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Faltan pocos meses para el Encuentro Mundial de las Familias, que se realizará en enero en México. Zenit ha entrevistado en este marco a Carlos Pérez Testor, presidente de la Red Europea de Institutos de la Familia (REDIF, www.redif.org), para analizar la salud de la familia en el contexto europeo.
Carlos Pérez Testor es Doctor en Medicina y especialista en psiquiatría. y actualmente es el director del Instituto Universitario de Salud Mental Vidal i Barraquer de la Universidad Ramon Llull.
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La familia es una buena noticia. ¿Cómo se pueden crear corrientes de opinión -y de ilusión- acerca de ella?
En la mayor parte de encuestas europeas sobre valoración de instituciones, la familia es la institución más valorada por las personas sin que aparezcan diferencias significativas comparando los distintos rangos de edad.
Desde los más jóvenes a los más mayores, una gran mayoría valora la familia como núcleo de cohesión y espacio de crecimiento. Podríamos afirmar que actualmente la familia goza de buena salud.
Usted goza de una visión de conjunto europea: ¿Qué tema preocupa más a las entidades familiares del continente?
Antes le decía que la familia es la institución más valorada en general en toda Europa, pero existe una gran diferencia en cómo cada administración, cada estado, cuida y protege a la familia.
Las políticas de protección de la familia de los países del norte de Europa están a años luz de las políticas de protección de los países del sur, donde las familias reciben mucha menos ayuda. Una preocupación sería ésta: insuficiencia de políticas de protección.
Pero seguramente tendríamos que distinguir las preocupaciones de los profesionales que nos dedicamos a la familia, que denunciamos la baja natalidad, la vulnerabilidad del grupo familiar, el aumento del número de divorcios con el impacto psicosocial que provoca, etc., de las preocupaciones del día a día de las familias: la conciliación trabajo-familia, la educación de los hijos, el cuidado de los ancianos y dependientes dentro del seno familiar, etc.
La familia nos viene dada. ¿Se olvida, esta dimensión de "don" en las relaciones familiares?
La evidente secularización de la sociedad dificulta la visualización de la dimensión espiritual del "don" en una gran parte de las familias europeas, pero la dimensión de "gratuidad" y de "generosidad", de "entrega" sin esperar recibir nada a cambio, aparece constantemente en las relaciones familiares.
El Papa se refiere a menudo a la "familia humana". ¿Corremos el riesgo de ser una sociedad de individuos que no atienden a sus semejantes?
Quiero creer que no, y los actos de generosidad heroica que vemos a nuestro alrededor cada día, nos hacen pensar que no. El valor de la solidaridad forma parte de nuestra sociedad. Pero muchas veces, lamentablemente, lo olvidamos y actuamos con gran egoísmo hacia nuestros semejantes.
Por este motivo la sociedad en general y los responsables políticos en particular, tenemos el deber de trabajar para el bien de la familia. En mayo de 2007, en Brasil, el Santo Padre decía: "La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de los hijos. Las madres que quieren dedicarse plenamente a la educación de sus hijos y al servicio de la familia han de gozar de las condiciones necesarias para poderlo hacer, y para ello tienen derecho a contar con el apoyo del Estado (...) Es indispensable también promover políticas familiares auténticas que respondan a los derechos de la familia como sujeto social imprescindible. La familia forma parte del bien de los pueblos y de la humanidad entera".
Si somos capaces de trabajar en políticas universales de protección de la familia, estaremos invirtiendo en el futuro de la humanidad.
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