Al contrario de lo que se pueda pensar, las mujeres que tienen hijos atesoran grandes dotes de liderazgo, muy útiles para las empresas
Lidiar con la maternidad no es para hombres. No sólo es una cuestión biológica, sino también cultural y psicológica: las mujeres que tienen hijos cambian su mentalidad de una manera que a cualquier hombre le cuesta comprender, precisamente por gestar, dar a luz y cuidar de otro ser humano. Y esa es precisamente, una de las razones por las que las madres son buenas jefas, tal y como argumenta la experta en estrategias de liderazgo Laura Garnett, en este artículo publicado en Inc.
Y es que, al contrario de lo que tradicionalmente ha imperado en el mundo empresarial, ser madre no sólo no es un impedimento para que tu carrera profesional progrese, sino que además supone un entrenamiento idóneo para poder estar al cargo de proyectos y equipos, según Garnett, quien relata su experiencia en los siete meses que lleva siendo madre: “Soy una emprendedora, así que estoy trabajando mientras soy madre y es muy fácil para mí comprobar cómo ser madre es algo que fortalece habilidades cruciales para el mundo de los negocios”. Por eso, señala las seis razones por las que ser madre te hace una buena líder.
1. Pensar primero y ser estratégica
“Esto es algo innato en las madres. Cuando vas llevar a tu bebé a cualquier sitio, tienes que pensar y prepararte para cualquier escenario posible, así como estar preparada para eventualidades no planeadas, todo ello mientras decides en el momento lo más estratégicamente posible”, apunta Garnett. Una habilidad fundamental en los negocios, ya que permite “disminuir riesgos, valorar la evolución de la producción y pensar en cómo lidiar con potenciales baches”. Evidentemente, nadie es capaz de controlar todo lo que sucede a su alrededor, pero sin duda ser madre es una preparación sin igual para manejar situaciones imprevisibles y complicadas.
2. Ser organizada
“Cualquier madre o padre puede dar fe de la necesidad de ser organizado cuando tiene hijos. No solamente estás controlando tu vida; estás a cargo de absolutamente todo para tu hijo y, cuanto más mayor se hace, es más y más complejo. No hay duda de que ser organizado es ideal para llevar un negocio o a un equipo. En el mundo empresarial de hoy en día hay más que hacer de lo que el tiempo permite, por lo que la organización es clave”, sostiene Garnett.
3. Aplicar tu inteligencia emocional
“No creo que nadie pueda rebatir la innata habilidad de las mujeres para hacer sentir confortables a sus hijos y a los demás. Esto es especialmente importante en nuestros lugares de trabajo diversificados y en un mundo en el que se habla mucho de anteponer a los empleados, pero en donde es difícil de ponerlo en práctica. Las madres están bien preparadas para aplicar su innata inteligencia emocional al mundo competitivo de estar al cargo de otras personas”, argumenta.
4. Priorización
En este sentido, Garnett destaca la importancia de ser madre en su capacidad para priorizar: “Los niños siempre necesitan cosas. Esto obliga a la madre a priorizar qué es más urgente. La priorización no es negociable y no hay ninguna madre que no lo haga. En los negocios, la priorización es la diferencia entre ser proactivo y ser reactivo. Normalmente, la mayoría de la gente hace malabares porque sigue un esquema reactivo. Una madre está acostumbrada a esto y puede priorizar más que la mayoría”. Es por ello que las madres son capaces de gestionar mejor los tiempos que cualquier otro tipo de jefe.
5. Manejar mucha cantidad de trabajo
“Todas las madres tienen que manejar múltiples actividades cuando cuidan a sus hijos: alimentarles, comprar comida, cocinar, ir al médico, hacer la colada y gestionar los infinitos suministros que requieren los bebés y los niños”. Una cualidad que hace de las madres únicas gestionando mucha cantidad de trabajo y proveniente de muchos frentes, según Garnett: “Cualquier líder o CEO está haciendo esencialmente lo que las madres hacen: gestionar diferentes departamentos, cada uno con sus necesidades específicas”.
6. Aprender constantemente
Pero si hay algo que diferencia realmente a las madres es su capacidad de adaptarse y de aprender constantemente. “Los niños constantemente crecen y cambian. Lo que se requiere para optimizar su desarrollo es diferente a cada edad y requiere de distintas herramientas”. En este sentido, Garnett destaca la importancia de cambiar con el entorno. “Esta es probablemente la cualidad más importante cuando la trasladamos al mundo empresarial. Este mundo es, en esencia, como un niño, constantemente cambiando y creciendo, y las reglas cambian por minutos. Una madre no tiene más opción que afrontar un entorno caótico y tratar de valorar qué hay que hacer lo más rápido posible”. Por ello, la mejor cualidad de una madre es su capacidad de aprendizaje sobre la marcha, algo que puede marcar la diferencia.