Francisco quiere que se destine la colecta de este domingo a paliar de algún modo la situación de los civiles en Ucrania, los que siempre pagan el precio más alto en las guerras
Hace pocas semanas, en el domingo de la Divina Misericordia, el Papa recordó la guerra en Ucrania:
"Pienso en particular aquí en Europa en el drama de los que sufren las consecuencias de la violencia en Ucrania: En los que permanecen en aquellas tierras golpeadas por la hostilidad que ya ha causado varios miles de muertos y en el más de un millón que se han visto obligados a dejarlas por culpa de la grave situación que continúa”.
Francisco quiere que se destine la colecta de este domingo 24 de abril a esto: Paliar de algún modo la situación de los civiles en Ucrania, los que siempre pagan el precio más alto en las guerras.
El miércoles en la audiencia general volvió a pedir generosidad a los católicos de Europa:
"Agradezco de forma anticipada a todos los que contribuirán generosamente en esta iniciativa que tendrá lugar el próximo domingo, 24 de abril”.
Dos años de guerra han dejado en Ucrania un panorama desolador. Miles de personas han perdido sus casas a causa de los bombardeos y ahora viven así, incluso compartiendo los vagones de un viejo tren.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU estima que hay un alto riesgo de que unos 300.000 ucranianos comiencen a pasar hambre.
El conflicto armado comenzó en abril de 2014 entre prorrusos apoyados por Moscú y el gobierno de Kiev. Desde entonces más de 10.000 personas han perdido la vida, hay unos 2 millones de refugiados y desplazados internos y otros 3 millones de personas necesitan ayuda humanitaria.
La de Ucrania es una más de las guerras que conforman la Tercera Guerra Mundial por partes de la que habla el Papa Francisco. Es una más de las guerras olvidadas en el mundo.