Una aventura que no tiene nada que envidiar a las de Peter Pan o de Alicia en el país de las maravillas
“Es necesario disfrutar la vida antes de crear una familia”. Esta expresión, que los jóvenes, al menos en Occidente, se repite a menudo, da a entender que formar una familia signifique no disfrutar ya de la vida y sobre todo que la familia no merece ser una prioridad. Hay otras cosas más gratificantes. Y, si es verdad que antes o después, quizá, hay que crear un nido, mejor que esto suceda lo más tarde posible, después de haber hecho “todo el resto” hasta cansarse de disfrutar experiencias…
Mejor “pensar antes en sí mismo” y “divertirse”, en vez de tomar en consideración “demasiado pronto” la idea de sacrificarse por un proyecto de amor que nos trascienda y nos llame a donarnos completamente.
Esta visión se refleja y se presenta a menudo también en los medios de comunicación…
No es necesario ser críticos cinematográficos de profesión para constatar que son realmente pocas las películas cuyo protagonista sea una pareja joven con hijos pequeños.
Ese periodo de la vida parece privado de atractivo, monótono, incluso alienante.
¿Qué podría haber de interesante y aventurero en la vida de dos personas que pasan sus días cambiando pañales, preparando papillas o cantando nanas?
Mucho mejor contar lo que precede esa fase, es decir el enamoramiento.
Mucho mejor hablar precisamente de otra cosa, contar viajes a otros mundos, en vez de mostrar la vida cotidiana de un padre y una madre que ya no distinguen el día y la noche.
Son muchas las publicidades que evitan mostrar la vida de jóvenes madres y padres con bebés y que prefieren presentar un estilo de vida que nos enseña diversión, en vez de sacrificio.
“Todo gira en torno a ti”, es el mensaje que, implícita o explícitamente, se da a menudo a los jóvenes a través de los medios de comunicación.
“Todo gira en torno a tu forma física, a tus intereses, a tus ganas de salir, de viajar”.
“Todo gira en torno a tu deseo de consumir bebidas, comidas, relaciones…”.
En resumen “todo gira en torno a tus ganas de libertad absoluta”.
Con un recién nacido no tienes tiempo, fuerza, dinero para “consumir”, no tienes la posibilidad de perseguir una libertad absoluta, por eso no hay sitio para anuncios para esa fase particular de la vida, a menos que no se trate de anuncios sobre papillas o pañales.
No es un misterio que casarse y entrar en el mundo de los hijos requiere grandes sacrificios… Cuando uno se hace esposa o marido, cuando uno se convierte en madre o padre, nada gira en torno a nosotros, somos nosotros que giramos en torno a las personas que amamos.
Pero pocos nos dicen lo bonito, satisfactorio y estimulante que es vivir para alguien, en vez de para sí mismo; lo bonito que es dar la vida sin reservas, en vez de poner en el primer lugar los propios intereses; ayudar a otro a crecer, madurar, realizar en vez de perseguir exclusivamente los sueños individuales.
La llegada de un niño está a menudo asociada a la segregación perenne, al insomnio, a la imposibilidad de hacer cualquier cosa.
Pocos nos dicen que, con un hijo, la vida no termina, se hace más interesante; que un hijo no impide salir, viajar, pide hacerlo de una forma diferente, respetando sus ritmos.
Pocos nos dicen que un hijo no te pide no tener más tiempo para ti, te pide ser creativo para conseguir encontrarlo.
Es verdad que la elección de formar una familia debe ser ponderada y quizá no existe “una edad adecuada” para invertir en un proyecto tan grande, importante, extenuante. Ciertamente es necesario haber llegado a una cierta madurez para dedicarse a un asunto similar.
Aun así, traer al mundo a una nueva criatura es una aventura que no tiene nada que envidiar a las aventuras de Peter Pan o de Alicia en el país de las maravillas.
¿Por qué no explorar un poco más ese mundo? ¿Por qué no comunicar la belleza de formar una familia −quizá también a edad joven, cuando energías y vitalidad están todavía de nuestra parte?
¿Por qué no utilizar películas, canciones, publicidad para contar que cuidar de un “nosotros” enriquece en vez de empobrecernos y que hacerlo jóvenes no significa dejar de disfrutar la vida sino empezar a disfrutarla de una forma nueva?
Queridos directores y publicistas, pensadlo: mostrar las hazañas de dos padres primerizos podría ser muchos más bonito, interesante y divertido de lo que pensáis...
Cecilia Galatolo, en familyandmedia.eu.
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