La renta básica (RB) no tiene ideología porque no es una persona. Tiene defensores de izquierdas y de derechas.
La renta básica (RB) no tiene ideología porque no es una persona. Sentada esta trivialidad, la pregunta del título es utilizada en muchos foros para abordar la extraña evidencia de que la RB tiene defensores de izquierdas y de derechas. Veamos de cerca la cuestión.
Muy recientemente, el catedrático de ciencias de la conducta Daniel Nettle escribía en un largo e interesante artículo que los defensores de izquierda defienden la RB porque hace el sistema de bienestar más humano y menos condicional y se asocia con el tradicional ideal socialista de la justicia social y la igualdad. También, añadía, los defensores de derecha de la RB lo son porque simplifica mucho el Estado y evita el control sobre nuestra vidas. Creo que la cuestión así expuesta, y aunque aborda indudables puntos de interés, descuida aspectos esenciales para entender las diferencias de las propuestas de la RB hechas por autores y autoras de derechas y los que provienen de las izquierdas. ¿Cuáles son estos aspectos?
“El 20% oficialmente más rico de la población transfiere parte de su renta al 80% restante”.
Una renta básica puede ser financiada de varias maneras. La diferencia entre las propuestas de izquierdas y las de derechas se determina fácilmente, preguntándose por quién sale beneficiado y por quién sale perjudicado. En términos puramente monetarios, claro. Una propuesta de izquierdas supone una reforma fiscal progresiva, que implica una gran redistribución desde los ciudadanos más ricos hacia el resto de la sociedad. Más concretamente, en los diversos trabajos en los que he participado con Jordi Arcarons y Lluís Torrens, el 20% oficialmente más rico de la población transfiere parte de su renta al 80% restante. A su vez, el índice de Gini corrobora con una clara disminución lo anterior, es decir, una gran redistribución de la renta de los más ricos al resto.
Las propuestas de financiación de derechas se apartan mucho de esta forma de financiación. Cualquier RB que propone la derecha contempla el desmantelamiento con mayor o menor intensidad del Estado del bienestar. Y en algunos casos se trata pura y simplemente de una transferencia de riqueza de la mayoría de la sociedad a la minoría rica. Que algunos economistas de derechas sean ostensiblemente defensores de la RB ha hecho que algunos críticos de izquierdas no distingan el grano de la paja.
“Para los defensores de izquierdas, la RB podría, y debería, implicar más y mejores servicios públicos”.
Para los defensores de izquierdas, la RB podría, y debería, implicar más y mejores servicios públicos. Ante las discusiones que pueden confundir a más de uno sobre la “ideología” de la RB, la Red Global de Renta Básica -BIEN por sus siglas en inglés-, que fue fundada en 1986 y ahora tiene secciones en cada continente, se vio obligada a despejar dudas. Así, en una resolución aprobada en la Asamblea General en Seúl de 2016 dejó clara su versión de la RB:“estable en cantidad y frecuencia y lo suficientemente alta como para ser, en combinación con otros servicios sociales, parte de una estrategia política para eliminar la pobreza material y posibilitar la participación social y cultural de cada individuo. Nos oponemos a la sustitución de derechos o servicios sociales si esa sustitución empeora la situación de personas relativamente desfavorecidas, vulnerables o de ingresos bajos.”
Los defensores de izquierdas de la RB también entienden que aumentaría el poder de negociación de los trabajadores. Cuando la relación laboral es tan institucionalmente asimétrica que los contratos entre una multinacional o gran empresa y cualquier trabajador toman legalmente a ambas partes como “iguales”, no es complicado ver cómo una RB mejoraría la posición de la parte más vulnerable, que al menos tendría un ingreso por encima del umbral de la pobreza sobre el que apoyarse.
“La RB sería una medida propia de la política económica pero no una política económica por sí sola”.
Pero lo que me parece también decisivo es que la RB sería una medida propia de la política económica pero no una “política económica” por sí sola. La diferencia entre las propuestas de RB de izquierdas y de derechas también se hace evidente por la cantidad y tipo de medidas adicionales de política económica que se proponen respectivamente.
Así que la diferencia de las propuestas de RB defendidas por las izquierdas y por las derechas es básicamente la respuesta a esta pregunta: ¿quién gana y quién pierde?