Un cinismo vergonzante que se presenta con aires de compasión y la realidad es, por el contrario, un desprecio a la vida de los más débiles, una actitud inhumana, egoísta, materialista y atea
La aprobación de la mal llamada eutanasia −porque una muerte indigna no puede ser una buena muerte− es uno de los días más tristes en la historia reciente de España, un bochorno, un escándalo, una muestra de la deformada conciencia moral de los que la han aprobado, un cinismo vergonzante que se presenta con aires de compasión y la realidad es, por el contrario, un desprecio a la vida de los más débiles, una actitud inhumana, egoísta −no quieren saber nada del que sufre− materialista −menos gastos en pensiones− y atea.
Esta ley ha coincidido con la fiesta de San José. Una coincidencia de mal gusto. San José tuvo que proteger al Niño Jesús porque Herodes le buscaba para matarle. La escena sigue siendo actual. Hoy hay que protegerse también de legisladores que se muestran incapaces de amar, a los que les sobran los discapacitados, los enfermos, los ancianos... Los responsables de esta ley han perdido toda credibilidad moral, no son dignos de desempeñar el cargo que ocupan.
Los responsables de los partidos que se han opuesto, además de tramitar los recursos necesarios para la inconstitucionalidad de esta ley, deberían manifestar públicamente que derogarán dicha ley en cuanto que lleguen al gobierno. Hoy es un día triste, que hay que borrar cuanto antes.