Juventus y Lazio disputarán mañana la final de la Copa Italia en Roma y antes de la gran cita futbolera jugadores, técnicos y hasta los árbitros del partido pasaron por el Vaticano para ver al Papa
Saludo del Santo Padre
Queridos amigos, me alegra encontrarme con vosotros la víspera de la final de la Copa de Italia. Agradezco al Presidente de la Federación Italiana de Fútbol sus amables palabras; y me congratulo con los dos equipos, Juventus y Lacio, que además de obtener óptimos resultados, son muy queridas por los aficionados. Esto os compromete aún más a dar testimonio de los auténticos valores del deporte.
Deseo, por tanto, volver brevemente con vosotros a la importancia del deporte en nuestro tiempo. Considerando la admiración y las repercusiones que el fútbol profesional tiene sobre las personas, especialmente en los jóvenes, tenéis una notable responsabilidad. Los que son considerados “campeones” se convierten fácilmente en figuras de referencia. Por eso, cada partido es una prueba de equilibrio, de dominio de sí, de observancia de las reglas. Quien, con su comportamiento, sabe dar prueba de todo eso, se vuelve un ejemplo para sus admiradores. Es lo que os deseo a cada uno de vosotros: que seáis ejemplo de lealtad, de honradez, de concordia y de humanidad.
A veces en los estadios se dan, desgraciadamente, episodios de violencia, que turban el sereno desarrollo de los partidos y la sana diversión de la gente. Espero que, en lo que de vosotros depende, podáis siempre ayudar a la actividad deportiva a ser tal y, gracias al compromiso personal de todos, que sea motivo de cohesión entre los deportistas y toda la sociedad.
¡Os agradezco de corazón vuestra visita y espero que hagáis de verdad un buen partido! Invoco sobre vosotros, sobre vuestros familiares y sobre vuestros seres queridos la bendición del Señor. Y os pido por favor que recéis por mí.