El año pasado mis hijos fueron a un concierto del conocido grupo musical U2. En medio de la función me llamaron por el móvil para que yo también oyera una canción que me gusta muchísimo: Contigo o sin ti. Ahí, en medio del loco griterío de miles de jóvenes, lo último que se podía oír era al grupo muscial. Tampoco importaba. Me encantó la llamada, y me encantaron esas voces a todo pulmón. Se me ocurrió entonces cuán bello sería un grito así, pero en sentido espiritual. O sea, un grito que saliera...