Las Provincias
La persiana permanece medio bajada pero el local está abierto. Margot llega puntual a su cita con la trabajadora social. Mientras la espera decide sentarse en un pequeño banco. No puede estar mucho rato de pie. Se cansa. Está embarazada de casi ocho meses. A punto de dar a luz a su pequeña Sheila, esta joven boliviana no tiene dinero para mantenerla. Se ha quedado sin trabajo, igual que su marido. "No sé cómo alimentaremos a nuestro bebé. No podemos comprarle biberones ni pañales. Estamos muy preocupados", explica esta mujer que vive en la Comunitat desde hace menos de un año.
Asesorada por los servicios sociales, decide acudir a la asociación Provida en Valencia. Falta un mes para que nazca su hija y está angustiada. "Me enteré de que pueden darme leche, papilla y ropa para el bebé. Y eso sería un alivio", comenta la joven suramericana.
La entidad solidaria recibe cada día una decena de mujeres embarazadas sin recursos, como Margot. En 2008, Provida atendió a 1.102 madres, el doble que el año anterior, cuando requirieron atención 565 embarazadas. "Estamos desbordadas. Cada vez aumenta más el número de mujeres que van a tener un niño o ya lo han tenido y no pueden mantenerlo por la crisis", explica María José Torres, vocal de la federación.
Hasta hace unos meses Margot trabajaba limpiando casas. Ahora, a punto de ser madre, ya no puede hacer esas tareas del hogar. "Mi marido y yo estamos desesperados. Él sólo tiene empleos eventuales de reponedor y no cobra más de 500 euros. Con eso tenemos que pagar el alquiler de una habitación casi inhabitable, comida y, en breve, todo lo que necesitará nuestra hija", lamenta esta joven que vive en el barrio de la Fuensanta.
El perfil de mujer necesitada es muy variado, aunque en el último año han crecido muchos los casos de valencianas que se han quedado sin recursos a causa de la situación económica. "Desde 2008 el aumento de valencianas ha sido del 60% y el de extranjeras del 40%", según Margafel. No obstante, el número actual de inmigrantes atendidas sigue siendo algo mayor que el de españolas.
En cuanto a las edades, la franja es muy amplia. Según explica Rosario, la trabajadora social, acuden adolescentes de 16 años acompañadas por sus progenitoras, madres solteras y hasta mujeres de 40 años que se han quedado embarazadas y no pueden afrontarlo económicamente. Para muchas es algo nuevo. Todo ha cambiado desde que están sin empleo.
Hace tan sólo una semana, una valenciana de 39 años pidió ayuda en la sede de Provida, en la calle Joaquín Costa. Tiene hijos mayores y ahora su economía no le permite cubrir los gastos del que está en camino. Aunque no sólo son madres. También abuelas. "Mi nieto no tiene leche para hoy", lamentó una mujer mayor mientras sostenía un bebé en brazos.
Estas nuevas víctimas de la crisis se suman a "las inmigrantes que están sin papeles y trabajan en casas donde ni siquiera tienen un contrato", comentó Rosario.
Lo cierto es que, ante la avalancha de mujeres sin recursos, las existencias están casi agotadas. "Ya no podemos dar ni siquiera leche a todas las madres que nos lo piden para sus hijos recién nacidos. Se nos parte el alma", reconoció Laura Margalef, secretaria del centro de acogida de Provida. La situación se ha agravado desde diciembre.
Los problemas económicos ahogan a muchas familias en paro que necesitan ayuda urgente, pero también hacen que desciendan los donativos. "Con los recursos con los que contamos en este momento calculamos que sólo podremos atender a 353 mujeres con sus hijos en 2009", advirtió Margalef.
Hasta que no lleguen las ayudas del Ayuntamiento y la Generalitat (las reciben en octubre) tendrán que apañárselas con los pocos donativos que reciben de particulares. Como el de un matrimonio que ayer acudió a Provida para llevar alimentos y comida.
Una selección
Cada día las trabajadoras y voluntarias de la asociación tienen que hacer una difícil selección para ver qué madres son las que están más ahogadas. "Todas son personas necesitadas pero dentro de eso sólo podemos elegir a las más desfavorecidas. Es algo bastante duro", explica Rosario.
Así, sólo 353 mujeres podrán beneficiarse de los vales de comida antes de dar a luz, para que la madre esté sana durante la gestación, ya que se ha detectado que muchos fetos tienen carencias alimenticias desde antes de nacer. Luego les proporcionan botes de leche, papillas y ropa durante un año. Provida también ofrece a las madres ayuda psicológica y social.
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Comunidad valenciana
El número de embarazadas que piden ayuda se dobla
La Asociación para la Defensa de la Vida de Valencia (Provida) pide ayuda a la sociedad valenciana porque se encuentra "desbordada" al haberse duplicado en el último año el número de mujeres embarazadas y madres con bebés sin recursos, a las que atiende "a consecuencia de la crisis económica".
Provida ha pasado de atender a 565 mujeres y sus bebés en 2007 a 1.102 en 2008. Sufre desabastecimiento de papillas y leche o ropa para bebés. "Las existencias están casi agotadas y ya no podemos dar ni siquiera leche a todas las madres que nos lo piden para sus hijos recién nacidos", indicó la secretaria del centro de acogida, Laura Margalef, quien precisó que "cada día visitan la sede una decena más de mujeres".
El perfil de quien va a Provida ha cambiado en el último año, ya que el aumento de españolas fue del 60% y el de extranjeras del 40%, matizó Margalef, aunque se atiende a más extranjeras.
Por su parte, el cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco vincula, en su carta de esta semana, la crisis económica a la crisis de valores y lamenta que la sociedad del bienestar "resulte tan frágil como la escasa moralidad de quienes se enriquecen injustamente a costa de los demás".
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