Este importante aniversario será recordado el 28 de junio con una celebración solemne, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico
“No es que pretendamos dominar vuestra fe, sino que contribuimos a vuestro gozo, pues os mantenéis firmes en la fe”. Es la cita de Pablo (2Cor 1, 24) que, en la fiesta de los santos patronos Pedro y Pablo del año 1951, el 29 de junio de 65 años atrás, acompañó la ordenación sacerdotal que Joseph Ratzinger recibió por el cardenal arzobispo de Múnich Michael von Faulhaber en la Catedral de Frisinga. La cita estaba en la estampa del evento.
Este importante aniversario será recordado el 28 de junio con una celebración solemne, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, y participarán en ella el Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI. El Papa Benedicto recibirá un libro sobre el sacerdocio que fue publicado para celebrar el evento.
“Éramos más de cuarenta candidatos, y cuando nos llamaron todos contestamos Adsum, que significa “Aquí estoy” −escribió Ratzinger en su Autobiografía−. Era un espléndido día de verano, que permanece inolvidable como el momento más importante de mi vida”. “No hay que ser supersticiosos, pero en el momento en que el viejo arzobispo impuso las manos sobre mi cabeza, un pajarito −quizás una alondra− levantó el vuelo desde el altar mayor de la catedral y entonó un canto alegre; fue como si una voz desde lo alto me dijera: muy bien, estás en el camino derecho”, recuerda Ratzinger. Su hermano mayor Georg estaba con él para ser ordenado sacerdote.
“El día de la primera Misa nuestra iglesia parroquial de san Osvaldo estaba iluminada en todo su esplendor, y la alegría, que casi se tocaba, envolvió a todos en la acción sacra, en la forma vivísima de una ‘participación activa’, que no tenía necesidad de una actividad exterior. Estábamos invitados a llevar a todas las casas la bendición de la primera Misa y fuimos acogidos en todas partes −también entre personas completamente desconocidas− con una cordialidad que hasta aquel momento no me podía haber imaginado. Experimenté así muy directamente las grandes esperanzas que ponían los hombres en sus relaciones con el sacerdote, cuánto esperaban su bendición, que viene de la fuerza del Sacramento. No se trataba de mi persona ni de la de mi hermano: ¿qué podrían significar, por sí mismos, dos hermanos como nosotros, para tanta gente que encontrábamos? Veían en nosotros unas personas a las que Cristo había confiado una tarea para llevar su presencia entre los hombres”.
Mientras que el Papa emérito está cerca de esta importante meta, entre los Pontífices que han llegado a los 65 años de sacerdocio destaca León XIII, que celebró este aniversario al principio del siglo pasado.
El sacerdocio “no es simple «oficio», sino un sacramento: Dios se vale de un hombre con sus limitaciones para estar, a través de él, presente entre los hombres y actuar en su favor” dijo Benedicto XVI el 11 de junio de 2010 en la homilía al final del Año sacerdotal, que él mismo estableció en el 150 aniversario de la muerte de Juan María Vianney, santo patrono de todos los párrocos del mundo.
Al tema del sacerdocio es dedicado el volumen XII de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger. El título es “Annunciatori della Parola e Servitori della vostra gioia” y recoge más de 80 textos sobre el ministerio eclesiástico. El libro, cuyo subtítulo es “Teologia e spiritualità del Sacramento dell’Ordine”, trata de estudios teológicos y científicos, meditaciones sobre la espiritualidad sacerdotal y homilías sobre el servicio episcopal, sacerdotal y diaconal que es el resultado del trabajo del teólogo, el obispo y el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe Joseph Ratzinger, que se refieren a un periodo de casi medio siglo, desde 1954 hasta 2002.