Oliver Goldsmith, escritor y médico irlandés, decía que “el mayor espectáculo es un hombre luchando contra la adversidad”. Aunque añadía a continuación que hay otro espectáculo aún más grande: “ver a otro ser humano lanzarse en su ayuda”
Sois muchas las personas que −sabiendo que soy de Tafalla− me habéis contactado estos días y os habéis interesado por las consecuencias de las terribles inundaciones que recientemente ha sufrido esta ciudad navarra y quienes la habitan.
Ayer me llegó una información específica relativa a una residencia de ancianos que ha padecido especialmente las consecuencias de las lluvias torrenciales.
Decía literalmente:
“En el día de hoy, el arzobispo D. Francisco ha visitado a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Tafalla.
El sótano donde estaban las Cocinas, la Lavandería, el Salón de Actos, el Tanatorio, el Comedor de las Hermanas y la Despensa con todas las provisiones para la comida… ha quedado lleno de lodo e inservible. Un auténtico desastre. El agua llegó a estar a dos metros sobre el suelo.
El arzobispo ha quedado impresionado por la cantidad de voluntarios, jóvenes de modo especial.
Tanto el párroco, D. Iñigo, como su ayudante, D. David, han estado permanentemente con las Hermanas y los voluntarios.
La fraternidad supera todas las barreras y recrea la vida como dice Jesús: “Amaos como yo os he amado”.
Con las Hermanas han rezado en la Capilla, pidiendo al Señor que siga cuidando de esta Residencia San Francisco Javier.
Para los que deseen ayudar a las Hermanas en estos momentos pueden ingresar su donativo a:
Hermanitas Ancianos Desamparados de Tafalla.
ES72 2100 3696 6321 0027 8979
Era el titulado “Ante la adversidad: merece la pena”, que comenzaba así:
Oliver Goldsmith, escritor y médico irlandés, decía que “el mayor espectáculo es un hombre luchando contra la adversidad”. Aunque añadía a continuación que hay otro espectáculo aún más grande: “ver a otro ser humano lanzarse en su ayuda”.
Ese ser humano que puede ayudar a estas monjas y al centenar largo de ancianos que acogen y atienden, hoy especialmente desvalidos, eres tú. O yo.
Te pido que les ayudes. Que (disculpa mi atrevimiento) −como señalaba la Madre Teresa de Calcuta− des: no de lo que te sobre… sino hasta que te duela.
Ya sé que, en el fondo de tu corazón, no te dolerá. Y harás bien. Mucho bien.
Afirmaba San Francisco de Asís: “Dios… ha querido que su bondad pase por el corazón de los hombres. Hay en eso algo de maravilloso y también de temible. Depende de cada uno de nosotros, por nuestra parte, que los hombres sientan o no la misericordia de Dios”.
Acabo rogándote algo: por favor, difunde el post. Necesitan mucha ayuda. Y solo te cuesta un clic. Hazlo viral: que llegue a todo el mundo. Es muy importante.
Muchas gracias. De corazón.
Y recuerda: este post en un S.O.S.
José Iribas, en dametresminutos.wordpress.com.
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