Existe una divergencia entre el punto de vista de quienes hacen los periódicos y el de la gente, sobre todo en cuestiones de fe
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Existe una divergencia entre el punto de vista de quienes hacen los periódicos y el de la gente, sobre todo en cuestiones de fe
El fin del pontificado de Benedicto XVI es una ocasión para hacer balance y aventurar en qué dirección debería ir la Iglesia en el futuro. Entre los análisis publicados en medios occidentales se suele subrayar la necesidad de que la Iglesia modifique algunas de sus enseñanzas para ajustarlas mejor a la sensibilidad actual. Esos cambios se ofrecen como un dato de hecho ampliamente compartido.
El Pew Research Center de Estados Unidos ha publicado hoy una encuesta en la que se dice que el consenso a favor de Benedicto XVI es del 74% entre los católicos norteamericanos. Pero lo más interesante es que muestra que algunas de las propuestas que se presentan como muy respaldadas por la gente, en realidad no lo son tanto. “¿Debería el nuevo Papa mover la Iglesia en nuevas direcciones o mantenerse en las tradicionales?”, se pregunta a los encuestados. El 46% del total de católicos norteamericanos ha respondido que es preciso moverse en nuevas direcciones (ese porcentaje baja al 35% si se cuentan solo los católicos que van al menos una vez a misa a la semana).
La sorpresa viene cuando se desciende un poco más a lo concreto: el 19 de ese 46% (es decir, el 8,7% del total de católicos) afirma en general que la Iglesia tiene que ser “más moderna”. Si se va a temas que ocupan páginas y páginas de los diarios, resulta de la demanda en mucho más modesta de lo que parece. Por ejemplo, está a favor de la abolición del celibato sacerdotal solo el 6,4% de los católicos USA (el 14% de los que respondieron afirmativamente a la necesidad de cambio); mientras que el 4,1% (9% de los favorables al cambio) apoyan la ordenación de mujeres, el mismo porcentaje de quienes piden que se acepte el matrimonio entre personas del mismo sexo. Los porcentajes disminuyen todavía más entre los que dicen que habría que aceptar la contracepción (3,2% del total) o ser menos estrictos en materia de aborto (0,46% del total).
No pretendo dar a estos datos más valor del que tienen, una fotografía temporal que depende también del modo en que se formulan las cuestiones. Pero me parece interesante constatar que −como se afirma desde que se publicó el famoso libro The Media Elite− existe una divergencia entre el punto de vista de quienes hacen los periódicos y el de la gente. Sobre todo en cuestiones de fe.