Como ya es habitual al concluir sus viajes internacionales, el Santo Padre concedió una rueda de prensa en el vuelo de retorno a Roma
De la crisis nuclear norcoreana a las migraciones, a las protestas en Venezuela, pasando por el papel de la ONU, las presidenciales en Francia y el camino ecuménico. Son sólo algunos de los temas tocados por el Papa en la conferencia de prensa durante el vuelo de regreso de El Cairo.
Greg Burke
Gracias, Santo Padre. Hay algunos periodistas que hacen el viaje por primera vez y otros que han hecho casi cien viajes, ¡más de cien! Usted, no sé si sabe cuántos viajes internacionales ha hecho.
Dieciocho.
Greg Burke
¡Dieciocho! Y el diecinueve está a la vuelta de la esquina, así que también Usted lleva ya un buen número de viajes papales. Gracias por este momento, que es siempre un momento fuerte para nosotros. No sé si quiere decirnos algo antes de empezar.
Sí. Buenas noches. Os agradezco el trabajo, porque han sido 27 horas, creo, de mucho trabajo. Muchas gracias por lo que habéis hecho. Gracias. Y estoy a vuestra disposición.
Paolo Rodari, “La Repubblica”
Santo Padre, gracias. Me gustaría preguntarle, a propósito de su encuentro de ayer con el Presidente Al Sisi: de qué han hablado, si Usted le ha mencionado los temas de los derechos humanos y, en particular, si ha podido hablar del caso de Giulio Regeni[1], y si, en su opinión, se llegará al fondo de la verdad.
Sobre esto daré una respuesta general para luego llegar a lo particular. Generalmente, cuando estoy con un Jefe de Estado, en diálogo privado, eso permanece privado. A menos que, de acuerdo, se diga: “Cuanto digamos sobre este punto lo haremos público”. En este viaje he tenido cuatro diálogos privados: con el Gran Imán de Al-Azhar, con el Presidente Al Sisi, con el Patriarca Teodoro y con el Patriarca Ibrahim; y creo que, si el diálogo es privado, por respeto se debe mantener la reserva. Es reservado. Luego está la pregunta sobre Regeni. Yo estoy preocupado. Desde la Santa Sede me he movido en ese tema, porque también sus padres me lo han pedido; la Santa Sede se ha movido. No diré cómo ni dónde, pero nos hemos movido.
Darío Menor, “El Correo”
Gracias, Santidad. Usted dijo ayer que la paz, la prosperidad y el desarrollo merecen todo sacrificio, y después subrayó la importancia del respeto de los derechos inalienables del hombre. ¿Eso significa un apoyo al gobierno egipcio, un reconocimiento de su papel en Medio Oriente, por cómo intenta defender a los cristianos, a pesar de las insuficientes garantías democráticas?
No, no. Se deben interpretar literalmente como valores en sí mismos. He dicho esto: defender la paz, defender la armonía de los pueblos, defender la igualdad de los ciudadanos cualquiera que sea la religión que profesan, son valores. He hablado de los valores. Si un gobernante defiende uno y otro, es otro problema. He hecho dieciocho visitas a bastantes Países. A veces he oído: “El Papa, yendo allá, da un apoyo a ese gobierno…”. Porque siempre un gobierno tiene sus debilidades o sus adversarios políticos, y unos dicen una cosa, y otros otra… Yo no me inmiscuyo. Yo hablo de los valores, y que cada uno vea y juzgue si ese gobierno o ese Estado, o aquel otro, lleva adelante esos valores.
Darío Menor
¿Se ha quedado con las ganas de visitar las Pirámides?
¿Ah, pero no sabes que hoy, a las seis de la mañana, mis dos asistentes han ido a visitar las Pirámides?
Darío Menor
¿Ah sí? ¿Pero le hubiera gustado ir con ellos?
Sí, la verdad es que sí…
Darío Menor
Muchas gracias.
