Durante casi una hora, el Santo Padre conversó y respondió a las preguntas de los periodistas en el vuelo de regreso de México
Como ya es tradicional, el Papa Francisco ofreció una rueda de prensa a los periodistas que lo acompañaron en su 12° Viaje Apostólico a México en el vuelo de regreso de a Roma.
Entre los temas tratados se habló de la devoción del pueblo mexicano a la Virgen de Guadalupe, los problemas sociales que afectan a este país, como el narcotráfico, la migración, la situación de las personas desaparecidas y la violencia; el encuentro con el querido hermano Kiril y los agradecimientos al organizador de los viajes pontificios desde los tiempos de Juan Pablo II, el Doctor Alberto Gasbarri, que con este Viaje concluye su servicio a la Sede Apostólica.
Phil Pulella, de ‘Reuters’
La pregunta es sobre los problemas de los migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos, que son tema también de campaña política y electoral, como algunas declaraciones del candidato republicano Donald Trump.
Por suerte ha dicho que soy político, porque Aristóteles define a la persona humana como ‘animal politicus’. Yo por lo menos soy una persona humana ¿eh?... Y que soy una ‘ficha en un tablero’… quizá… no sé… lo dejo al juicio de ustedes, de la gente… Y, además, una persona que piensa solo en construir muros, sea donde sea, en no construir puentes… no es cristiana. Éste no es el Evangelio. Sobre lo que se me pregunta, acerca de qué le aconsejaría yo si votar o no votar: no me meto. Solamente digo: este hombre no es cristiano, si dice eso. Hay que ver si él ha dicho esas cosas ¿no? Y por ello concedo el beneficio de la duda.
Jean-Louis de la Vaissière. De France Presse
El encuentro con el Patriarca ruso Kirill y la firma de una Declaración conjunta ha sido saludado por el mundo entero como un paso histórico. Pero ahora, ya hoy en Ucrania los greco-católicos se sienten traicionados y hablan de un “documento político”, de apoyo a la política rusa. En el campo, la guerra de las palabras se ha encendido de nuevo. ¿Usted piensa que puede ir a Moscú? ¿Fue invitado por el Patriarca? ¿Piensa ir quizás a Creta para saludar al Concilio Pan-ortodoxo en primavera?
Comienzo por el final. Estaré presente, espiritualmente y con un mensaje: me gustaría ir a saludarlos, son hermanos, pero debo respetarlos. Pero sé que ellos quieren invitar a los observadores católicos y esto es un buen puente. Pero detrás de los observadores católicos estaré yo, rezando con los mejores deseos para que los ortodoxos sigan y vayan adelante, adelante, porque son hermanos y sus obispos son obispos como nosotros. Y después… Kirill. Mi hermano. Nos besamos, abrazamos y luego tuvimos un coloquio de una hora. ¡Dos horas! Más de una hora… la vejez no viene sola ¿eh? Dos horas en las cuales hemos hablado como hermanos: sinceramente y nadie lo sabe de qué hemos hablado, solamente aquello que dijimos al final, públicamente, sobre qué sentimos al hablar.
Tercero: este artículo, aquellas declaraciones en Ucrania. Cuando dije esto, estuve un poco preocupado, porque era más bien Svjatoslav Ševčuk que dijo que el pueblo ucranio o algunos ucranios o tantos ucranios se sienten profundamente desilusionados y traicionados. En primer lugar, yo conozco bien a Svjatoslav: en Buenos Aires, por cuatro años trabajamos juntos. Cuando él fue elegido tenía 42 años ¿eh? Un buen hombre, fue elegido obispo mayor, volvió a Buenos Aires a buscar sus cosas. Vino a visitarme y me regaló un icono, pequeño así, de la Virgen de la Ternura y me dijo: “esta imagen me ha acompañado por toda la vida: quiero dejarla a ti, que me has acompañado en estos cuatro años”. Es una de las pocas cosas que me hice traer de Buenos Aires y la tengo en el escritorio. Es decir, es un hombre por el cual tengo respeto y familiaridad, nos damos del “tu” y así…
Segundo: por esto me pareció un poco extraño. Y me acordé de una cosa que dije aquí, a ustedes: para entender una noticia, una declaración, es necesario buscar la hermenéutica de todo. Pero, ¿cuándo dijiste esto? Fue dicho en una declaración del 14 de febrero pasado, el domingo, el domingo pasado. Una entrevista que hizo, un padre, tomada por el padre, no recuerdo… un sacerdote ucranio. En Ucrania, tomada y publicada. Aquella noticia, la entrevista es de una página, dos o un poco más, más o menos. Aquella noticia está en el tercer último párrafo, así pequeño. Leí la entrevista, y diré esto: Ševčuk es la parte dogmática, se declara hijo de la Iglesia, en comunión con el Obispo de Roma, con la Iglesia. Habla del Papa, de la cercanía al Papa y de él, de su fe, ¿no? Y de la fe también del pueblo ortodoxo allí: en la parte dogmática, ninguna dificultad, es ortodoxa en el buen sentido de la palabra, es decir Doctrina Católica, ¿no?
