El laicismo es beligerante y excluyente con las opiniones y las creencias de los demás
El líder de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran i Lleida, ha advertido de que se opondrá a que el Gobierno sustituya la laicidad del Estado por un laicismo que promueva reducir el factor religioso al ámbito privado, negándole todo espacio y toda expresión pública.
En su carta semanal a la militancia de UDC, Duran añade que si lo que se persigue es fomentar un laicismo que ni practica ni comparte la izquierda europea, nos enfrentaremos.
El también secretario general de Convergència i Unió (CiU) da respuesta así a la propuesta realizada el pasado 7 de abril por la vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega, en relación a la reforma de la Ley de Libertad Religiosa.
El anuncio de la vicepresidenta de una reforma de la ley de libertad religiosa ha hecho que algunos medios de comunicación, como el diario El País, lo hayan titulado Un viaje a la laicidad, recuerda Duran i Lleida.
No sé que dará de sí la pretendida reforma legislativa del gobierno socialista, pero, en cualquier caso, el Gobierno no tiene mayoría para aprobar las leyes en el Congreso, y todavía menos en el Senado continúa en su carta semanal.
Aconfesionalidad no es neutralidad
El Estado es laico y está bien que sea así, y si la laicidad que promueve el Gobierno se deriva de esta premisa constitucional se convierte por si misma en un valor propio de los países pluralistas y democráticos de nuestro entorno y del mundo occidental en general, agrega.
Duran i Lleida señala que, como dejó escrito en su libro Entre una España y la otra, teniendo en cuenta la necesidad de no perder los valores religiosos y de normalizar la pluralidad, se debería profundizar en la garantía y tutela de la libertad religiosa, pero a partir de una reformulación valiente del respeto al hecho religioso.
Que el Estado sea aconfesional no significa otra cosa que, como tal, no adopta una confesión religiosa. Pero aconfesionalidad no es neutralidad. El Estado no puede ser neutro frente al hecho religioso. La mayoría de las personas tienen (tenemos) necesidad del hecho religioso. La religión es importante para el equilibrio de la sociedad como transmisora de valores y garantía del refuerzo de las raíces culturales, puntualiza.
El laicismo es beligerante y excluyente
El líder de UDC asegura que si lo que el Gobierno quiere fomentar es esto, nos tendrá a su lado [...] Pero si lo que se persigue es fomentar un laicismo que ni practica ni comparte la izquierda europea, nos enfrentaremos. El laicismo es beligerante y excluyente con las opiniones y las creencias de los demás.
Por el contrario, la laicidad, es decir, la que respeta y fomenta vivir libremente la creencia o no creencia religiosa sin imposiciones políticas de ningún tipo, y siempre desde el respeto, llega a ser un valor propio necesario de los países democráticos, aclara.
Duran i Lleida concluye en su carta semanal que para el Gobierno resulta más urgente la reforma de la Ley de Libertad Religiosa que la reforma laboral o del sector energético, en referencia a la comparecencia de la vicepresidenta en la que anunció las reformas de la libertad religiosa, la del sistema electoral, la de la Constitución o la de la ley del aborto.