Testimonios de personas que conocieron y trataron a Joaquín Navarro-Valls, y desean dejar constancia de sus recuerdos, como manifestación de un homenaje ‘in memoriam’ a una persona que admiraron y apreciaron en vida., y que hoy es un español universal
"Navarro-Valls, el portavoz" que acaba de aparecer, es un libro de testimonios. Testimonios de personas que conocieron y trataron a Joaquín Navarro-Valls, y desean dejar constancia de sus recuerdos, como manifestación de un homenaje in memoriam a una persona que admiraron y apreciaron en vida., y que hoy es un español universal
Son amigos “de los dos lados” de la Oficina de prensa: de la Santa Sede, que ocupó durante 22 años con Juan Pablo II y casi dos con Benedicto XVI. Personas que le trataron cuando era portavoz del Papa, y Joaquín atendió sus peticiones informativas, y de ahí nació una amistad: por ejemplo, el patriarca de los vaticanisti, Luigi Accatoli; Victor Simpson, de la principal agencia de noticias del mundo, Ezio Mauro, director de uno de los principales diarios italianos, Valentina Alazraki, corresponsal de la emisora mexicana Televisa; y George Weigel, el principal biógrafo de Juan Pablo II.
Otros trabajaron con él en distintas circunstancias: la Prof. Janne Haaland Matlary,(Oslo) que compartió esfuerzos en la delegación vaticana para las conferencias internacionales sobre la población y sobre la mujer; el P. Federico Lombardi que, como director de la Radio Vaticana, compartió la tarea de informar sobre el Papa, y que le sucedió al frente de la Oficina de Prensa de la Santa Sede; y dos personas que trabajaron para él, el P. Ciro Benedettini, subdirector de la Oficina de prensa durante muchos años, y Yago de la Cierva, que le trató en la creación del Vatican Information Service , y en relación con la facultad de comunicación de la Iglesia de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
Junto a esos testimonios por así decir profesionales, en los que las relaciones por trabajo dieron lugar a una relación de amistad, he incluido otros testimonios más de ámbito privado. Hablan su médico, la doctora Rossana Alloni, el profesor Paolo Arullani, que se refiere a la dedicación profesional de Joaquín tras dejar la Oficina de prensa; Norberto González Gaitano, que hila recuerdos de muchos amigos de a pie, así como el empresario Sergio Marchionne, (presidente de FIAT y luego de Ferrari) y la política italiana Beatrice Lorenzin, ministra de sanidad de Italia entre 2013 y 2018.
El último de los testimonios es el significativo recuerdo del cardenal Stanisław Dziwicz, secretario de Juan Pablo II por más de cincuenta años, y luego sucesor suyo en la arquidiócesis de Cracovia.
Para terminar, he incluido una larga entrevista que concedió al corresponsal de ABC ante la Santa Sede (Juan Vicente Boo) , que sin duda arroja luces acerca de cómo vivió su trabajo, al tiempo que muestra el talento que tuvo para dar información y contexto sobre acontecimientos transcendentales en la historia reciente del mundo. Es casi como un “auto-testimonio”, que nos pone en contacto directo con lo que hacía, cómo lo hacía y por qué lo hacía.
Este español universal recorrió el mundo entero (unas veinte veces la vuelta al globo) acompañando a Juan Pablo II. Le fascinaba, en primer lugar, el “lado humano” del pontífice polaco, su alegría profunda, nada temperamental, fruto de sus sólidas convicciones; su capacidad de escuchar; su valentía y coraje; su gusto por la poesía y el teatro; su capacidad de seguir tratando a sus amigos; su armonía de espíritu; su reciedumbre…
Una anécdota para acabar. A propósito de su sobriedad, recuerdo que en uno de esos periodos veraniegos perdidos en los Alpes italianos, en los que solía descansar durante unos días Juan Pablo II, llegó el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen. Las personas que preparaban la comida al Papa, y a las cinco o seis personas que le acompañaban, ofrecieron un menú como el de cualquier jornada. A Joaquín esto no le convenció, y al ver que de postre había una simple pieza de fruta, se disculpó y salió de la habitación. Después, pidió al gendarme las llaves de un coche, y a toda velocidad se fue al pueblo más cercano.
Volvió al rato con unos sencillos polos helados, que distribuyó a los comensales, diciendo: ¡hay que celebrar a la Virgen! El comentario del Papa fue algo así como: “¡el Dr. Navarro siempre tiene buenas ideas!” A mi hermano le conmovió la chispa de alegría en los ojos del Papa ante un helado de esos industriales en la tierra de los sabrosísimos gelati hechos de manera artesanal. A Juan Pablo II se le ganaba con un polo.