Luego, como en toda entrevista −ésta, por ejemplo− cada uno tiene el derecho de decir sus cosas, y esto no lo hizo sobre el encuentro, porque del encuentro dice: “Es una cosa buena y tenemos que seguir adelante”. En este segundo capítulo, las ideas personales que una persona tiene. Por ejemplo, esto que yo he dicho sobre los obispos que trasladan a los sacerdotes pederastas, lo mejor que pueden hacer es dimitir, es una cosa… no es dogmática, pero es lo que yo pienso. Y así él tiene sus ideas personales que son para dialogar, y tiene derecho a tenerlas. Todo lo que dice él está en el documento: este es el problema. Sobre el hecho del encuentro… “pero, éste es el Señor, el Espíritu que va adelante, el abrazo…”: Todo va bien. ¿El Documento? Es un documento discutible, y tiene un añadido más: que Ucrania está en un momento de guerra, de sufrimiento, con tantas interpretaciones.
Yo he nombrado al pueblo ucraniano pidiendo oraciones y cercanía tantas veces, ya sea en los Ángelus o en las Audiencias del miércoles. Pero el hecho histórico de una guerra vivida como… cada uno tiene su idea, cómo es esta guerra, quién la ha iniciado, cómo se hace, cómo no se hace… Es evidente que éste es un problema histórico, pero también un problema personal (vivencial, existencial) de aquel país, y habla del sufrimiento. Y allí, yo inserto este parágrafo: se comprende que los fieles… porque Svjatoslav dice: “Tantos fieles me han llamado o escrito diciendo que están profundamente decepcionados o que se sienten traicionados por Roma”: se entiende que un pueblo en aquella situación sienta esto, ¿no? Pero, el Documento es opinable sobre esta cuestión de Ucrania, pero allí se dice que se detenga la guerra y que se vaya a acuerdos; también yo personalmente he dicho que los Acuerdos de Minsk vayan adelante, y que no se borre con el codo lo que se ha escrito con las manos, ¡eh!
La Iglesia de Roma, el Papa ha dicho siempre: “Busquen la paz”. He recibido a ambos presidentes. Paridad, ¿no? Y por esto, cuando usted dice que ha oído esto de su pueblo, yo lo entiendo: lo entiendo. Pero no es “la” noticia. “La noticia” es todo. Si ustedes leen toda la entrevista, ven que hay cosas dogmáticas serias, que permanecen, hay un deseo de unidad, de ir adelante, ecuménico −él es un hombre ecuménico… Hay algunas opiniones… Él me ha escrito, cuando se supo del viaje, del encuentro, pero como un hermano, dando sus opiniones de hermano…
A mí no me desagrada el Documento, así; no me desagrada en el sentido de que debemos respetar las cosas, que cada uno tiene la libertad de pensar en aquella situación tan difícil. Y desde Roma… ahora el Nuncio está en la frontera donde se combate, ayudando a los soldados, a los heridos; la Iglesia de Roma ha enviado tanta ayuda, tanta ayuda allí; y siempre paz, acuerdos, que se respete el Acuerdo de Minsk… y así. Este es el conjunto. Pero no asustarse con aquella frase: ésta es una lección, que a una noticia se la debe interpretar con la hermenéutica del todo, no de la parte.
Carlo Marroni de ‘Il sole 24 ore’
La pregunta es sobre la familia y la ley que se debate en el parlamento italiano sobre las uniones civiles, adopciones y derechos de los niños, con repercusiones también en la sociedad y entre los católicos.
