Nuestro espíritu se ha debilitado tanto y nuestra cultura es tan insípida que nos hemos olvidado de quiénes somos
¿Por qué a los occidentales les cuesta hablar de los cristianos perseguidos en otros países? El periodista e historiador Tim Stanley se hace esta preguntaen The Daily Telegraph, y da una primera respuesta: por corrección política, por una especie de sentido de culpa hacia el pasado.
Ese nerviosismo occidental, en el fondo, es consecuencia del rechazo por reconocer nuestro pasado cristiano. “Nuestro espíritu se ha debilitado tanto y nuestra cultura es tan insípida que nos cuesta trabajo ver que los derechos, la democracia, el pluralismo religioso de que gozamos en nuestra parte del mundo no fueron inventados ayer, sino que forman parte de una historia global de progreso social cristiano. Nos hemos olvidado de quiénes somos. No sorprende que cuando vemos sufrir a miembros de nuestra familia religiosa no nos demos cuenta de las responsabilidades que tenemos hacia ellos”.
Una muestra de esa extraña actitud hacía ataques contra cristianos la ve Stanley en un detalle de la noticia con la que la BBCinformó de los nuevos y sangrientos atentados del Domingo de Ramos en Egipto contra templos cristianos coptos. El texto de la noticia explica que “la iglesia primitiva sufrió persecución por parte del imperio romano, y hubo persecuciones intermitentes hasta que Egipto se convirtió en un estado musulmán. Muchos creen que éstas continúan hasta hoy”. “¿Muchos creen?, qué extraña elección de palabras”, comenta Stanley. “Me pregunto cuántos más coptos tendrán que morir antes de que este tormento se eleve de la categoría creencia a la de hecho evidente”.