Jaime quiso animar a los residentes a comenzar a cambiar su vida desde su propia realidad, a salir de su comodidad (zona de confort), para abrirse decididamente a los demás
El pasado 13 de noviembre invitamos a Jaime Nubiola, Catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra, para dar una charla coloquio a nuestros residentes. El título fue “Crecimiento personal como líderes”.
En primer lugar, Jaime preguntó a los residentes cuál era el problema más acuciante para la gente joven. Ofrecieron respuestas de todo tipo (superficialidad, falta de compromiso, etc.), pero Jaime enseguida nos persuadió de que el problema que más angustia a muchos jóvenes en todos los países es el de una dolorosa sensación de soledad que tiene como anverso el aburrimiento que les lleva a consumir durante horas series de Netflix o redes sociales.
Recordó luego unas palabras de Steve Jobs en la commencement address de Stanford en el año 2005:
Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón e intuición.
Posteriormente recalcó la necesidad de atreverse a pensar y a expresarse para ser protagonista de la propia vida.
Seguidamente nos contó lo que aprendió de una estudiante de Economy, Leadership and Governance en su Universidad a la que le preguntó qué era un líder. Ella le contestó: «El buen líder es superexigente consigo mismo y superafectuoso con los demás». Para Jaime esta definición dio en el clavo.
Posteriormente eligió a uno de los residentes para leer una cita atribuida al sufí Baayazit que encontró hace años en alguna publicación de Tony de Mello o de Paulo Coelho y que le impresionó mucho:
De joven yo era revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: “Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo”. Cuando me hice adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: “Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entren en contacto conmigo, aunque solo sea mi familia y mis amigos; con esto me doy por satisfecho”. Ahora que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente: “Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo”. Si yo hubiera orado así desde el principio, no habría malgastado mi vida.
Con ese texto, Jaime quiso animar a los residentes a comenzar a cambiar su vida desde su propia realidad, a salir de su comodidad (zona de confort), para abrirse decididamente a los demás.
Jaime siguió hablando de la expresión que utilizó el papa Francisco en Cuba: “la revolución de la ternura”:
Decir que la ternura es revolucionaria no significa que a base de besos y caricias puedan resolverse todos los problemas, pero sí, de alguna manera, que aquellos que más nos afectan tienen de ordinario que ver con nuestra relación con quienes tenemos a nuestro lado, nuestros próximos, parientes, colegas, vecinos. Y en estos casos, aplicando una ternura inteligente pueden cerrarse heridas a nivel familiar, pueden pensarse mejor las relaciones laborales para minimizar los conflictos y puede aminorarse la beligerancia social. Nos enternecemos porque amamos y la revolución de la ternura se nutre del amor.
Dejó claro después qué es para él la amistad haciendo referencia a su buen amigo Ricardo Yepes: la amistad es “benevolencia recíproca dialogada”. Para Jaime, los tres términos de esta definición son relevantes:
1) Importa el quererse desinteresadamente.
2) Afecto mutuo: no cabe una amistad “platónica”.
3) La comunicación y la conversación son esenciales. No hace falta proximidad física, puede ser internet, el teléfono o −como se hacía antes− las cartas, pero si se interrumpe la comunicación por un largo tiempo se desvanece la amistad, aunque subsista el afecto. La amistad se nutre de cotidianeidad.
La tertulia terminó con un turno de preguntas donde el invitado respondió a temas como los 3 consejos para estudiantes de 1º (ir a todas las clases; hacer amigos; tratar a los profesores) o una reflexión de cómo debe ser la universidad del siglo XXI.
Danny Prol, en cmupedralbes.es
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