Virginie Riva, “Radio Europe 1”
Santo Padre, una pregunta partiendo del viaje pero para extenderlo a Francia, si Usted acepta. Habló Usted, en Al-Azhar, en la Universidad, de los populismos demagógicos. Los católicos franceses en esto periodo están tentados por el voto populista o extremo, están divididos y desorientados. ¿Cuáles pueden ser los elementos de discernimiento que Usted podría dar a esos electores católicos?
Muy bien. Hay una dimensión de “populismo” −entre comillas, porque sabéis que esa palabra, en mi tierra, he tenido que re-aprenderla en Europa, porque en América Latina tiene otro significado−. Está el problema de Europa y está el problema de la Unión Europea. Lo que he dicho sobre Europa no lo repetiré aquí: lo he hablado cuatro veces: dos en Estrasburgo, una en el Premio Carlo Magno, y al inicio de la conmemoración del 60° aniversario de los Tratados de Roma. Ahí está todo lo que he dicho sobre Europa. Cada País es libre de tomar las decisiones que crea convenientes respecto a eso; yo no puedo juzgar si esa decisión la toma por este motivo o por aquel otro, porque no conozco la política interna. Es verdad que Europa está en peligro de disolverse, eso es cierto. Lo dije delicadamente en Estrasburgo, lo dije más fuertemente durante el Premio Carlo Magno, y últimamente sin matices. Sobre esto debemos solo meditar: Europa que va del Atlántico a los Urales…
Hay un problema que asusta a Europa y quizá alimenta los populismos: el problema de las migraciones. Eso es verdad. Pero no olvidemos que Europa se hizo de inmigrantes: siglos y siglos de inmigrantes… ¡Somos nosotros! Pero es un problema que se debe estudiar bien; y también hay que respetar las opiniones, las opiniones honestas de una discusión Política, con mayúscula, grande: una gran Política, no la pequeña política del País que luego acaba cayendo por ser ineficaz. Respecto a Francia: digo la verdad, no comprendo la política interna francesa. He procurado tener buenas relaciones, también con el Presidente actual, con el que hubo un conflicto una vez, pero luego he podido hablar claramente de las cosas, respetando su opinión…
De los dos candidatos políticos no sé la historia, no sé de dónde vienen… Sí sé que uno es representante de la extrema derecha, pero del otro de verdad que no sé de dónde viene. Por eso, no puedo dar una opinión clara sobre Francia. Pero hablando de católicos: aquí en Egipto, en uno de los encuentros, mientras saludaba a la gente, uno me ha dicho: −“¿Por qué no piensa en la política a la grande?” −“¿Qué quiere decir?”. Y me dijo, como pidiendo ayuda: −“Hacer un partido para los católicos”. ¡Ese señor es bueno, pero vive en el siglo pasado! Respecto a los populismos, tienen relación con los inmigrantes, pero eso no forma parte del viaje. Si hay tiempo puedo volver sobre esto. Si hay tiempo, volveré.
Vera Shcherbakova, agencia “Itar-Tass”
Santo Padre, le agradezco, ante todo la bendición: Usted me bendijo, yo me arrodillé hace unos minutos, aquí delante. Yo soy ortodoxa y no veo ninguna contradicción… Quería preguntarle: ¿cuáles son las perspectivas de las relaciones con los ortodoxos −obviamente rusos, pero también, ayer, en la Declaración Común con el Patriarca copto ortodoxo−, está la fecha de la Pascua en común, y se habla también del reconocimiento del Bautismo… ¿En qué punto estamos? Y otra cosa: ¿cómo valora Usted las relaciones entre el Vaticano y Rusia, como Estado, también a la luz de la defensa de los valores de los cristianos del Medio Oriente, sobre todo en Siria?
