Sólo podemos responder al laicismo y los males del mundo centrándonos más en Jesús, leer la Historia desde Él. No vivimos de una lectura optimista de la historia, sino de la confianza en Dios, que nunca defrauda
Título: Desafíos cristianos de nuestro tiempo
Autor: José Orlandis
Ediciones Rialp, Madrid, 2007. 72 páginas. 5,50 ?.
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Forum Libertas
La editorial Rialp viene publicando, en los últimos tiempos, pequeños escritos del profesor José Orlandis. Algunos tienen un carácter más espiritual y otros, como el presente, buscan iluminar la situación actual desde la fe para mejor entenderla y mover a la acción.
A estas alturas poco cabe decir de su autor, que es uno de los más ilustres historiadores de la Iglesia, y hombre que ha dado pruebas continuas de su fe y que nunca ha dejado de testimoniarla en público. Podríamos incluso decir, como sucede en este libro, que busca las ocasiones para difundir la luz del evangelio y que no se asusta ante las dificultades del presente sino que confía en que, con la ayuda de Dios, el cristianismo saldrá adelante.
Se apoya en sus conocimientos de la historia y, singularmente, apela a los primeros tiempos de la Iglesia, cuando los cristianos vivían en ambiente hostil y, a pesar de todo, podían ser reconocidos por el amor que se tenían.
Por eso el autor nos plantea ya, desde el principio, el doble sentido en que toma la palabra desafíos, incluida en el título. Por una parte se trata de los desafíos que provienen del laicismo dominante en nuestra sociedad; pero también se trata del desafío que tenemos los cristianos de ser, cada día, mejores discípulos de Jesús.
Quedarse en lo primero nos movería a la retirada, ignorarlo sería desconocer lo que está sucediendo y el carácter auténticamente anticristiano de muchas iniciativas políticas y legislativas. Pero a esa situación sólo puede responderse centrándonos más en Jesucristo, auténtico Señor de la historia.
Desde esa perspectiva el autor analiza la descristianización de España, la crisis posconciliar, con numerosas secularizaciones y la oposición a la Humanae Vitae desde dentro de la Iglesia, la interpretación materialista del evolucionismo, y la ofensiva laicista.
Si por una parte puede parecer una lectura negativa de la situación, aunque nadie puede quitarle ni un punto de razón en cuanto dice, por otra subyace en todo el texto una esperanza sobrenatural. No vivimos de una lectura optimista de la historia, sino de la confianza en Dios, que nunca defrauda.