Un profesor de Primaria explica que la escuela no educa para las familias, “sino con las familias”
Óscar Gonzalez es uno de los grandes defensores de la buena relación entre la familia y la escuela. Lleva varios años luchando por una buena convivencia entre ambas partes y es autor de libros como Familia y Escuela. Escuela y Familia, además de profesor de Educación Primaria y fundador de la Alianza Educativa. Destaca que actualmente existe una relación de gran desconfianza mutua.
«Profesores y padres necesitamos compartir, no competir. Es importante que los padres puedan venir al aula y ver cómo trabajan los profesores en clase. No hay que olvidar que el mayor tiempo de los hijos lo pasan en clase y es lógico que quieran y puedan ver lo que hacen. Familia y escuela nos necesitamos hoy más que nunca porque los padres están mucho más preocupados por la educación de sus hijos».
En este sentido asegura que cuando los padres se implican en la educación, sus hijos obtienen mejores resultados. No obstante, destaca que hay cuatro tipos de padres según la relación que tienen con el colegio de sus hijos:
— Los preocupados: aquellos que se acercan al centro escolar y quieren participar en tutorías, reuniones, en la organización de alguna actividad...
— Los despreocupados: los que no acuden a las citas pero, sin embargo, son los más críticos y suelen ir contra el profesor en casi todo porque no conocen el motivo ni las circunstancias en las que este profesional toma las decisiones.
— Los que se preocupan en exceso: están en el colegio todas las semanas, todos los días. Quieren saberlo todo, hablan con todos, quieren implicarse en cada actividad, opinan, critican...
— Los que no están: los que directamente no van nunca al centro escolar, ni siquiera para recoger las notas de su hijo a fin de curso. «Lo fácil es decir que en estos casos son padres que no se preocupan por sus hijos, pero antes de establecer juicios, es necesario saber qué es lo que ocurre y cómo se puede mejorar la relación con ese padre para que la relación sea más fluida».
Óscar González tiene muy claro que el problema de base de una buena relación familia y escuela está en la comunicación. «Tanto unos como otros deben adoptar una actitud de escucha y no focalizarnos solo en "decir". Los padres deben percibir que los docentes les escuchan y les atienden con un diálogo tranquilo, sin meterles prisa por el simple hecho de que hay otro padre que está esperando su turno para hablar con el profesor».
Explica que hay centros en los que se aprecia un verdadero interés por mejorar las relaciones y por eso emprenden iniciativas muy interesantes. Explica que algunos hacen comisiones mixtas con los padres para tratar temas de interés, también hay padres que se implican y deciden ir pronto a la escuela para, por ejemplo, abrir la biblioteca y atenderla en vez de quejarse de que sus hijos no pueden utilizar este servicio por falta de personal en el centro escolar; hay colegios que montan escuelas de padres... «Entre todos podemos mejorar la educación. La escuela no educa para las familias, sino con las familias».