Lo propio de una sociedad de personas es precisamente que se respete y se promocione la personalidad de cada uno, salvando lo que es necesario para el bien común
Leo siempre con interés lo que escribe Jesús Mª Osés, Catedrático de Sociología. Me ayuda a pensar y suelo estar de acuerdo con él. He leído con interés su artículo sobre “Peleas de dioses” del 23 de febrero y me ha ayudado a pensar, pero hay tres cosas en las que no estoy de acuerdo.
La primera es que invita al Gobierno de Navarra a asumir la dirección ideológica de la educación, decidiendo lo que es enseñable o no, lo que es científico o no, y lo que es común a todos o no. Y concluye que “cuanto más se escamotea lo común en favor de lo particular en las instituciones estatales, más cerca estamos del caos”. Para no aburrir, basta señalar que con este argumento, sin pensarlo, se invita a convertir la sociedad en una granja, donde todo es igual para todos. Y, además, se otorga graciosamente al cuatripartito en el Gobierno, que tiene poco en común, la tarea de decidir qué es lo común. Pero lo propio de una sociedad de personas es precisamente que se respete y se promocione la personalidad de cada uno, salvando lo que es necesario para el bien común. Esto es precisamente la democracia liberal, muy distinta por cierto de las democracias populares socialistas, donde todo era común excepto para los que mandaban. Lo propio de una democracia auténtica es que aumente todo lo posible el espacio de las libertades personales en el pensamiento, en la religión, en las opiniones, y hasta en los equipos de fútbol.
El segundo punto que merece ser repensado es declarar que en las aulas solo se puede enseñar lo “científico”. Yo me siento muy partidario de las ciencias, pero por eso mismo percibo los límites tan grandes que tienen cuando tratan las cosas humanas. Si solo se enseñara lo científico en clase, no se podría enseñar que es feo mentir o que no está bien robar, que es mejor no meterse el dedo en la nariz, que existen los derechos humanos, que la democracia es un buen sistema político, que es bonito tocar el violín o qué significa el Olentzero. De paso, Jesús Mª Osés da por supuesto que las religiones y en concreto la cristiana, no tienen razones. Pero en esto quizá se deja llevar por prejuicios ilustrados ya poco sostenibles. La religión cristiana tiene muchas razones, aunque no sean “científicas”, son razones humanas y morales. Por ejemplo, es perfectamente razonable sostener que el mundo ha sido creado por un Dios de la nada. Y, en cambio, resulta bastante impensable y sin ninguna evidencia científica, decir que el mundo se ha hecho él solito a sí mismo de la nada. De todas formas, el Gobierno de Navarra no tiene competencias para decidir cuál es la solución de este precioso enigma, porque, en este punto, como en todos los demás, está al servicio de la libertad de los ciudadanos para pensar lo que quieran, siempre que respeten el bien común.
El tercer punto es suponer que, porque sean de distinta religión, los chicos se van a pegar en el patio. En realidad, los chicos se pegan por cosas como el fútbol, las novias, los recelos y los nacionalismos. Y lo mismo sucede con los adultos. Es muy raro que se peguen a la salida de la iglesia, pero se pegan a la salida del fútbol, de la discoteca, de una huelga o de una manifa. El tópico ilustrado era que la religión genera violencia. Pero las estadísticas demuestran científicamente que las personas religiosas son menos violentas que las no religiosas. Y, si queremos una demostración histórica, basta decir que la religión cristiana apenas tiene signos de violencia desde hace trescientos años. Pero en el siglo XX, lo que ha generado mareas de violencia han sido los socialismos ateos construyendo granjas. Los nacional-socialistas mataron a unos seis millones de judíos. La unión de repúblicas socialistas soviéticas más de cuarenta y cinco millones de sus indefensos ciudadanos. Y no contamos los que mataron los socialistas chinos, camboyanos, vietnamitas y cubanos estabulando a los suyos. En Navarra mismo el terrorismo socialista y nacionalista de ETA nos ha dejado muchos muertos en los últimos cincuenta años. Pero la religión cristiana, no. Estoy seguro de que Jesus Mª Osés, que es un hombre sabio y puede comprobarlo, estará de acuerdo.
Juan Luis Lorda Profesor de Teología. Universidad de Navarra.