El Papa Benedicto XVI pide la unión de musulmanes y cristianos para lograr la paz
El Papa Benedicto XVI pide la unión de musulmanes y cristianos para lograr la paz
Benedicto XVI ha pedido en Beirut el silencio de las armas, y que los hombres entiendan que todos somos hermanos. No hay razones para hablar del choque de civilizaciones, y menos para verlo como un proceso inevitable. A pesar de los continuos atentados de extremistas islámicos contra los cristianos. La última en Níger donde unos fanáticos han saqueado una iglesia y se han burlado de una imagen de la Virgen María. Por lo visto para ellos eso no es blasfemia, pero sí que unos provocadores hagan un video elemental burlándole de Mahoma.
En el Occidente cristiano hemos aprendido a convivir a pesar de tantas guerras e intereses desestabilizadores. Estamos amparados por las leyes propias de un Estado de derecho, real aunque imperfecto. Toleramos incluso los frecuentes ataques y blasfemias contra los signos cristianos. Y tenemos un sentido real de Dios y de la dignidad de las personas. Pues bien, nada de esto está presente en el panorama islámico. La primavera árabe es un sueño voluntarista de Occidente más que una realidad, en un mundo que no logra superar su edad de hierro.
Recientemente una señora de Borja ha repintado un mural del Ecce homo en la iglesia del pueblo. Ningún católico, y menos la autoridad eclesiástica, ha tomado su fallito atrevimiento como un ofensa a Jesucristo. En cambio, esos integristas musulmanes van incendiando medio mundo: asesinan a varios diplomáticos norteamericanos, persiguen a una niña pobre y disminuida por quemar inconscientemente un Corán, o causan decenas de heridos y muertos que asisten a la Misa dominical. Esta es la diferencia entre la civilización y la barbarie. Por eso haremos bien meditando las palabras de Benedicto XVI en el Líbano, tierra de convivencia entre varias religiones.