En 1989 organizo un encuentro de oración para pedir a Dios que protegiese al país de una vuelta al catolicismo
Cuando Juan Pablo II visitó Suecia en 1989, Ulf Ekman era un pastor luterano que rezó para que Dios protegiera a su país del catolicismo. Ahora, tras su incorporación a la Iglesia católica en 2014, está seguro de que la reciente visita de Papa Francisco ayudará al diálogo entre confesiones, con humildad y caridad.
En 1983, el joven sacerdote luterano Ulf Ekman junto con su esposa Birgitta fundaron una parroquia evangélica independiente “Livets Ord” (Palabra de vida). El motivo que le impulsaba era que mucha gente pudiera encontrar una relación personal con Jesús y dar a los laicos los medios para evangelizar y servir al prójimo. Por entonces, seguía una corriente en la que existía una gran animadversión e ignorancia respecto a la Iglesia católica.
Con ocasión de la visita de san Juan Pablo II a Suecia en 1989, Ulf organizo un encuentro de oración para pedir a Dios que protegiese al país de una vuelta al catolicismo. Pero el Señor tenía otros planes: después de muchos años embarcados en la busca de Jesucristo en una travesía llena de luchas, Ulf y su mujer Birgitta fueron recibidos en la Iglesia Católica en 2014: Con ocasión de la reciente visita del Papa Francisco a Suecia hacemos unas preguntas a Ulf, quien junto con su mujer Birgitta han vivido estos días con un cariño y entusiasmo patentes.
Ulf, en 1989 te mostrabas crítico ante la visita del Papa Juan Pablo II a Suecia. ¿Qué significa san Juan Pablo II para ti hoy?
Es cierto, entonces estaba influido por el escepticismo y el miedo a la supuesta pretensión de poder de la Iglesia Católica. Todavía hoy vemos de hecho en bastantes de los medios de comunicación del país tendencias parecidas ante la visita del Papa Francisco.
El Papa Juan Pablo II era entonces totalmente desconocido para mí. Cuando empecé a conocerle quedé muy sorprendido, impresionado y humillado al darme cuenta de lo equivocado que estaba por puros prejuicios. Este gigante espiritual pasó a tener en cambio una gran importancia en mi vida. Fue una de las causas, y no la menor, de que mis ojos se abrieran a la fe católica y al final lo escogí como santo patrón en mi conversión.
Por aquel tiempo te costaba comprender el ministerio del Papa. ¿Por qué crees que para muchos protestantes resulta difícil entender el papel del Papa?
Hay un temor, bastante extendido, hacia la jerarquía, que se entiende como pretensión de poder. Se teme que las estructuras externas puedan ahogar la vida y libertad del Espíritu Santo. Como la vida cristiana se entiende principalmente como algo interior y personal se rechaza la mediación de la gracia a través de los hombres. Además, está el escenario, que proviene del tiempo de la reforma y se da aún hoy en día, en el que se ve al Papa y a la Iglesia católica en claves apocalípticas, es decir, como una religiosidad falsa y una forma del anticristo. Esto es una trágica equivocación. Pero, con esas ideas más o menos enraizadas en el alma, es difícil entender su auténtico papel, dado por Cristo, no solo como elemento de unidad, sino como una roca para la vida y la fe de la Iglesia, y como un pastor y servidor de todos los cristianos.
¿Qué es, principalmente, lo que hizo que dieras el paso para incorporarte a la Iglesia católica?
Lo que verdaderamente me atrajo fue la concepción misma de la Iglesia que era mucho más rica y profunda que la que yo había visto además de la visión sacramental de la Iglesia y de la fe. Cuando me di cuenta de que la Iglesia no sólo confiesa la fe, sino que realmente es portadora, protectora y transmisora de la gracia de la salvación, no pude hacer otra cosa que aceptar la fe católica.
Cuando comenzaste “Livets Ord” (Palabra de vida) querías hacer conscientes a los laicos de que tienen el encargo de evangelizar y además darles los instrumentos necesarios. ¿Cómo ves esto desde una perspectiva católica?
Efectivamente, era una iniciativa para movilizar y activar a los laicos. Es algo que he perseguido durante toda mi vida. Los laicos en la Iglesia son como un gigante adormecido, un recurso de energía insospechado que hay que movilizar. Me ha gustado lo que he leído de san Josemaría Escrivá sobre su visión del papel de los laicos, su apostolado y su vocación. La evangelización no se hace a través de grandes eventos, sino en la vida de cada día. Hay mucho que hacer para inspirar a los católicos y fortalecer su alegría. Con medios sencillos y en la vida corriente se puede llegar a muchos de manera eficaz y compartir la propia fe con el prójimo, que muchas veces es más abierto de lo que uno imagina.
¿Cómo se puede llevar el mensaje cristiano a la sociedad sueca?
Me parece que los laicos son verdaderamente una pieza importante. Cristo quiere, a través de nosotros, entrar en el ámbito de cada persona, donde viven su vida, sus desafíos y cuestiones vitales. No podemos aislarnos del mundo que nos rodea, pero tenemos que atrevernos a ser diferentes, justo ahí, donde estamos, en medio de la gente.
¿Qué piensas que la visita del Papa Francisco ha supuesto para Suecia?
Creo que es una visita importante. Tiene mucho valor que el Papa Francisco haya puesto físicamente sus pies en tierra sueca, una de los países más secularizados del mundo. La presencia del sucesor de Pedro es muy valiosa y él trae consigo algo especial para nosotros. Su presencia obliga, de modos distintos, tanto a los católicos como a los protestantes, a contar unos con otros y acercarse mutuamente con una actitud humilde y llena de caridad. Esto, siendo bien conscientes de que existen auténticas diferencias, pero que nuestro Señor común quiere que nos reunifiquemos en una verdadera y visible unidad. En esto es el Papa Francisco un gran ejemplo de caridad y audacia.
¿Qué le te hubiera gustado decir al Papa?
Algo que ya ha hecho: que movilice oración por la evangelización de Suecia y la reunificación en la fe. Personalmente, me hubiera gustado preguntarle cómo ve él, en la práctica, la evangelización en un mundo secularizado. Finalmente, le hubiera preguntado cómo es capaz de llevar el yugo que lleva y qué es lo que más le alegra y le da fuerzas para ir adelante.
Fuente: opusdei.es.
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