Ante todo, yo no sé cómo están las cosas en el Parlamento italiano… El Papa no se mete en la política italiana. En la primera reunión que mantuve con los obispos, en mayo de 2013, una de las tres cosas que dije: «Con el gobierno italiano, arréglenselas ustedes». Porque el Papa es para todos y no puede meterse en política concreta, interna de un país: éste no es el papel del Papa ¿no? Y lo que pienso yo es lo que piensa la Iglesia y ha dicho en tantas ocasiones… porque éste no es el primer país que vive esta experiencia: son tantos. Yo pienso lo que la Iglesia ha dicho siempre.
¿El Patriarca Kirill lo ha invitado a ir Moscú?
El Patriarca Kirill… yo preferiría… porque si digo una cosa debo decir otra y otra y otra: preferiría que aquello de lo que hemos hablado nosotros, solos, sea sólo lo que hemos dicho en público. Este es un dato. Y si digo esto, debería decir más… ¡no! Lo que yo he dicho en público, lo que él ha dicho en público, esto es lo que se pude decir del coloquio privado. De lo contrario no sería privado. Pero puedo decirle: yo he salido feliz. Y también él.
La corresponsal de la cadena COPE, de España, Paloma García Ovejero preguntó al Santo Padre sobre la actual preocupación que hay en el mundo por el virus del Zika, sobre todo por el riesgo que corren las mujeres embarazadas. Algunas autoridades han propuesto el aborto. La periodista pregunta “En este caso, ¿la Iglesia puede tomar en consideración el concepto de “mal menor”?
El aborto no es un “mal menor”. Es un crimen. Es eliminar a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia, ¿eh? Es un crimen. Es un mal absoluto. Sobre “mal menor”: evitar el embarazo es… hablamos en los términos de conflicto entre el quinto y el sexto Mandamiento. Pablo VI, ¡el Grande!, en una situación difícil, en África, permitió a las religiosas usar los anticonceptivos por casos de violencia. No confundir el mal de evitar el embarazo, con el aborto. El aborto no es un problema teológico: es un problema humano, es un problema médico. Se mata a una persona para salvar a otra en el mejor de los casos. O para pasarla bien, ¿no? Está en contra del Juramento Hipocrático que los médicos deben hacer. Es un mal en sí mismo, pero no es un mal religioso, al inicio: no, es un mal humano. Luego, evidentemente, como es un mal humano −como cada asesinato− es condenado. En cambio, evitar el embarazo no es un mal absoluto: en ciertos casos, como es éste, como en aquel que he mencionado del Beato Pablo VI, estaba claro. También yo exhortaría a los médicos que hagan de todo por encontrar las vacunas contra estos dos mosquitos que traen este mal: sobre esto hay que trabajar… Gracias
Ludwig Ring-Eifel, de la agencia alemana KNA
Santidad, en pocas semanas Usted recibirá el Premio Carlo Magno, uno de los premios más prestigiosos de la Comunidad Europea. También Su predecesor, San Juan Pablo II, recibió este premio, que era tan importante para él. Y le importaba mucho también la unidad europea, que ahora parece que está yendo a trozos, antes con la crisis del euro y ahora con la crisis de los refugiados. ¿Usted a lo mejor tiene una palabra para nosotros en esta situación de la crisis europea?
Primero sobre el Premio Carlo Magno. Yo tenía la costumbre de no aceptar condecoraciones o doctorados, pero desde siempre: no por humildad, sino porque no me gustan, estas cosas. Un poco de locura es bueno tenerla, y no me gusta. Pero en este caso, no digo “forzado”, pero “convencido” con la santa y teológica testarudez del cardenal Kasper, que ha sido elegido (ríe) desde Aachen para convencerme. Y yo he dicho: “Sí, pero en el Vaticano”. Y… he dicho esto; lo ofrezco por Europa: que sea una condecoración, un premio para que Europa pueda hacer aquello que yo he deseado en Estrasburgo: más fácil que no sea la “abuela Europa”, pero la “mamá Europa”.
