Tal vez el nombre elegido y sus primeros pasos como Francisco I dan alguna pista
Las Provincias
¿Por qué ha sido elegido Papa el cardenal Bergoglio? Es obvio que se cruzarán motivos varios. Tal vez el nombre elegido y sus primeros pasos como Francisco I dan alguna pista
Ha afirmado el cardenal Dolan que ha tomado ese nombre en atención a san Francisco de Asís. El resto de lo que gratamente hemos podido comprobar nos conduce al camino de la humildad, de la sencillez. Un hombre con fama de rezador, bien preparado y humilde, sencillo. Todas sus actitudes son naturales, impropias de quien se pensara posando.
Mentiría si dijera que conozco bien sus libros, homilías y mensajes, pero pienso que se puede afirmar con su lectura que ese modo de ser llano no tiene nada que ver con la blandenguería en la enseñanza o en el gobierno. Si leemos, por ejemplo, su último mensaje de Cuaresma, nos encontramos con estas palabras: "Convivimos con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos en tantos países del mundo. Convivimos con la envidia, el odio, la calumnia, la mundanidad en nuestro corazón. El sufrimiento de inocentes y pacíficos no deja de abofetearnos; el desprecio a los derechos de las personas y de los pueblos más frágiles no nos son tan lejanos; el imperio del dinero con sus demoníacos efectos como la droga, la corrupción, la trata de personas −incluso de niños− junto con la miseria material y moral son moneda corriente. La destrucción del trabajo digno, las emigraciones dolorosas y la falta de futuro se unen también a esta sinfonía. Nuestros errores y pecados como Iglesia tampoco quedan fuera de este gran panorama".
No le falta energía ni claridad, como tampoco la olvidó para dirigirse al gobierno argentino acerca de problemas morales como el del matrimonio homosexual, o cuando se ha referido a temas candentes: eutanasia, aborto, etc. En la reunión de obispos americanos en Aparecida se refería al sacramento de la Eucaristía en estos términos: "Debemos atenernos a la 'coherencia eucarística', es decir, ser conscientes de que no pueden recibir la sagrada comunión y al mismo tiempo actuar con hechos o palabras contra los mandamientos, en particular cuando se propician el aborto, la eutanasia y otros delitos graves contra la vida y la familia. Esta responsabilidad pesa de manera particular sobre los legisladores, gobernantes y los profesionales de la salud".
Conocida y vivida es su trayectoria para mostrar la doctrina social de la Iglesia. Una sola muestra tomada de un Seminario de Políticas Públicas, con participación de muchos personajes conocidos: la intervención más sonada fue la del cardenal, que criticó la situación por la que atravesaba Argentina, reprochando al Gobierno lo que él consideraba como una falta de acción para frenar la pobreza en su país, situación que sería "inmoral, injusta e ilegítima", al ocurrir en una nación que posee las condiciones económicas necesarias para evitar esos daños. "En lugar de eso, pareciera que se ha optado por agravar más las desigualdades", opinó el entonces primado de la Iglesia católica argentina, para quien "los derechos humanos se violan no sólo por el terrorismo, la represión y los asesinatos, sino también por estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades".
Dije al principio que Francisco I tiene fama de rezador, de hombre piadoso. No hace mucho −creo que en 2012−, publicó el libro "Mente abierta, Corazón creyente". Una recensión del momento decía así: La obra se divide en cuatro partes que guardan una unidad, fundamentada en los ejes de la fe y la oración, y cada una de sus páginas −se asegura− invita a reflexionar, a rezar, a detenerse, a mirar la propia vida en silencio, en soledad, en comunidad o frente al Santísimo. Buena tarjeta de presentación para quien llega al pontificado en el Año de la Fe. A lo largo de su vida hay muchas referencias a ese camino de fe y oración fraguados en el silencio elocuente de la comunicación con Dios, la tarea más alta a realizar por el ser humano. Sí, se puede hablar con Dios, es necesario escuchar en calma el susurro o quizá los gritos silenciosos de Dios. Todo un síntoma: su primera visita ha sido para la Virgen, Salus Populi Romani.
No es el hombre que estudie los detalles de cara a la galería: Una vez elegido y presentado a los fieles, vuelve a la hospedería cardenalicia de Santa Marta en el mismo autobús que los cardenales, y a la vuelta de la estancia en Santa María Mayor, se detiene en su lugar de hospedaje previo al cónclave para recoger sus efectos personales y pagar.
Son cuarenta días −dijo de la Cuaresma− para que nos convirtamos hacia la santidad misma de Dios; nos convirtamos en colaboradores que recibimos la gracia y la posibilidad de reconstruir la vida humana para que todo hombre experimente la salvación que Cristo nos ganó con su muerte y resurrección. Junto a la oración y a la penitencia, como signo de nuestra fe en la fuerza de la Pascua que todo lo transforma, también nos disponemos a iniciar igual que otros años nuestro “Gesto cuaresmal solidario”. Casi un programa.