Ha pedido a la comunidad internacional que no ignore la realidad terrible que sufren estas personas
El obispo Dominic Kimengich, titular de la diócesis católica de Lodwar, al norte de Kenia, y que tiene en su territorio uno de los mayores campos de refugiados en África, Kakuma Refugee Camp, con 200.000 personas, ha pedido a la comunidad internacional que no ignore la realidad terrible que sufren estas personas.
“Estas miles de familias son una realidad terrible que interpela nuestras conciencias, y pone a prueba la capacidad de la comunidad internacional de no olvidar y no ignorar”, ha subrayado recientemente Mons. Kimengich en Madrid, en un encuentro informativo celebrado en la Oficina de Información del Opus Dei.
Kimengich, de 56 años, dirige una diócesis con una superficie de 77.000 km2, en el área de Turkana, y destaca que “el campo de refugiados es un reto permanente. Con la ayuda de los Salesianos y el Servicio Jesuita para Refugiados, procuramos ser voz de los sin voz. Las ayudas de Cáritas y Manos Unidas, entre otros, no reduce el dramatismo de sus condiciones de vida, de abandono y marginación en educación, infraestructuras, salud y otros servicios”.
Además en la diócesis cuentan con la colaboración de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol (MCSPA). Monseñor Dominic Kimengich pertenece a la primera generación de cristianos del norte de Kenia. Nacido en 1961, el mismo año que los misioneros llegaron a la región de Turkana, se bautizó a los 17 años, después de haber estudiado en un colegio fundado por ellos. Fue el primer sacerdote de su tribu, y el primer obispo africano en su actual diócesis, Lodwar, después de dos obispos misioneros.
Con un 10% de católicos de un total de un millón de habitantes, el primer obispo africano que dirige la diócesis ha asegurado que “la educación es la inversión más importante para un futuro digno, de forma que los niños tengan un acceso a la escuela, ya que solo el 30 por ciento está escolarizado”.
“Promover la paz”
“Como Iglesia católica estamos comprometidos para intentar paliar las necesidades espirituales y materiales, tal como nos recordó el Papa Francisco en su viaje”, ha añadido.
Según ha advertido, la escasez de recursos, las distancias de la capital, las luchas tribales, las temperaturas extremas del desierto, las sequías y el nomadismo, complican la convivencia y “el recurso a la violencia se hace demasiado frecuente”. Por ello, desde 2012, obispos de diez diócesis de distintos países que bordean Lodwar se reúnen anualmente para promover la paz y la evangelización.
Comprometido, gracias también a san Josemaría
Sobre el Camino de Santiago, que inició en Ponte de Lima, en Portugal, ha asegurado que ha sido una oportunidad para profundizar y reflexionar en su sacerdocio y su misión como obispo.
Monseñor Kimengich pertenece a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y señala que “regreso más comprometido con una disponibilidad y cercanía más plena, a lo que me ayudan también las enseñanzas de san Josemaría Escrivá, para procurar la santidad en Lodwar con los míos, en lo ordinario”.
Durante su estancia en España, se ha entrevistado con directivos de la ONG Harambee, Obras Misionales Pontificias y Entreculturas, en busca de ayuda para mejorar la atención sanitaria y la educación. En la Conferencia Episcopal Española ha presentado diversos proyectos al Fondo de Evangelización y se ha entrevistado con el cardenal arzobispo de Madrid. Busca también incrementar el número de sacerdotes, “con el fin de atender unas comunidades mayoritarias de pastores nómadas”.