
Tras su encuentro con los jóvenes, el Papa volvió a Roma en helicóptero, después de un día de visita pastoral a la República de San Marino.
Texto completo del discurso del Papa a los jóvenes de San Marino-Montefeltro
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