...atrevámonos a Dar, por la conciencia de que todos somos hermanos e hijos del mismo espíritu, hijos del mismo Dios.
El atributo más importante de Dios es... la Misericordia, (que está por encima de la Justicia y matiza la virtud del Amor).
El atributo más importante del hombre es... Dar... y Darse a los demás. Dar, porque es el fruto de la conciencia despierta y la libre voluntad, que se desarrolla como consecuencia del Amor Trascendente.
El Dar del que hablo, es un Dar que está por encima de la filantropía que en algunos casos surge de la ética y las buenas intenciones, pero no está anclada en lo trascendente, y muchas otras veces, busca los reflectores, y con ello ya recibe su pago y recompensa.
Es un Dar que está por encima del solamente ayudar a los demás. El Dar del que hablo, es el que parte de la conciencia trascendente y con ese fundamento busca ayudar, pues en esencia todos somos Uno, todo está interconectado, todos somos parte de la misma esencia, y por ello todos somos hermanos en el espíritu, porque todos somos hijos de Dios y por ello todos somos hijos del mismo cuerpo, y cualquier daño que se le haga a ese cuerpo afectará tarde o temprano al resto del cuerpo.
En el Dar del que hablo, la mano izquierda no sabe lo que hace la derecha... y Dios presente en todas partes, lo agradece y lo recompensa al ciento por uno.
No hay opción en el Dar, pues Dar es el Camino.
Debemos darnos cuenta que somos corresponsables de toda la miseria que existe en el mundo, y toda esa miseria tarde o temprano se vuelve contra nosotros, como está pasando ahora mismo.
Nuestros gobiernos son capaces de invertir Billones de dólares para apoyar a los poderosos, que quebraron en las crisis, y no son capaces de invertir unos cuantos miles de millones, en alimentos y educación ayudando a los más necesitados; y nosotros no decimos nada, por eso somos también corresponsables.
Muchas veces me da tristeza, y también coraje, cuando veo que salen esos ¨Gurus¨que tratan de descubrir el verdadero gran secreto, oculto por miles de años) y que ahora promete dar la felicidad a todos los que lo compran, para que en 48 horas les cambie su vida, su suerte y les de la felicidad.
Cuando analizo esos libros, me da mucha tristeza ver cómo la gente los lee y los disfruta y se convence que lo que hay ahí es verdadero; a veces me dan ganas de regañarles y decirles que se den cuenta, que lo que está ahí es tan solo una vil copia de lo que en esencia dice... La Biblia y sin embargo, si les digo que lean la Biblia, tal vez la rechazarían.
Si en verdad quieren tener en su poder un libro místico, si quieren tener un libro verdaderamente "mágico", poderoso, y que les puede dar todos los fundamentos básicos, fundamentales y elementales para ser plenamente felices, compren y lean, analicen y descubran: La Biblia.
Todo lo que hagas por aquellos de mis hermanos más pequeños, a mí me lo haces, al que diere aunque fuera un solo vaso de agua, no quedará sin recompensa. Mt 10, 42. todo lo que des o hagas por los demás te lo recompensaré al ciento por uno.
Cada una de estas frases tiene una mística y espiritualidad verdaderamente profundas. "Hay que Dar hasta que duela", decía La Beata Teresa de Calcuta. Cuando damos con conciencia trascendente, porque somos todos hermanos e hijos de Dios, eso tiene una fuerza capaz de cambiarlo a uno por dentro, y capaz de cambiar este mundo.
El mundo material está regido por leyes espirituales, y por círculos que se tienen que completar. Si das, recibes más, para que puedas seguir dando, si te anclas en lo material, te atoras y no puedes seguir evolucionando espiritualmente. Si no das, te bloqueas y retrocedes en tu proceso evolutivo espiritual. Por eso, sólo Dar es el camino, y en esa acción trascendente existe todo un misterio y misticismo, capaz de sacar este mundo adelante.
Quiero repetir esta frase porque en ella se encierra el gran secreto que puede cambiar este mundo...