Christòs anèsti! [Cristo ha resucitado] Con los ortodoxos siempre he tenido una gran amistad, ya en Buenos Aires. Por ejemplo, cada 6 de enero iba a las Vísperas, en vuestra catedral, con el Patriarca Platón −que ahora está en la zona de Ucrania, es arzobispo−: 2 horas y 40 minutos de oración en una lengua que no entendía, pero se podía rezar bien. Y luego la cena con la comunidad, trescientas personas, una cena de la vigilia de Navidad −no la cena de Navidad, sino la vigilia− todavía no se podían comer productos lácteos ni carne, pero era una bonita cena… Y luego la tómbola, la lotería… amistad. También los otros ortodoxos. A veces necesitaban ayuda legal: venían a la Curia católica, porque son comunidades pequeñas, e iban a los abogados… Siempre he tenido una relación fraterna: somos Iglesias hermanas.
Con Teodoro tengo una amistad especial: para mí es un gran hombre de Dios. Teodoro es un Patriarca, un Papa que llevará adelante la Iglesia, el nombre de Jesús… Tiene uno celo apostólico grande. Él es uno de los más −permitidme la palabra, pero entre comillas− “fanáticos” para establecer la fecha fija de la Pascua. Yo también, pero… busquemos el modo. Él dice: “¡Luchemos, luchemos!”. Es un hombre de Dios. Es un hombre que, cuando era obispo, lejos de Egipto, iba a dar de comer a los discapacitados; es un hombre que fue enviado a una diócesis con cinco iglesias y dejó veinticinco, no sé cuántas familias cristianas, con el celo apostólico. Luego, tú sabes come se hace la elección entre ellos: se buscan tres, se eligen, y luego se meten los nombres en una bolsa, se llama a un niño, se le vendan los ojos y el niño escoge el nombre… ¡Y ahí está el Señor! Claramente él es un gran Patriarca.
La unidad del bautismo va adelante. La culpa, sobre el bautismo, es una cosa histórica, porque en los tiempos de los primeros Concilios era en común. Luego, como los cristianos coptos bautizaban a los niños en los santuarios, cuando querían casarse y venían a nosotros porque se casaban con una católica, se pedía algo que diese fe y no lo tenían, y se hacía el bautismo sub conditione: así que empezamos nosotros, no ellos. Pero ahora se ha abierto la puerta y estamos en la buena senda para este problema, para poderlo superar. En la Declaración Común, el penúltimo párrafo habla de eso. Los ortodoxos rusos reconocen nuestro bautismo y nosotros reconocemos su bautismo.
En Buenos Aires, yo era muy amigo del obispo de los rusos. También con los georgianos, por ejemplo. El Patriarca de los georgianos es un hombre de Dios, Elías II, es un místico. Y los católicos debemos aprender también de esta tradición mística de las Iglesias ortodoxas. En este viaje hemos tenido el encuentro ecuménico: estaba también el Patriarca Bartolomé, estaba el Patriarca greco-ortodoxo, y luego estaba otros cristianos: los anglicanos, también el Secretario del Consejo Ecuménico de las Iglesias de Ginebra… Todo lo que hace el ecumenismo está en camino. El ecumenismo se hace en camino, con las obras de caridad, con el compromiso de ayudar, de hacer las cosas juntos cuando se pueden hacer juntos… No existe un ecumenismo estático.
Es verdad que los teólogos deben estudiar y ponerse de acuerdo, pero eso no podrá llegar a buen fin si no se camina. “¿Qué podemos hacer ahora?”. Hagamos lo que podamos hacer: rezar juntos, trabajar juntos, hacer las obras de caridad juntos… ¡Pero juntos! Y eso es ir adelante. Las relaciones con el Patriarca Cirilo son buenas. También el arzobispo metropolitano Hilario ha venido varias veces a hablar conmigo, y tenemos una buena relación.
Vera Shcherbakova
¿Y con el Estado ruso? ¿Los cristianos, los valores comunes…?
Sí, sé que el Estado ruso habla de eso, de la defensa de los cristianos de Oriente Medio. Eso lo sé y creo que es algo bueno, hablar, luchar contra la persecución. Hoy hay más mártires que en los primeros siglos, en Medio Oriente sobre todo.
