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La fe del nuevo Papa buscará cuidar fielmente todo lo que Jesucristo ha dejado a su Iglesia a través de los Apóstoles y a quienes le han sucedido con fidelidad; una fe que se ha custodiado a lo largo de sus casi dos mil años de existencia
Muchos católicos, y muchas otras personas, se preguntan en estos días quién y cómo será el próximo Papa o cómo debería ser el "líder" de la Iglesia Católica. Para los cristianos corrientes no dejan de ser preguntas interesantes, aunque poco podamos hacer por resolverlas. Los que seguramente sí están preocupados son los 115 cardenales electores, a quienes les corresponde la gran responsabilidad de elegir al sucesor de Benedicto XVI.
¿Qué aspectos de su ‘curriculum vitae’ tomarán en cuenta los cardenales para decidir su voto? ¿La capacidad de comunicación, tan destacada en Juan Pablo II? ¿La sabiduría y cultura teológicas, características de Benedicto XVI? ¿La cantidad de idiomas que maneje? ¿Buscarán un buen administrador?
Sobre este punto, en 1997 el entonces cardenal Ratzinger dijo a un periodista: «Los cardenales −y esto lo sé con seguridad− sólo se plantearían quién es la persona más idónea, sin importarles ni el color de la piel ni su país de origen».
Hoy, cuando la mayoría de los electores han sido nombrados por él, y cuando los otros restantes formaron parte del último cónclave, que lo eligió con dos tercios de los votos, no cabe pensar que el criterio de elección vaya a ser distinto.
El cónclave comenzará cuando a la hora señalada los cardenales se dirijan en solemne procesión hacia la Capilla Sixtina invocando, con el canto Veni Creator, la asistencia del Espíritu Santo. Seguramente todos querrán ser suficientemente inspirados para descubrir quién es el elegido de Dios. En cualquier organización humana, prestar atención a los soplos del Espíritu puede parecer por lo menos extravagante, pero en la Iglesia es imprescindible.
Por esto, no es arriesgado afirmar que los electores prestarán atención en primer lugar a la fuerza de la fe del candidato. Entonces podemos preguntarnos cómo debería ser la fe del nuevo Papa: ¿progresista, para que dé paso a los deseos tan comentados por la prensa de cambios, especialmente en materia de moral sexual? ¿Conservadora?
¿Qué necesita la Iglesia? La Iglesia necesita un Papa que sea fiel a la fe católica. La Iglesia sólo tiene sentido si es para transmitir la luz de la fe que enseñó Jesucristo. Para las cuestiones terrenales ya existen los Estados, los partidos políticos y las mil y una instituciones económicas, culturales, deportivas, etcétera.
Lo que nos interesa a los católicos es que el Papa nos enseñe y recuerde verdaderamente la doctrina del fundador de nuestra Iglesia. Queremos conocer el camino para salvarnos, para irnos al Cielo y ser felices, bienaventurados, como nos manifestó Jesús.
Para un Papa no parece que cuenten mucho los calificativos de conservador o progresista. En los últimos decenios se ha presentado al catolicismo en un marco histórico dividido entre "buenos liberales" y "perversos conservadores".
El problema de una religión liberal es que corre serios riesgos de no ser la religión revelada, es decir lo que Cristo enseñó, para convertirse en una religión "a la carta", con argumentos como "me gusta", "me cae bien", pero sin la seguridad de que aquello realmente me haga mejor, ni que me salve. A algo de esto se refería Jesucristo cuando animaba a entrar por la puerta adecuada, aunque sea angosta, «porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella» (Mateo 7, 13).
La fe del nuevo Papa buscará cuidar fielmente todo lo que Jesucristo ha dejado a su Iglesia a través de los Apóstoles y a quienes le han sucedido con fidelidad; una fe que se ha custodiado a lo largo de sus casi dos mil años de existencia. No podría ser de otra manera si quiere seguir siendo la Iglesia Católica. Esta custodia fiel del llamado "depósito de la fe", no impedirá al Papa seguir buscando nuevos modos de transmitirla de manera más eficaz, tal como se lo propuso el concilio Vaticano II, para que nos transforme y mejore.
Aunque la elección del Papa corresponda al colegio de cardenales, los demás católicos también podemos rezar al Espíritu Santo para que inspire eficazmente a los miembros del cónclave y al futuro Romano Pontífice, a quien ya queremos y respetamos, sea quien sea.
Patricio Olmos es Vicario del Opus Dei en Rosario (Argentina)
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