La clave para que nuestros hijos lean es ayudarlos a descubrir el enorme placer de la lectura
—Hijo, ¿tú, por qué lees?
—Porque me gusta.
Esta era la respuesta de mi hijo de 13 años, en plena adolescencia, cuando le pregunté. Fue una respuesta inmediata, no la pensó, por eso sé que fue absolutamente sincera. No buscaba contentar a su madre ni decir nada inteligente, dijo lo que tenía en el corazón. La clave para que nuestros hijos lean es ayudarlos a descubrir el enorme placer de la lectura. Existen muchos artículos y libros que te pueden orientar sobre el tema. Yo te doy 7 pautas que podrían resultarte útiles:
1. Ten libros en casa
Que tu familia viva rodeada de ellos. Cuanto antes, mejor. Nunca es demasiado pronto para familiarizar a tus hijos con los libros. Tengo una amiga que empezó a comprar libros para su hijo cuando estaba embarazada, y otro que, a la hora de comprar un libro, siempre piensa con satisfacción el día en que su hijo vaya a buscar lectura y se encuentre con ese volumen en la biblioteca familiar. Es bueno darles libros de tela o de cartón a los niños, libros con dibujos solamente, y familiarizarlos con ellos desde muy temprano, antes de que las tecnologías los atraigan.
2. Lee para tus hijos
Parece un poco contradictorio, pero no lo es. Cuando son pequeños es esencial que sus padres les lean y les cuenten cuentos, muchas veces el mismo durante semanas y semanas, hasta que se lo saben de memoria y nos lo repiten ellos mismos, pasando el dedo por las letras mucho antes de poder leerlo. Al ser humano le gusta lo que reconoce, déjalo disfrutar. No abandones el momento sagrado de la lectura en cuanto sepa leer, disfruta con tu hijo hasta que él te pida que lo dejes leer solo (no importa la edad que tenga), eso creará un vínculo muy especial entre ambos.
3. Da libertad
Escoger un libro, un tema, una saga o un personaje es un acto de libertad. Nuestros hijos no son nuestro yo mejorado. Son personas diferentes, con gustos y voluntad propias. Debemos respetar sus decisiones y sus preferencias. Es cierto que tú añorabas que tu niña leyera la colección de Torres de Malory que te regalaron por tu primera comunión, y te llevas un disgusto cuando ella la mira con desinterés, pero es que han pasado unos cuantos años desde entonces y la portada (vieja, aunque perfectamente conservada, con colores apagados) no la atrae en absoluto. Ahora hay una edición con dibujos más actuales y colores más llamativos, ¡reciclarse o morir! ¡Ofrécele la nueva edición!
4. Acompaña
No todos los libros infantiles son adecuados para nuestro hijo, no todo lo que se publica es de calidad. Quizá el criterio de la editorial no coincide con el tuyo, por eso debéis escoger los libros juntos al principio. Cuando tenga la edad adecuada, puedes darle herramientas para que él sepa elegir lo que más le conviene. Acompaña siempre con la mente abierta pero sin bajar la guardia.
5. Respeta
En la lectura, como en la vida, cada uno lleva su ritmo. Tú leías a Julio Verne con 14 años, pero tu hijo lee cómics y novelas gráficas, y no consigues que salga de ahí. Ofrécele una buena novela, déjala a su alcance y nárrale las maravillas que esconde dentro, pero no lo atosigues. Quizá él necesita más tiempo, quizá es un lector muy diferente a ti, quizá nunca llegue a leer lo que tú leíste, debes aceptarlo y respetarlo.
6. Da ejemplo
Lo más importante es predicar con el ejemplo. Los niños imitan en todo a sus padres. Si ellos te ven leer, lo normal es que deseen hacer lo mismo. Lee delante de ellos, que sean testigos de cómo disfrutas y te relajas con un libro entre las manos. Comparte tus descubrimientos, tus recuerdos y tus planes sobre lectura en voz alta. Procura que la lectura forme parte de tu vida familiar.
7. Regala libros
Los libros deben ser un premio, un regalo, nunca un castigo. Si quieres tener hijos lectores, está prohibido decir cosas como: «¡vete a leer a tu cuarto!» Que no falte nunca un buen libro en los cumpleaños, en Navidad… llévalo a librerías, a bibliotecas, a firmas de libros… que aprenda a rodearse de amantes de los libros, así nunca pensará que es un friki.
María del Carmen López Cebrián, Bibliotecaria del Colegio Orvalle