Todo lo que hagas por cualquiera de mis hermanos más pequeños, a mí me lo haces (Cfr. Mt 7, 12-13)... y yo te lo regresaré al ciento por uno.
Este mundo está dirigido por La codicia, que proviene de la ceguera y del analfabetismo espiritual, y lleva a no reconocer la esencia del hombre.
En esta civilización, que nos ha tocado vivir, funcionamos en base a un sistema en el cual todo se regula con el dinero; y esto ha hecho que el dinero en vez de ser solamente un medio de intercambio del producto del trabajo o del servicio de los hombres, se haya convertido en un objetivo. Y esto es, en sí, una aberración.
El dinero está manejado por diferentes tipos de grandes y globales instituciones financieras, exponentes máximos de la codicia del hombre.
Muchas de estas instituciones no son productivas, sino especulativas. Es dentro de esas estructuras donde se generan las actividades, inventos y productos sin límites de codicia que después se trasladarán a nuestra sociedad; lo que a la postre provoca las grandes crisis financieras que hemos estado viendo y seguiremos viendo cíclicamente en el futuro, porque no hay una conciencia trascendente que las regule.
Las instituciones financieras del futuro deberían ser instituciones sin ánimo de lucro, o cuando menos no especulativas, sólo prestadoras de servicio. En un mundo capitalista, regido por el dinero, el que controla el dinero controla el mundo; si no controlamos al que controla el dinero, éste nos controlará a nosotros. Y aunque se le pongan algunas limitantes, con el tiempo encontrará la forma de sortearlas porque tiene el poder para hacerlo.
El único objetivo de las instituciones financieras del futuro, sería el de ser proveedoras de dinero y no de especulación. El dinero debe ser solo el instrumento, el medio y la herramienta de intercambio de todos los productos, bienes y servicios sociales que produce el hombre para cubrir sus necesidades.
Todo esto debe tener la finalidad de llevarlo a desarrollar la parte más importante de todas que es la del Conocimiento humano y sobre todo Trascendente para que así llevarlo a evolucionar y de ese modo vayamos descubriendo y entendiendo como funcionan las Leyes en el mundo espiritual, para que la gruesa capa que separa las leyes terrenas de las Leyes espirituales se vaya haciendo cada vez más delgada, y nos ayude a interactuar mejor en este mundo material.
En un mundo cada día más pequeño y más complejo por la interrelación del comercio y la geopolítica globales, corremos cada vez mayor riesgo de sufrir crisis, cada vez más grandes y complejas, debido a los movimientos económicos, políticos, sociales o militares que se desarrollan a nivel internacional o mundial, manejados o impulsados por los diferentes grupos de poder.
Tenemos que empezar a cambiar y Darnos y Dar, por la conciencia trascendente de que queremos ayudar a los demás, y darnos cuenta de que hay una ley espiritual, que dice, que lo que demos se nos regresará al ciento por uno, (Cfr Mt 19, 29).
Si empezáramos todos a Dar sin miedo, con prudencia, pero sin miedo, cada uno según sus posibilidades, hasta que doliera, recibiríamos también hasta que nos asombrara recibir tanto, y este mundo entraría en una espiral positiva y de abundancia, como nunca habríamos visto en la historia de la humanidad.
Atrevámonos a Amar, atrevámonos a entregarnos a los demás, atrevámonos a Ser, antes que a tener, atrevámonos a Dar, por la conciencia de que todos somos hermanos e hijos del mismo espíritu, hijos del mismo Dios. Cada uno en la medida de sus posibilidades, por pobre que sea, tiene que Dar; no es importante el monto, la cantidad, pues cada uno lo debe de hacer según sus posibilidades, sino la mística de dar, la acción trascendente de Dar, fundamentada en la conciencia del Amor a Dios y desde ese Amor, en la vocación de servicio a los demás.
Y en verdad, abriremos las puertas del Cielo aquí en la tierra, y llegaremos a lo que el Papa Pablo Vl expresó como "La Civilización del Amor", donde les puedo garantizar que nadie pierde y todo el mundo gana.
José Luis Pérez Gallego, en es.catholic.net
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