Ha publicado una preciosa carta en la que llama a la Iglesia a proteger, acoger y ayudar a una nueva minoría: la de aquellos que, por pura gracia, quieren vivir en fidelidad a Dios a pesar de las dificultades
¿Y si las periferias están en esos católicos sencillos, ajenos a grescas sinodales? Y necesitan del calor de la Iglesia en primer lugar; familias fieles y numerosas, fieles de a pie, que luchan, confiesan sus pecados y vuelven a la lucha contra las pasiones siempre presentes.
Desde luego, su apoyo no está en los mass media, en la televisión, en las leyes de países que imponen ideologías egoístas y contra el matrimonio y la familia. Su lugar, su tierra firme, es la Iglesia, desde el Obispo hasta la última parroquia rural. Porque seguramente esos católicos no leen revistas eclesiales (no tienen tiempo), ni están a la última ocurrencia de un vaticanólogo o asociación de teólogos.
El cardenal estadounidense Timothy Dolan ha publicado una preciosa carta en la que llama a la Iglesia a proteger, acoger y ayudar a una nueva minoría. La de aquellos que, por pura gracia, quieren vivir en fidelidad a Dios a pesar de las dificultades. Así los describe el cardenal:
«Acuden a mi mente aquellos que, confiando en la gracia y misericordia de Dios, se esfuerzan por vivir en la virtud y la fidelidad. Parejas que −dado el hecho de que, al menos en Norteamérica, solo la mitad de las parejas acceden al sacramento del matrimonio− se acercan a la Iglesia para el sacramento; parejas que, inspiradas por la enseñanza de la Iglesia, que afirma que el matrimonio es para siempre, ha perseverado en duras pruebas; parejas que reciben el regalo divino de tener varios hijos; un hombre y una mujer jóvenes que han escogido no vivir juntos hasta el matrimonio; un gay o una lesbiana que quieren vivir en castidad; una pareja que ha decidido que la mujer va a sacrificar una prometedora carrera profesional por quedarse en casa y criar a sus hijos. Esta maravillosa gente se siente a menudo como una minoría en su entorno cultural, pero a veces ¡incluso dentro de la Iglesia! Creo que hay muchas más personas así de las que creemos, pero, dada la gran presión de esta época, a menudo se sienten excluidos».