Philip Pullella, agencia “Reuters”
Usted habló ayer, en el primer discurso, del peligro de acciones unilaterales y que todos deben ser constructores de paz. Usted habla mucho de la “tercera guerra mundial a pedazos”. Pero parece que hoy ese miedo y ansiedad se concentra en lo que está pasando en torno a Corea del Norte.
Sí, es el punto central...
Phil Pullella
Exacto: es el punto central. El presidente Trump ha mandado una escuadra de naves militares a lo largo de la costa de Corea del Norte; el líder de Corea del Norte ha amenazado con bombardear Corea del Sur, Japón e incluso Estados Unidos, si consiguen construir misiles de largo recorrido; la gente tiene miedo y se está hablando de la posibilidad de una guerra nuclear, como si nada. Así pues, Usted, si ve al presidente Trump, o incluso a otras personas, ¿Qué quiere decir a esos líderes que tienen la responsabilidad del futuro de la humanidad? Porque estamos en un momento bastante crítico…
Yo los llamo. Los llamo y los llamaré, como llamé a los líderes de diversos lugares, a un trabajo para resolver los problemas por la vía de la diplomacia. Y hay facilitadores −tantos en el mundo−, hay mediadores que se ofrecen: hay Países como Noruega, por ejemplo; nadie puede acusar a Noruega de ser un País dictatorial; siempre está dispuesto a ayudar… Por citar un ejemplo, pero hay tantos… Pero la senda es la senda de la negociación, la senda de la solución diplomática. Esta “guerra mundial a pedazos”, de la que estoy hablando desde hace dos años, más o menos, es “a pedazos”, pero los pedazos se han agrandado, y también se han concentrado. Se han concentrado en puntos que ya eran “calientes”, porque este asunto de los misiles de Corea se habla desde hace un año, pero ahora parece que la cosa se haya calentado demasiado.
Yo llamo siempre a resolver los problemas por vía diplomática, con la negociación… Porque está en juego el futuro de la humanidad. Hoy una guerra extendida destruiría no digo la mitad de la humanidad, pero sí una buena parte de la humanidad y de la cultura… todo, todo. Sería terrible. Creo que hoy la humanidad no sería capaz de soportar. Pero miremos esos Países que están sufriendo una guerra en su interior, y donde hay fuegos de guerra: el Medio Oriente, por ejemplo, y también en África… Yemen… ¡Detengámonos! Busquemos, busquemos una solución diplomática. Y en esto, creo que las Naciones Unidad tienen el deber de retomar un poco su liderato, porque se ha aguado: se ha aguado un poco.
Phil Pullella
¿Quiere usted encontrarse con el presidente Trump cuando venga a Europa? ¿Ha habido una petición para ese encuentro?
Todavía no he sido informado por la Secretaría de Estado de que se haya hecho una petición; pero yo recibo a todo Jefe de Estado que pide audiencia.
Antonio Pelayo, “Antena 3”
Santo Padre, la situación en Venezuela ha degenerado últimamente de modo muy grave y ha habido muchas muertes. Quisiera preguntarle si la Santa Sede, y usted personalmente, piensan relanzar esa acción, esa intervención pacificadora, y qué formas podría asumir esta acción.
Hubo una intervención de la Santa Sede bajo pedido fuerte de los cuatro Presidentes que estaban trabajando como facilitadores, y… la cosa no resultó. Y quedó ahí. No resultó porque las propuestas no eran aceptadas, o se diluían, o era un “sí, sí”, pero “no, no”... Todos conocemos la difícil situación de Venezuela, que es un País al que yo quiero mucho. Y sé que ahora están insistiendo; no sé bien de dónde −creo que de los cuatro Presidentes− para relanzar esta facilitación, y están buscando el lugar. Yo creo que tiene que ser con condiciones ya. Condiciones muy claras. Parte de la oposición no quiere esto. Porque es curioso, la misma oposición está dividida. Y, por otro lado, parece que los conflictos se agudizan cada vez más. Pero hay algo de movimiento. Hay algo de movimiento, estuve informado de eso, pero está muy en el aire todavía. Pero todo lo que se pueda hacer por Venezuela hay que hacerlo. Con las garantías necesarias. Si no, jugamos al “tintín pirulero”, y no va la cosa. Gracias.