Segundo. El otro día, leyendo las noticias sobre esta crisis y esto: yo leo poco, yo sólo hojeo un periódico −no digo el nombre para no crear celos, pero se sabe… (Ríe) −lo veo 15 minutos, y luego me hago informar de la Secretaria de Estado… Una palabra que me ha gustado, y me ha gustado −no sé quién la aprueba y quién no− “la refundación de la Unión Europea”. Y yo he pensado en los grandes Padres, ¿eh?
Pero hoy ¿dónde están un Schuman, un Adenauer? Y estos grandes, que después de la guerra han “fundado” la Unión Europea… Y me gusta, esta idea de la refundación: ¡a lo mejor se podría hacer! Porque Europa, no diría que es “única”, pero tiene una fuerza, una cultura, una historia que no se puede desperdiciar, y tenemos que hacer de todo para que la Unión Europea tenga la fuerza y también la inspiración de hacernos andar hacia delante. No sé, esto es lo que pienso.
Anne Thompson, “Nbc News”
Gracias, padre Lombardi. Matteo me ayudará… Santo Padre, durante este viaje usted ha hablado mucho de familia y del Año de la Misericordia. Algunos se preguntan, cómo una Iglesia que sostiene ser “misericordiosa” pueda perdonar con más facilidad a un asesino que a uno que se divorcia y se vuelve a casar…
¡Me gusta la pregunta! Sobre la familia, han hablado dos Sínodos y el Papa ha hablado todo el año en las catequesis de los miércoles. Y la pregunta es verdadera, me gusta, porque usted la ha formulado plásticamente bien, ¿eh? En el documento post-sinodal que saldrá −quizás antes de Pascua− se retoma todo aquello que el Sínodo −en uno de los capítulos, porque tiene muchos− ha dicho sobre los conflictos o sobre las familias heridas, y la pastoral de las familias heridas… Es una de las preocupaciones. Como lo es también la preparación al matrimonio. Piense que para hacerse sacerdote se necesitan ocho años de estudio, de preparación, y después, después de un cierto tiempo, si sientes que no puedes, pides la dispensa, te vas, y todo termina ahí.
En cambio, para recibir un sacramento que es para toda la vida ¡bastan tres-cuatro charlas!… La preparación al matrimonio es muy importante: es muy, muy importante porque creo que sea una cosa que la Iglesia, en la pastoral común −al menos en mi país, en Sudamérica− no ha evaluado tanto. Por ejemplo −ahora no mucho, pero hace algunos años− en mi patria, existía la costumbre de… se llamaba “casamiento de apuro”: casarse rápidamente porque viene un niño. Y para cubrir socialmente el honor de la familia… Así, no eran libres, y tantas veces estos matrimonios son nulos. Y yo, como obispo, he prohibido a los curas hacer esto, cuando era el caso… el niño ¡que venga! Que sigan siendo novios, y cuando se sientan listos para afrontarlo durante toda la vida, que vayan adelante. Pero hay una falta del matrimonio.
Luego, otro capítulo muy interesante: la educación de los hijos. Las víctimas de los problemas de la familia son los hijos: los hijos. Pero también víctimas de los problemas de la familia que ni el marido ni la esposa quieren: por ejemplo, la necesidad de trabajo. Cuando el papá no tiene tiempo libre para hablar con los hijos, cuando la mamá no tiene tiempo libre para hablar con los hijos… Cuando yo confieso a una pareja que tiene hijos, un matrimonio, pregunto: “¿cuántos hijos tienen?”
Y algunos se asustan porque dicen: “el cura me preguntará por qué no tengo más…”. Entonces yo agrego: “le haré una segunda pregunta: ¿usted juega con sus hijos?”, y la mayoría −¡casi todos!− dicen: “pero, Padre, no tengo tiempo: trabajo todo el día”. Y los hijos son víctimas de un problema social que hiere a la familia. Es un problema… me gusta su pregunta. Y una tercera cosa interesante, en el encuentro con las familias en Morelia −no: ¿fue en Morelia? No… en Tuxtla, en Tuxtla −había una pareja de vueltos a casar en segunda unión, integrados en la pastoral de la Iglesia… Y la palabra-clave que usó el Sínodo −y yo retomaré− es “integrar en la vida de la Iglesia a las familias heridas, a las familias de los vueltos a casar”, y todo esto. Pero no olvidarse de que los niños están al centro, ¿eh? Son las primeras víctimas, ya sea de las heridas que de las condiciones de pobreza, de trabajo, de todo esto…
¿Significa que podrán recibir la comunión?
