Ahora siento que el apoyo sentido y el cariño percibido, en estos años, han adquirido otra dimensión, la dimensión del que es realmente un intercesor
“Sobre todo rezo por cada uno muy de veras, para que en todas las encrucijadas del mundo quienes pasen a nuestro lado descubran la maravillosa llamada que nos hace el Buen Pastor, a seguirle en el camino que conduce a la vida eterna”. Comienzo estas líneas con el texto de una carta que me escribió Mons. Javier Echevarría, Gran Canciller de la Universidad de Navarra, en junio de 2003 en un momento complicado en Tecnun.
Esta carta a lo largo de estos años me ha servido para darme cuenta de que nunca he estado solo: a mi lado estaba siempre el Gran Canciller, Prelado y Padre. El cariño que sabe apreciar cuando alguien está agobiado, es propio de quien más allá del oficio o encargo siente al otro como alguien por el que dedicar sus mejores desvelos. Uno así se siente protegido por quien desempeña la paternidad en grado heroico. Esto ha sido para mí nuestro Gran Canciller.
Por eso, ahora siento que el apoyo sentido y el cariño percibido, en estos años, han adquirido otra dimensión, la dimensión del que es realmente un intercesor.
Desde el momento en que me enteré de su fallecimiento, tengo el firme convencimiento de que el Señor ha premiado toda su fidelidad.
Por ello, con sus mismas palabras en la carta citada, copio: “Os animo −sé que éste es vuestro comportamiento a toda hora− a que sigáis trabajando como si nada pasase; en realidad no pasa nada, pues siempre tenemos a nuestro Padre Dios junto a nosotros. Procurad hacer el bien a las almas de los que os rodean, sin esperar algo a cambio. Y la Trinidad bendecirá a manos llenas vuestras ocupaciones”.
Esta es la norma de conducta que, desde el Cielo, le gustará que sigamos. Usando estas palabras e interpretándolas, nada va a pasar en nuestra Universidad. Nos sentimos bien apoyados por san Josemaría, por el Beato Álvaro y, ahora, por Mons. Javier Echevarría. Ellos intercederán por nosotros para que hagamos la labor que san Josemaría previó para nuestra Universidad.
Termino, transcribiendo un deseo suyo: “Cuidad mucho la fraternidad, la caridad, los detalles de servicio alegre y generoso hacia todas las personas: no olvidemos que ése es el distintivo de los que amamos a Cristo”.
Carlos Bastero de Eleizalde Profesor de la Escuela de Ingenieros − Tecnun Universidad de Navarra