Jörg Bremer, “Frankfurter Allgemeine”
Hace unos días, Usted habló del tema de los refugiados en Grecia, en Lesbos, y usó el término “campos de concentración”, porque están demasiado llenos de gente. Para los alemanes obviamente ese es un término muy, muy serio y muy cercano al de “campo di exterminio”. Hay quien dice que fue un “lapsus linguae”: ¿qué quería decir?
Primero, tenéis que leer bien todo lo que dije. Dije que los más generosos de Europa eran Italia y Grecia: lo han sido, es verdad, son los más cercanos a Libia y a Siria… Sobre Alemania, siempre he admirado su capacidad de integración. Cuando yo estudiaba allí, había muchos turcos, integrados, en Frankfurt, tantos, integrados, y llevaban una vida normal. No fue un lapsus linguae: hay campos de refugiados que son auténticos campos de concentración. Alguno hay quizá en Italia, alguno en otro sitio… ¡En Alemania no, seguro! Pero piense usted: ¿qué hacen las personas que están encerradas en un campo y no pueden salir? Piense en lo que pasó en el Norte de Europa cuando quisieron atravesar el mar para ir a Inglaterra: ¡están encerrados dentro!
Me hizo reír −y esta es un poco la cultura italiana− saber de un campo de refugiados en Sicilia −me lo contó el delegado de Acción Católica de la diócesis de Agrigento− allí, en la zona, hay dos o tres de esos campos, no sé de qué diócesis; las autoridades de aquella ciudad donde está el campo hablaron a la gente del campo de refugiados y le dijeron: “A vosotros, estar aquí dentro, os hará daño a la salud mental; tenéis que salir. Pero, por favor, no hagáis cosas feas. Nosotros no podemos abrir la puerta, pero haremos un agujero, por detrás. Vosotros salid, dad un buen paseo…”. Y así se han creado relaciones con los habitantes de aquel pueblo, relaciones buenas… Estos no hacen delincuencia ni criminalidad. Pero el solo hecho de estar encerrados, sin hacer nada, eso es un lager2[2], ¿no? Pero no tiene nada que ver con Alemania, no, no. Gracias.
Greg Burke
Gracias a Usted, Santo Padre.
Gracias a vosotros por este trabajo que hacéis y que ayuda a tanta gente. ¡No sabéis el bien que podéis hacer con vuestras crónicas, con vuestros artículos, con vuestros pensamientos! Debemos ayudar a la gente y ayudar también a la comunicación, porque la comunicación y también la prensa nos lleve a las cosas buenas y no nos lleve a desorientaciones que no nos ayudan. Muchas gracias, muchas gracias. Y buena cena. ¡Y rezad por mí!
Fuente: vatican.va.
Traducción de Luis Montoya.
[1] El homicidio de Giulio Regeni fue cometido en Egipto entre enero y febrero de 2016. Regeni era un doctorando italiano de la Universidad de Cambridge; fue raptado el 25 de enero de 2016, día del quinto aniversario de las protestas de la Plaza Tahrir, y su cuerpo fue encontrado el 3 de febrero. Las condiciones del cadáver, hallado cerca de El Cairo en un foso de la autopista El Cairo-Alejandría, han dado lugar a hipótesis de tortura quizá por los vínculos que Regeni tenía con el movimiento sindical que se opone al gobierno del general Al-Sisi. La muerte de Giulio Regeni es objeto de debate político especialmente en Italia y motivo de tensiones diplomáticas entre Italia y Egipto (ndt).
[2] Lager: palabra alemana para “campo de concentración” (ndt).
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