Pudor es una palabra que proviene del latín y que hace referencia al recato, la modestia, la vergüenza y la honestidad.
En la antigüedad, el término también se usaba para nombrar al mal olor, pero dicha acepción ha quedado en desuso.
Pudor. El pudor suele estar vinculado al recato referente a la sexualidad. Constituye, por lo tanto, un elemento de la personalidad que intenta proteger la intimidad. Aquello que da pudor es algo que no se quiere mostrar o hacer en público.
Por ejemplo: “No voy a utilizar esa malla, me da mucho pudor”, “La novia de Juan Pablo no tiene pudor, ¿cómo puede usar una pollera tan corta?”, “Los fotógrafos retrataron a la pareja de actores besándose apasionadamente en el parque, sin ningún pudor”.
Además de todo lo expuesto es interesante establecer que, en gran medida, el pudor está muy relacionado con lo que serían las convicciones de la sociedad de cada momento. Así, por ejemplo, durante el Imperio Romano, los señores en muchas ocasiones no dudaban en realizar sus acuerdos o negocios mientras estaban haciendo uso de las letrinas. No sentían pudor. No obstante, esa actitud en la actualidad es absolutamente impensable.
De la misma forma, ese pudor ha ido cambiando de manera radical en lo que respecta al propio cuerpo. Así, durante el siglo XVIII se consideraba que no era educado el desnudarse delante de otras personas, sin embargo, no se sentía ningún tipo de pudor al hacerlo ante los criados. Y hoy son muchas las personas que, por ejemplo, no tienen ningún tipo de pudor de hacer top-less en la playa o de acudir a una cala nudista.
En este sentido, además es curioso resaltar que históricamente se ha manifestado además que la mujer ha mostrado más pudor en lo que respecta al cuerpo y el hombre, por el contrario, en lo que se refiere a sentimientos. Algo que, desde luego, ha estado marcado por las imposiciones de la sociedad de cada momento.
De esta manera, y lamentablemente en muchos países islámicos, se establece que cualquier fémina tiene que ser pudorosa y no mostrar ningún centímetro de su cuerpo. En el caso opuesto, aunque parece ser que va cambiando, se establecía que los hombres no podían llorar pues eso les restaba carácter y masculinidad.
La experimentación del pudor no es igual en todas las personas. Los sujetos más recatados sentirán pudor por diversas cuestiones que, en otros casos, no generarían vergüenza o incomodidad. Una determinada vestimenta o un cierto comentario son ejemplos de cosas que pueden dar pudor a algunos y resultar indiferentes a otros.
Un hombre que habla sobre su vida sexual frente a una gran cantidad de personas no tiene pudor. Esa misma situación, en cambio, puede resultar traumática para otro sujeto y hasta reflejarse físicamente (la piel se sonroja, tartamudez, sudoración de las manos, etc.).
Pudor también es el título de la primera película del español Tristán Ulloa, que se basa en una novela del autor peruano Santiago Roncagliolo. Dicho filme fue nominado a la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga.