Se puede ser madre y se puede ser profesional con una carrera más que satisfactoria. Lo he comprobado con cientos de testimonios a lo largo de mi vida profesional, pero hoy quiero centrarme en algunos muy recientes
¿España no es país para ser madre, como afirma hoy un artículo de la edición digital de La Razón? Hay datos negativos, ciertamente: España ha descendido dos puestos y ahora ocupa el número 13 en la lista de los mejores países para tener hijos. En nuestro reciente estudio Maternidad y Trayectoria profesional, que hemos elaborado conjuntamente IESE y Laboratorios Ordesa, y que podéis consultar íntegro aquí, analizamos las barreras e impulsores para la maternidad de las mujeres españolas.
Pero, muchas veces, si se quiere, ¡se puede! Se puede ser madre y se puede ser profesional con una carrera más que satisfactoria. Lo he comprobado con cientos de testimonios a lo largo de mi vida profesional, pero hoy quiero centrarme en algunos muy recientes que he moderado durante el panel que siguió a mi intervención en el Foro Mujer y Sociedad Málaga, iniciado y dirigido por Ángela Callejón. (Aquí en la revista Yo soy Mujer podéis leer un amplio resumen de mi sesión).
Estos son los testimonios de 5 mujeres con un éxito equilibrado, de que sí se puede. Son Elena Gallardo, jueza del juzgado de primera instancia e instrucción número 4 de Estepona; Celia Rodríguez, médico anestesista y Presidenta de la asociación de familias numerosas de Almería; Mª Victoria Ortega, médico de Anatomía Patológica y profesora de la Universidad de Málaga; Rosa Bocanegra, abogada y mediadora; y Brita Hektoen, titular de la Cátedra Mujer y Empresa del Instituto Internacional San Telmo.
Mariví, médico patóloga con 3 hijos: Pedir reducción de jornada y superar el prejuicio social de que así sobrecargas a tus compañeros y colaboradores. “Es la empresa la que tiene que invertir en más recursos humanos, que es uno de los grandes retos de la sanidad… Además, cada baja maternal mía, ha generado un puesto de trabajo”, añadió.
Brita, titular de cátedra en Escuela de Negocios, también con 3 hijos, acaba asimismo de pedir una reducción de jornada… pero no por sus hijos, que ya son mayores y autónomos… ¡sino por su madre! De más de 80 años, y viviendo en Noruega, necesita de una semana para ir a verla y cuidar de ella. Su drive es ir viendo la vida en sus diferencias etapas e “ir tú manejándote… no que te ponga la vida un techo a ti! Tú eres el agente de tu vida”. A Brita, noruega y MBA’83 del IESE, fue su marido el que la siguió a ella en su traslado por su carrera profesional.
Elena, juez, afirma que “está en plena faena”. Madre de 5, la mayor tiene 6… Valoró el hecho de haber estudiado en la Universidad de Navarra “porque las cosas se fraguan desde el principio… no ocurren por casualidad...”. En plena oposición a la judicatura anunció que se casaba −sus preparadores “ya no daban un duro por mí desde ese momento”− y luego que esperaba el primer hijo. Suspendió en la semana 38 del embarazo. Al año siguiente aprobó, embarazada en la semana 34 del segundo… y dejando al tribunal “dudando” de si era el mismo embarazo del año anterior. Cuando esperaba al tercero, el presidente de la Audiencia Provincial le preguntó si a ella le gustaba más la carrera judicial o los niños. “A mí, en realidad, lo que me gusta es mi marido”, contestó. Reconoce que los bebés no le gustan, que los prefiere de mayores… que es una etapa en la que hay que estar, “un periodo contemplativo”, lo denomina con humor… No conoce las bajas maternales hasta el 4º hijo. Se trata de una forma de vivir la vida, orientada a ello desde el principio. Se define “firme defensora del hombre”, porque los padres ausentes causan grandes males en la familia. De hecho, contó que mientras escuchaba a las panelistas anteriores había mandado captura de pantalla de la tarjeta de su mutua sanitaria a su marido… porque del colegio la avisaban de que tenía a dos hijas con fiebre! Los padres pueden cuidar de las hijas con fiebre tan bien −como mínimo− como las madres…
(Del Fundador de la UNAV −que era un santo, no un “pasota”− donde
estudió Elena…)
Celia, médico anestesista, 8 hijos, afirma que en el primer embarazo le pidieron que renunciara a la baja maternal. No renunció… y tras un número de embarazos todo se fue complicando… “ya lo ocultaba como si fuese soltera”, refiriéndose al entorno laboral. La “animaban” a que se marchara, por ejemplo poniéndola en radiología ¡en pleno embarazo!, donde ella intentaba, con su delantal de protección por supuesto, colocarse lo más lejos de las máquinas. Celia reconoce aquí uno de los techos de cementos: su autoestima bajó mucho debido a ese maltrato laboral. Otro techo de cristal era, claro, el horario. Pidió una reducción de jornada, como forma de huir un poco… Pero con tantos hijos, el dinero siempre se quedaba corto: llegó a hacer guardias en tres hospitales a la vez. Hoy mira hacia atrás con agradecimiento por lo aprendido, “mis hijos han aprendido todos anestesia desde pequeñitos”, bromea Celia.
