La autora fue alumna de Guadalupe Ortiz de Landázuri en el IES Santa Engracia, donde la doctora en Químicas, ahora beatificada, fue profesora doce años, y realiza un perfil de su figura
El Instituto de Educación Secundaria Santa Engracia, ubicado en la calle de Santa de Engracia número 13 y con entrada por la calle Nicasio Gallego 21, comenzó su andadura en un palacete construido en 1883, cedido por la Condesa de Vilana.
En el año 1961, la Junta Central de Formación Profesional (FP) compró el edificio para implantar la FP de Peluquería y lo denominó Escuela Femenina de Formación Profesional. En el curso 1965-1966 se añadió la Rama de Corte y Confección, especialidad Modistería, y en el curso 1968-1969 se le incorporó la especialidad de Estética, quedando configurado el Centro con estas tres especialidades. Peluquería, Estética, y Corte y Confección. Y es aquí donde la profesora de Química Textil, Guadalupe Ortiz de Landázuri, impartió las clases. En el curso escolar 1968/1969 yo me matriculé en la rama de Corte y Confección y asistí a clase en el turno vespertino.
Aunque hoy hablo de lo que significó para mí tener como profesora de Química textil a Guadalupe Ortiz de Landázuri, me siento obligada a hablar también del grupo de profesoras que junto con ella, y yo diría incluso que contagiadas por la alegría y el saber hacer de Guadalupe, formaron como yo lo percibí un gran equipo y nos enseñaron con gran profesionalidad, humanidad e ilusión.
En la última semana del mes de febrero me propuse hablar con estas profesoras, grandes amigas y admiradoras de Guadalupe, así como con Delfín Gómez Grisaleña, para comentarles la beatificación de Guadalupe. Hablé con Victoria Casinello Campos, Alice Gómez Grisaleña y con Delfín Gómez Grisaleña, sacerdote, profesor de dibujo, que ahora, emocionado, me hace saber que fue confesor de Guadalupe en aquella época. No pude hablar con Asunción Laredo Parra, pero sé lo cerca que estuvo siempre de ella.
Coincidieron en que Guadalupe Ortiz de Landázuri, aparte de ser una bellísima y elegante mujer, era una excelente profesional, siempre informada en las últimas técnicas y novedades del sector, que nos transmitía inmediatamente. También la definen como gran compañera y amiga, dispuesta a ayudar siempre al compañero que lo necesitaba. Humana, humilde, generosa... La ilusión y la sonrisa siempre estaban reflejadas en ella cuando entraba en el lnstituto y cuando salía de las aulas. Nunca se la vio enfadada ni contrariada, lo que para muchos era muestra inequívoca de beatitud.
Precursora en la formación de la mujer
Como alumna, lo que más me atrajo de ella −aparte de su profesionalidad como docente−, fue su actitud pionera y precursora en la formación de la mujer, pues en los momentos de asueto y fuera del aula nos hablaba y nos orientaba sobre cómo podíamos compaginar siempre formación, familia y trabajo, y lo importante que era priorizar la labor de cada momento, para no dejar nada sin hacer.
Guadalupe siempre se implicó en la formación integral de todas las alumnas y procuraba tenernos informadas de todo lo que estaba relacionado con el sector textil, como los materiales, su composición; las materias primas y los nuevos tejidos que por entonces surgieron y que ella los adquiría en sus viajes. Quería que los viéramos y pudiéramos testarlos personalmente. Era una gran conocedora de la alta costura y no ocultaba sus preferencias por los grandes creadores españoles, siendo Balenciaga su preferido, al que reconocía un alto grado de excelencia.
En el curso 1991-1992, el centro de Santa Engracia se amplió y cambió de estatus pasando a ser Instituto de Educación Secundaria, iniciado por la entonces directora y profesora del centro, Victoria Casinello Campos, y finalizado cuando la que suscribe estaba al frente. Con el espíritu luchador y de trabajo que nos inculcó Guadalupe, conseguimos que este Instituto haya sido un Centro de referencia.
María del Carmen Puelles Redondo, antigua alumna de Guadalupe Ortiz de Landázuri. Ex directora del IES Santa Engracia de Madrid.