No se puede hablar de educación −no aludo a la mera instrucción− sin referirse a los valores, a los hábitos positivos; estos se dan con frecuencia en la actividad voluntaria
Señalaba el poeta estadounidense Walt Whitman: “Cuando yo doy, me doy a mí mismo”.
Traigo a colación lo de dar y lo de darse, ya que en esta entrada del blog pretendo abordar la importancia del voluntariado, en nuestro caso en el ámbito educativo, tanto para quienes prestan la actividad como para sus beneficiarios.
Al concluir, espero que compartas que, en el voluntariado, beneficiarios somos todos. Se cumple así lo que decía Lao-Tsé: “Da y tendrás en abundancia”.
La revista Participación Educativa, del Consejo Escolar del Estado, dedica este año su núm. 6 a “Valores, virtudes y éxito escolar”.
Dicho ejemplar, entre otros interesantes contenidos, cuenta con un artículo de dos profesionales navarros de la Educación, Andrés Jiménez Abad y Ángel Sanz Moreno. El mismo es relativo a “Hábitos y valores: un área de mejora para los centros”.En él se describe el sistema de indicadores del desarrollo de hábitos y valores publicado el pasado mandato por el Departamento de Educación de Navarra y destinado, separadamente, al alumnado de Primaria y al de Secundaria −anexo−.
No se puede hablar de educación −no aludo a la mera instrucción− sin referirse a los valores, a los hábitos positivos. Éstos se dan con frecuencia en la actividad voluntaria.
Me refiero a valores como el respeto (reconocimiento de la dignidad de todas las personas por el hecho de serlo, de sus derechos), la empatía o amabilidad (ponerse en el lugar del otro, ser sensible, afectuoso, agradable). O a otros como la disposición hacia la justicia, la solidaridad, el compromiso social, la colaboración y cooperación, la generosidad, el altruismo, la gratuidad…
Estos valores con frecuencia se plasman en pequeñas acciones, de personas corrientes, en muchos casos anónimas. La inmensa mayoría, si no todas, desde el espíritu que describe R. Tagore: “La raíz escondida no pide premio alguno por llenar de frutos las ramas”.
Por otra parte, tales valores exigen hacer uso a su vez de una libertad madura, de fortaleza, responsabilidad, prudencia…
Estas consideraciones, en una sociedad plena de periferias, propiciaron que con ocasión de uno de los encuentros de la Asociación Educación Abierta se abordase la posibilidad de potenciar el voluntariado en el seno de la comunidad educativa por las enormes posibilidades que ofrece en beneficio de todos.
Naturalmente, en el planteamiento surgieron diversas concreciones: por ejemplo la del voluntariado y las personas con discapacidad o con necesidades especiales.
Deseo subrayar aquí algo relevante: aunque haya quien automáticamente e incluso de buena fe pueda pensar que las personas con discapacidad o NEEs han de ser siempre sujetos pasivos de las actividades de voluntariado esto no es así: una chica con ceguera o un estudiante con paraplejia pueden perfectamente (aún diría más, tienen derecho a) hacer compañía, alegrar, apoyar, hacer la vida mejor a otras personas que lo necesitan, que lo disfrutan e incluso que hasta lo pueden agradecer.
Pretendo con lo que acabo de señalar dejar claro que la igualdad de oportunidades ha de hacerse posible también en este ámbito, favoreciendo la inclusión y fortaleciendo la autoestima de la persona afectada. Déjame que te regale el ejemplo que tienes en el vídeo:
Existen muchos ámbitos de actuación, de apoyo, de refuerzo… no es momento de concretarlos. Y muchas personas o grupos susceptibles de participar y crecer. Aquí, ganamos todos.
La Administración, las instituciones, la sociedad en su conjunto, tienen en ello un reto permanente: el que hoy quiero subrayar a través de una educación que, o es abierta y generosa, inclusiva, o no será.
Y recuerda que educa la tribu entera. También tú. Por ello, estudiante, profesional −docente o no−, padre o madre, pensionista… anímate y súmate, con tus hechos, a promover o participar en iniciativas voluntarias.
Necesitamos personas comprometidas, no ya de palabra, sino de obra. Como escribía Cervantes, “más vale un toma que dos te daré”.
José Iribas. Miembro de la Asociación Educación Abierta.
Fuente: educacionabierta.org.
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