Mariví, además de a su marido, agradece que un magnífico jefe la apoyara en todo y le dijera cosas como “una patóloga tiene que estar en todo… un rato en patología, y otro con los niños…”. Al tener el microscopio en casa, le permitió ir a trabajar dos días y el resto desde casa, con lo que no tuvo que cogerse reducción de jornada. Y no se quedó ahí, se convirtió en un auténtico mentor para ella, visionario, animándola a hacer la tesis doctoral que la situaría en una de las que ahora son sus áreas de trabajo principales, la investigación contra el cáncer.
Rosa, abogado y madre de 2 hijos, quiso primero explicar lo que para ella es el éxito equilibrado: “Estar en paz con una misma y con el entorno”. En ese sentido, agradeció primero el ejemplo de su padre, muy emprendedor, y luego de su madre, muy activa y alegre. De su marido dijo: “Tengo la gran suerte de tener a mi lado a una persona que, en lugar de frenarme, me da alas”.
Brita ha encontrado más apoyo en los hombres de su vida que en las mujeres. Primero su padre, un ingeniero noruego conservador que, sin embargo, quiso que sus hijas estudiasen y se formasen al máximo. Luego su marido. Al haberse conocido haciendo el MBA del IESE los dos, ya le quedaba claro que ella tenía la misma valía. No eran iguales los dos, recalca Brita, pero sí tenían la misma valía. Su marido es un padre entregado y además es su socio en un negocio que han emprendido juntos. También recordó que los dos mejores jefes que ha tenido en su vida (por cierto, en el IESE), eran dos hombres.
Elena agradece el apoyo de sus padres y sobre todo de su marido. Pero añade un apoyo fundamental que es la propia naturaleza de su trabajo en el juzgado. Ya desde el principio con casos de corrupción y asesinato… aprendes a poner todo en su sitio. Si un hijo tiene fiebre… ya se le pasará. También se sirvió de una pantalla mental para estar en lo que hacía: en el trabajo sin pensar en los hijos. Con los hijos, sin pensar en el trabajo. En sus bajas maternales descubrió que, efectivamente el primer liderazgo empieza por una misma, pero empieza en la familia. Se dio cuenta de que el mejor padre o madre para tu hijo eres tú y solo tú. Se te puede sustituir en todos los ámbitos de la vida, menos en ese, en el familiar. Pero eso no quiere decir que reniegues de las ayudas. Contó una anécdota del día anterior: en su juzgado el presidente se sorprendió de que le dijera que estaba unas horas en este Foro, y no con su bebé de 4 meses, estando como está apurando los últimos días de su 5ª baja maternal. Le contestó que su bebé podía estar tres horas con la abuela… y que ella estaba aquí porque necesitaba nutrirse de la experiencia, la vida y el ejemplo de otras mujeres profesionales como ella. Todo un llamamiento a luchar por llegar a todo y a valorarte en todo. A las mujeres entre los 35 y 40 les dice: “No tengáis miedo a los hijos. No se cae todo con ellos… Tampoco lo económico es lo más importante. Lo más importante es esa corresponsabilidad con la persona que he elegido, que es la mejor parte de mí”. Elena aprovechó para reivindicar también el tema del Derecho de Familia, porque también ejerce de juez de menores. Y enumeró brevemente los tres pilares que, al caer, hacen que caiga la familia: Por orden, la conciliación, las creencias, los hijos.
Para Celia, “los techos son oportunidades de abrir una ventana y que entre el sol”. Tener 8 hijos “te abre todas las puertas… y nadie se atreve a llevarte la contraria”, bromea. Su marido es su gran apoyo. Una vez le sugirió con buen humor que le diera unas nociones básicas de anestesia para irse él a hacer la guardia (cuando ya estaban los 8 en el mundo). Celia reconoce que ha sido un lujo para ella poder acogerse a las reducciones de jornada… que ha aprovechado para dedicarse a la Asociación de Familias Numerosas de Almería, “porque el mundo se puede mejorar”. Y la gran ayuda para romper los techos y poner cada cosa en su sitio, la fe. Una mujer madre de 8 que aprovecha para servir a otros en su reducción de jornada: magnanimidad.
Hace años, en NYC, vi una frase de esas que se ponen en la nevera: “Detrás de una mujer con éxito… hay un hombre extrañado”. ¡Pero no! Detrás de una mujer con éxito… hay hombres que apoyan, un padre, un marido, un jefe. Y no están detrás, están al lado.
El cambio empieza hoy mismo, en casa, ya. Fuera el síndrome de culpabilidad. No escuchemos la crítica de fuera, porque siempre seremos “malas” en un ámbito o en otro. Y en realidad no lo somos. Seamos generosas y magnánimas y contemos con nuestro entorno.
Gracias a todas por vuestro ejemplo. ¡Da gusto conocer mujeres como vosotras! ¡Y saber de vuestros maridos! Como ya sabemos… ¡¡conciliar es cosa de dos!! Como mínimo… ¡Feliz finde!
Nuria Chinchilla, en blog.iese.edu.
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