Alexander Havard impartió la conferencia inaugural en el congreso UNIV 2011
Alexander Havard animó a los jóvenes universitarios a no tener miedo de formar parte de una «cierta aristocracia que basa su actuación en las virtudes, en los talentos, y en buscar el beneficio de los demás y no de uno mismo»
VIDEO:" target="_blank">El Congreso UNIV "endulza" la audiencia general
Los universitarios que han acudido durante la Semana Santa a Roma para participar en el congreso UNIV 2011 acudieron en el Palacio del Apollinare a la conferencia inaugural impartida por el profesor Alexander Havard, experto en cursos de liderazgo.
Durante su intervención Havard explicó que durante años estuvo investigando para determinar cuáles eran las virtudes más importantes que necesita un líder y que tras muchos años buscando y trabajando con empresarios de Francia, Estados Unidos, Finlandia y Rusia llegó a la conclusión de que la característica más importante para ser lidership es la magnanimidad.
El profesor, que actualmente trabaja en Moscú explicó que la magnanimidad es tener grandeza en la visión que uno tiene de sí mismo. En este sentido, advirtió que el problema no es que las personas se sobreestimen a sí mismas porque en la sociedad actual al haber renunciado a la dimensión trascendente del hombre tendemos a subestimarlos.
Havard alertó del peligro de caer en el individualismo que lleva a despreciar a los demás y no valorarlos tal y como son, sino por debajo de sus capacidades. La deriva de la sociedad actual ha llevado a las personas a situarse en el centro e ignorar a los demás.
El profesor animó a los jóvenes universitarios a no tener miedo de formar parte de una «cierta aristocracia que basa su actuación en las virtudes, en los talentos, y en buscar el beneficio de los demás y no de uno mismo». Hace falta mucha humildad para tener esa grandeza. El magnánimo tiene la humildad de trabajar contando con los demás.
Para adquirir esa virtud de la magnanimidad que caracteriza a los verdaderos líderes Havard explicó que hay tres pasos muy importantes que se deben afrontar. En primer lugar hay que conocer los propios talentos. Hay que saber en qué somos buenos. En segundo lugar hay que actuar sin tener miedo de cometer errores. Y por último hay que decidir a qué personas debo dedicar tiempo, quienes son los autores que me aportan grandeza y me llevan belleza, de obrar pensando en los demás.
En este sentido, señaló que los cristianos tienen la ventaja de construir esta virtud sobre unos principios que ayudan a desarrollar el talento de la magnanimidad y de otros talentos importantes para el liderazgo concebidos como un servicio para los demás y no sólo al servicio de uno mismo.