“La vida de un santo es siempre edificante, y en este caso se trata de un santo y converso en su honesta búsqueda de la verdad”
El domingo pasado John Henry Newman, bautizado anglicano y converso a los 46 años (en 1847), pasó a engrosar la nómina de los santos canonizados por la Iglesia Católica. Ahí, en esa solemne ceremonia en Roma, estuvo Paula Jullian, quizás una de las académicas chilenas que ha dedicado mayor cantidad de horas a estudiar, traducir y editar la obra del nuevo santo.
Es por ello que le pedimos que nos hablara de él y lo hizo desde Roma ya camino a España donde, precisamente en estos días, está participando en el Coloquio Internacional John Henry Newman, de la Universidad de Navarra.
La académica, que ha dictado clases en la Facultad de Letras de la UC, Universidad que a través de la editorial que lleva su sello ya le publicó un primer libro sobre el tema y espera editar un segundo, obtuvo un magister en Educación en la Universidad de Waikato, y un doctorado en la Universidad de Birmingham.
Conversamos con ella a través de preguntas y respuestas:
Los escritos de John Henry Newman no son fáciles. Más bien son de una profundidad intelectual no siempre al alcance del lego…
Aquí curiosamente se da una dicotomía. Newman escribió tratados de filosofía, teología, educación y otros temas que, si bien son una joya en cuanto a su contenido, son de una enorme complejidad. Se requiere de bastante estudio para adentrarse en ellos. Por otro lado tiene escritos personales, oraciones y sermones que son sencillísimos y preciosos, los cuales reflejan una tierna vida interior y una piedad de niño. A uno le impresiona que un sabio de su categoría haya tenido esa dulzura en su alma.
¿Cuál diría que ha sido su propio aporte ─como investigadora y traductora─ para acercarlo al lector?
Me involucré con la persona de Newman a través de su trabajo en el campo de la educación y de ahí comencé a explorar otras áreas de su pensamiento; a poco andar uno ve que todo está muy íntimamente relacionado. Partí por “La idea de una Universidad” (bajo el sello UC, la traducción y edición pertenecen a la académica), un clásico de la educación, y me encontré con que era de una gran belleza pero pesado de leer. Hay una traducción al español que, sin embargo, es bastante literal y, por lo tanto, también compleja. Por eso decidí traducirlo en un castellano lo más simple posible, asequible a cualquier lector. Ahora estoy por publicar el segundo volumen. Todavía queda mucho de la obra de Newman sin traducir, y es probablemente poco conocido en el mundo hispano hablante porque no está disponible en castellano.
¿Piensa continuar en esta tarea con otros escritos de Newman?
¡Por supuesto! Me encantaría ya que significa dar a conocer a un genio y también a un santo, y eso de por sí vale la pena. He tenido la satisfacción de que muchos de quienes han leído el libro sabiendo muy poco de él, se han interesado por conocerlo más. La vida de un santo es siempre edificante, y en este caso se trata de un santo y converso en su honesta búsqueda de la verdad. Ahora dentro de poco saldrá el segundo volumen de “La idea de una Universidad” y además estoy trabajando en varios artículos.
Uno de los biógrafos de Newman, el sacerdote estadounidense Juan R. Vélez, titula uno de sus libros sobre él “Pasión por la verdad”. ¿Diría que la verdad fue su gran pasión? ¿Qué otras “pasiones” distingue usted en la obra de Newman?
Ciertamente creo que ello fue lo que más distinguió a Newman. Parte importante de su aporte es su lucha contra todas las corrientes de pensamiento liberal. Luchó por aclarar los errores de numerosas ideologías y corrientes filosóficas del momento, tales como el racionalismo, el relativismo, el secularismo, el utilitarismo y otras. Veía en ellas errores de fondo en lo referido a la persona y la fe, es decir, errores de fondo ante la verdad. Sostuvo una lucha en los medios de comunicación, en esos días solamente diarios, pero además fue muy activo al dar a conocer su pensamiento a través de folletos, conferencias y sermones. Esa defensa no fue siempre bien recibida y dio origen a una fuerte hostilidad de parte de sus contemporáneos. Esto se agudizo más aún después de su conversión.
Me parece que es un santo que debió enfrentar enormes sufrimientos…
Sí. Un aspecto digno de resaltar en su vida fueron sus enormes sufrimientos. Luego de su conversión fue acusado de traidor a la Corona y a su Iglesia; por otra parte los católicos no lo acogieron con cariño, sino que por el contrario fue objeto de mucha sospecha e incluso hubo quienes lo marginaron.
Fue objeto de calumnias…
Precisamente a causa de su defensa de la verdad fue objeto de innumerables calumnias y falsas acusaciones, y muchos de sus proyectos fueron malentendidos o fracasaron. Sus palabras fueron tergiversadas y, debido a esto, fue acusado judicialmente. Así, fue llevado a juicio, el cual perdió ya que el jurado estaba totalmente en su contra. Lo acusaron de herejía al Vaticano. A causa de su conversión, su familia dejó de hablarle de por vida (excepto una hermana con quien se escribía). Los amigos se alejaron. Perdió su prestigio dentro del mundo en el que se movía y también su trabajo, lo que le significó además perder sus ingresos y su hogar en Oxford. Y esto no fue lo único. Tuvo una vida muy dolorosa, pero la supo llevar con alegría.
Por todo lo anterior, se entiende que en 1879 el Papa León XIII lo elevara al Colegio Cardenalicio, como reconocimiento y agradecimiento por todo lo que había hecho por la Iglesia católica: tanto por la Iglesia católica en Inglaterra, como por la Iglesia católica universal.
¿La tomó por sorpresa su canonización?
-No, en el sentido que sabíamos que se estaba trabajando en el proceso. Eso sí me tomó por sorpresa el anuncio, en febrero, de que la canonización sería durante este año 2019. Personalmente creía que tomaría un par de años más. Por otro lado, considero que es muy necesario destacarlo a él y su obra en estos tiempos de confusión, ya que a pesar de que vivió hace ya más de un siglo, su pensamiento es tan actual que es importante, precisamente ahora, darlo a conocer.
Entrevista de Lillian Calm, Periodista
Fuente: www.temas.cl
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