Esta es una cosa... Integrar en la Iglesia no significa “recibir la comunión”, porque conozco católicos vueltos a casar que van a la iglesia una vez al año, dos veces: “¡Pero, quiero hacer la comunión!”, como si la comunión fuese una condecoración, ¿no? Un trabajo de integración… todas las puertas están abiertas. Pero no se puede decir, solamente hasta aquí, “pueden hacer la comunión”. Esta sería también una herida a los matrimonios, a la pareja, porque no los hará cumplir aquel camino de integración. Y estos dos ¡eran felices! Y han utilizado una expresión muy hermosa: “Nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero hacemos comunión en la visita al hospital, en esto, en aquello…”. Su integración está ahí. Si hay algo más, el Señor dirá, pero… es un camino… Gracias.
De nada. Muy amable…
Antone-Marie Izoard de “Imedia”
La pregunta es sobre las actividades del Papa y sobre el “intenso” intercambio epistolar entre Juan Pablo II y la filósofa americana Anna Tymieniecka, y si es posible que un Papa pueda tener una relación de este tipo con una mujer. Si el Papa Francisco ha tenido o tiene una experiencia como esta.
Esto lo conocía, esta relación de amistad, entre San Juan Pablo II, y esta filosofa, cuando estaba en Buenos Aires: una cosa que se sabía, también los libros de ella son conocidos, y Juan Pablo II era un hombre inquieto… Además, yo diría que un hombre que no sabe tener una buena relación de amistad con una mujer −no hablo de los misóginos: estos son enfermos− es un hombre que le falta algo. Y yo, por experiencia propia, también, cuando pido un consejo, pido a un colaborador, a un amigo, un hombre, pero también me gusta escuchar el parecer de una mujer: ¡te dan tanta riqueza! Miran las cosas de otro modo.
A mí me gusta decir que la mujer es aquella que construye la vida en el vientre y tiene −¿pero esto es una comparación que hago yo?− y tiene este carisma de darte cosas para construir. Una amistad con una mujer no es un pecado: una amistad. Una relación amorosa con una mujer que no sea tu mujer, es un pecado. El Papa es un hombre, el Papa tiene necesidad también del pensamiento de las mujeres. Y también el Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana, santa, con una mujer. Existen santos amigos −Francisco, Clara, Teresa, Juan de la Cruz… No se asusten… Pero, las mujeres no son todavía un poco… bien consideradas, no totalmente… no hemos entendido el bien que una mujer puede hacer en la vida del sacerdote y de la Iglesia, en un sentido de consejo, de ayuda, de sana amistad. Gracias.
Javier Martínez Brocal, “Rome Reports”
Santo Padre, muchas gracias por este viaje a México: fue un honor acompañarlo y ver lo que vimos. Paso al italiano: todavía no hemos vuelto a Roma y ya estamos pensando en futuros viajes, en hacer de nuevo las valijas. Santo Padre, ¿Cuándo irá a la Argentina, donde lo esperan desde hace mucho tiempo, o cuándo volverá a América Latina, o irá a China...? También, una broma: usted, durante este viaje, nos habló muchas veces de “soñar”. Usted, ¿qué sueña? Y, sobre todo, ¿cuál es su pesadilla?
China,... (Risas) ir allí: ¡Me gusta mucho! Quiero decir una cosa, una cosa justa, sobre el pueblo mexicano. Es un pueblo de una riqueza, de una riqueza tan grande, es un pueblo que sorprende... tiene una cultura, una cultura milenaria... ¿ustedes saben que hoy, en México se hablan 65 idiomas, contando los indígenas? ¡65! Es un pueblo de gran fe, también ha sufrido persecuciones religiosas, hay mártires −ahora canonizaré dos... dos o tres... Es un pueblo... no se lo puede explicar: es un pueblo que simplemente no se puede explicar porque la palabra “pueblo” no es una categoría lógica, es una categoría mítica. Y no se puede explicar el pueblo mexicano, esta riqueza, esta historia, esta alegría, esta capacidad de fiesta y estas tragedias sobre las que ustedes han preguntado.
