Alfie Evans se apagó anoche. Lo han anunciado sus padres esta mañana. Un asunto dramático que ha visto implicado al mismo Papa Francisco en primera persona
“Nuestro hijo se ha puesto las alas esta noche a las 2:30. Tenemos el corazón roto. Gracias a todos por todo vuestro apoyo”: con estas palabras en Facebook, Kate James ha anunciado la muerte de su hijo, el pequeño Alfie Evans. No ha llegado a los dos años: los habría cumplido el 9 de mayo. A la vez, su padre Thomas ha escrito: “Mi gladiador ha bajado su escudo y se ha ganado las alas a las 2:30. Totalmente destrozado. Te amo hijo mío”.
Ha respirado 4 días él solo
El pasado miércoles 25 de abril, la Corte de Apelación británica dio su enésimo no al recurso de los padres de Alfie que solicitaban el traslado del hijo a Italia, para que fuese asistido en el Hospital pediátrico “Bambino Gesù” de Roma. El Hospital del Papa se haría cargo de todos los gastos; el Alder Hey Hospital de Liverpool no tenía que poner ni un céntimo. Hay tantos porqués que explicar. El Papa Francisco había pedido a los suyos que hicieran lo posible y lo imposible para trasladarlo. A las 23:17 del lunes, los médicos le desconectaron el ventilador para dejarlo morir. El pequeño ha respirado por sí solo poco más de 4 días. Afectado por una enfermedad neurodegenerativa aún desconocida, para los médicos y jueces ingleses era inútil que Alfie continuase viviendo hasta su muerte natural.
El mensaje de Alfie
Alfie no hablaba, pero ha hecho y continúa haciendo un ruido inmenso. Le han querido “dar” la muerte a toda costa y él nos ha regalado tanta vida y amor con la inocente gentileza de su rostro. Un juez llegó a decir que estaba tan grave que no podía sentir ni las caricias de su madre: pero nosotros nos hemos sentido acariciados por él.
Los médicos que debían curarlo lo han dejado morir antes de tiempo: él ha intentado curar nuestra enfermedad más mortal, la indiferencia. Alfie estaba prisionero, pero ha dato a tantos el valor de hablar y actuar con libertad. Era el más débil de todos, pero ha dato una fuerza increíble a quienes le querían. La ley ha sido muy dura: Alfie nos hace ver que el amor es mucho más fuerte que la ley. Hemos visto una justicia fría, pero él ha hecho derretir tantos corazones.
Han considerado inútil su vida, pero Alfie, sin hacer nada, ha implicado a millones de personas en una lucha por un mundo más humano. Alfie se ha convertido en un símbolo: la voz de todos los pequeños del mundo, usados, explotados y −si ya no sirven− descartados. Nuestro mundo utilitarista, si no hacemos algo, nos descartará un día también a nosotros: para todos llega el momento de pedir ser amados y salvados en la propia inútil debilidad.
Ha sido aplastado por la violencia de los poderosos, pero nos enseña a responder con un espíritu manso y firme. El misterio de la vida solo lo comprende Dios: Alfie nos ha dejado entrever un rayo de ese misterio. Alfie es locura y escándalo para algunos: nos recuerda a Aquel que fue crucificado. Nos recuerda el juicio final: “Tuve hambre y me disteis de comer… cada vez que los hicisteis a uno solo de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Somos muchos los que hemos rezado por Alfie: ahora es él quien reza por nosotros.
Ha faltado humanidad
Alberto Gambino, presidente de Scienza & Vita: “Considero que ha habido una falta de humanidad. En estas situaciones hay que buscar un compartir. Creo que no es casualidad que estas situaciones estén pasando en hospitales anglosajones, que tienen gran rigidez en términos de aplicación de los reglamentos. Habría que recuperar el papel de los padres, de la familia en estos casos. Estemos atentos a que los protocolos no predominen sobre las relaciones humanas y, en este caso, sobre la alianza que siempre debe haber entre médico, paciente y familia”.