La cultura se cocina con tres ingredientes básicos que, mezclados en diversas proporciones, dan lugar a visiones del mundo muy diferentes
Una cultura es el modo de pensarse que tiene un pueblo, el concepto sobre nosotros mismos que opera por debajo de todo lo que hacemos públicamente o a escondidas, lo que consideramos bueno y malo, apropiado o inapropiado, bello o feo.
La cultura se cocina con tres ingredientes básicos que, mezclados en diversas proporciones, dan lugar a visiones del mundo muy diferentes: la concepción del hombre y de la mujer, la idea de Dios (o su negación) y la manera de entendernos con la naturaleza. De ahí que este último elemento, como los otros, deba tener un tratamiento relevante en la educación de cualquier persona.
Los antiguos temían la naturaleza y la convertían en dios para defenderse de ella: el sol, la luna, los grandes ríos, el mar. Para los contemporáneos ya no parece tan amenazante: la percibimos como a nuestra disposición, explotable, un medio más de hacer dinero. Y terminamos por perderle el respeto y por destruirla, que es otra manera de perdernos el respeto y de destruirnos.
Esta semana, mientras preparábamos la fiesta de Voz Natura que se celebra hoy en Culleredo, he podido palpar el despliegue de imaginación, recursos y actividades con el que los 3.000 profesores del programa han movilizado a 56.000 niños de toda Galicia: huertos escolares, limpieza de playas, plantaciones, acciones de reciclado, etc. Y todo eso, mientras aprendían inglés o gallego, ciencias naturales, dibujo y artes plásticas o geografía.
Hoy lo celebraremos a lo grande, como quien celebra la cosecha, con un día entero de fiesta, una gran exposición y premios que nunca podrán compensar la labor de tantos chavales y profesores. Es su día y nada les alegrará tanto como verles por allí.