No puedo decir otra cosa, que esta unidad, también que este pueblo haya logrado no fallar, a no terminar con tantas guerras, y las cosas que suceden ahora... Pero allí, en Ciudad Juárez, hubo un pacto de 12 horas de paz por mi visita: después continuarán a luchar entre sí, los traficantes... Pero, un pueblo que aún tiene esta vitalidad, sólo se explica por Guadalupe. Y yo los invito a estudiar seriamente el hecho de Guadalupe. La Virgen está allí. No encuentro otra explicación. Sería bueno que ustedes, como periodistas, hay algunos buenos libros que explican, que explican también la pintura, cómo es, lo que significa... Y así se podrá entender un poco este pueblo tan grande, tan bello.
Padre Lombardi
Gracias, Santidad. Entonces, hemos terminado con la serie de preguntas previstas. Estaba la señora Pigozzi que quería decirnos algo, no sé bien qué cosa: ahora le damos el micrófono; y luego, después tenemos todavía una pequeña “cola”, que se refiere a una circunstancia que todos sabemos.
Caroline Pigozzi de “Paris Match”
Sí, Santo Padre, buenas tardes. Dos cosas. Quería saber lo que le pidió a la Virgen de Guadalupe, porque se quedó mucho tiempo rezando en la iglesia a la Virgen; después, la segunda cosa, ¿usted sueña en italiano o en español?
Sí, diré que sueño en esperanto... (Ríe) No sé cómo responder a esto: realmente. A veces sí, recuerdo, algún sueño en otro idioma, pero soñar en idiomas no, pero con figuras, sí. Eh, mi psicología es así. Con palabras sueño poco ¿no? ¿Y la primera era?
La primera pregunta, Santidad, usted estuvo mucho tiempo rezando a la Virgen...
Pedí por el mundo, por la paz... muchas cosas... La pobre terminó con la cabeza así... He pedido perdón, he pedido que la Iglesia crezca sana, pedí por el pueblo mexicano... también, una cosa que pedí tanto es que los sacerdotes sean verdaderos sacerdotes y las monjas, verdaderas monjas y los obispos, verdaderos obispos: como el Señor nos quiere. Esto lo pedí mucho, ¿no? Y después, las cosas que un hijo le dice a la Mamá son un poco secretas... Gracias, Carolina…
Padre Lombardi
Entonces, como sabemos, este es el último viaje de Alberto Gasbarri, que está aquí cerca, y que todos conocemos muy bien y a quien estamos muy agradecidos por el servicio que ha cumplido en todos estos viajes. Entonces, ahora también nuestros colegas querían decir unas palabras a Alberto, y también hacerle un pequeño homenaje. Tenemos nuestra decana que habla... dado que usted hizo todas estas atenciones a las mujeres, nosotros tratamos de adecuarnos.
Decana
Vamos a tratar de tener una buena relación... En serio, me gusta mucho bromear, usted lo sabe. Sin embargo, en este momento no puedo, porque me entristece mucho la idea de que en el próximo viaje no esté Alberto, y no me sale ninguna broma: porque es una de esas personas que es imposible pensar no ver a su lado, en los próximos meses. La primera vez que lo vi, fue hace 37 años, tenía más cabello, era un poco más delgado, pero era exactamente la misma persona. Yo lo llamaría “el señor de los cielos”, es la expresión que me viene. Es un caballero de otra época, no sólo por el traje y su vestir impecable, sino que hemos pasado muchísimas cosas. Él ha estado al servicio −como decimos en la Iglesia− de tres Papas; hubo muchos momentos difíciles, aterrizajes de emergencia, países en lucha... Nunca lo vi levantar la ceja, ni una palabra más, nunca un momento de nerviosismo, nunca descortés con nadie. En verdad, un caballero. Es como un sastre: un gran sastre que le cosió a medida para tres Papas diferentes los viajes, hechos a medidas para los tres Papas.
En los inicios de Juan Pablo II, creo que cuando comenzó a colaborar con el padre Tucci después de la salida de Mons. Marcinkus, creo que Mons. Marcinkus le dijo: Mira, este es polaco, es un cabeza dura y las verás de todos los colores”. Y creo que fue así al principio. Al final de su pontificado −es cierto...− era un poco como un hijo: no sólo organizaba los viajes sino que estaba cerca de un hombre que cada día más tenía limitaciones físicas y él se inventó de todo −trono móvil, la plataforma móvil− y veíamos con qué sentimiento, con qué angustia a veces, estaba cerca de él atento a que no cayese, que estuviera bien. Luego llegó el Papa Benedicto: él, hasta ese momento era el “número dos”, digamos; en 2005, el Papa Benedicto lo nombró “número uno” y creo −no sé si me equivoco− y creo que, ¿tal vez fueron los ocho años más tranquilos, más simples? Porque creo que el Papa Benedicto era más manso, más ordenado, no saltaba de un minuto el protocolo, seguía todo lo que Alberto le decía, era más “dócil”, por así decirlo. (Risas)
Y luego... llegó un huracán, y creo que Alberto haya tenido que hacer otro traje y decir: “Oh Dios, me parece que también este es una cabeza dura”, pienso. Y de todos modos, creo que han llegado de nuevo a tener una bellísima relación: hemos hecho todos estos viajes, todos, con Juan Pablo II, con Benedicto, con usted, verdaderamente a medida para cada uno de ustedes porque finalmente −como usted lo dijo− cada Papa es un hombre: tiene sus gustos, sus ritmos, sus propias prioridades y creo que él ha sabido interpretar a los tres en el mejor de los modos y siempre con una gentileza, una calma, una educación y una eficiencia verdaderamente extraordinarias. Así que verdaderamente me da mucha tristeza que en próximo viaje tú no estés.
Padre Lombardi
Bien: ¿quieren explicar los dones que le hacen a Alberto?
En primer lugar, Cindy tiene un regalo, se trata de un regalo serio... Así que vamos a dejar las cosas serias para el final. En cambio yo quería... yo no puedo dar a Alberto las llaves de San Pedro, tal vez usted puede hacerlo; pero, yo se lo doy a usted y usted a Alberto, el llavero de San Pedro: es un avión pequeño, así (...) siempre, y después hemos pensado que aquí estamos a bordo de un avión de Aeroméxico, pero si, ha pasado media vida con Alitalia, y como después tendrá un montón de tiempo para jugar, le compramos un juguete: y esta es la parte bromista. Y ella tiene la parte seria.
Cindy
Gracias Santidad. Tomamos algunas imágenes de Ebu, de Giancarlo Giuliani, de Associated Press, de “L’Osservatore Romano” y de Paul Haring... Un poco, se puede decir que hizo el photobombing de los momentos más históricos: hay un Papa, un presidente −Alberto. Esperamos que le guste...
Dr. Gasbarri
¿Puedo, Santo Padre?
Una sola palabra: también yo repito lo que dije al principio: muchas gracias. Él me dio buenos consejos. Solamente tiene un defecto: que no sabe calcular bien los kilómetros...
Dr. Gasbarri
Gracias, Santo Padre, gracias a todos los colegas. Estoy emocionado por este momento. Naturalmente, agradezco al Papa Francisco por su confianza y su paciencia. Les cuento una pequeña anécdota. En noviembre estábamos en África, Bangui, y el Santo Padre tenía que reunirse con los obispos, y yo en cambio veo que entra en la capilla donde no estaban los obispos. Digo: “Pero, Padre Santo, debe encontrarse con los obispos...”. Y él me responde: “Voy a la capilla para rezarle a la Virgen que me dé paciencia para soportar a Gasbarri”. Aquí está. (Risas) Ahora lo he liberado de una intención de oración... (risas). Gracias, Santo Padre; gracias por todo. Naturalmente, mi pensamiento de agradecimiento va al Papa Benedicto con quien tengo todavía una relación de afecto y devoción, y por supuesto a San Juan Pablo II, a quien he dado 27 años, los mejores de mi vida −¡era joven!− y estoy muy afeccionado a él. El último agradecimiento es para el cardenal Tucci, a quien yo llamo todavía “padre”, porque para mí fue un padre.
Padre Lombardi
Y ahora, me dicen que está lista una torta, como se usa en estas bellas situaciones. Aquí está.
Buen viaje. Muchas gracias por su trabajo y recen por mí. Y sepan que yo estoy a su disposición. Y jueguen con sus hijos…
Fuente: radiovaticano.va.
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
San Josemaría, maestro de perdón (1ª parte) |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |