Se pueden rejuvenecer células somáticas de las que existen a millares en el cuerpo humano para aplicarlas tanto en investigación como en terapia celular sin la necesidad de destruir embriones
La confirmación, anunciada ayer, de que se pueden rejuvenecer células somáticas de las que existen a millares en el cuerpo humano para aplicarlas tanto en investigación como en terapia celular sin la necesidad de destruir embriones, supone, como han afirmado en la revista Cell los conocidos científicos Zaehres y Schöler, un giro radical en la investigación sobre la reprogramación nuclear, que contrasta con la fe ciega mantenida en exclusiva por algunos hacia la hasta ahora infructuosa investigación con células madre embrionarias.
Con el descubrimiento del científico japonés de la Universidad de Kioto, Shinya Yamanaka, se ha puesto de manifiesto que algunos científicos han seguido trabajando racionalmente sin atender a las presiones de lobbies, que han tratado durante los últimos años de impulsar únicamente la línea de investigación con células madre embrionarias, un área que hasta el momento no ha servido para curar porque genera tumores, y que tiene además muchas implicaciones ideológicas, como la de dar por supuesto que el progreso depende necesariamente de descartar el dilema ético que lleva consigo la destrucción de embriones.
En cualquier caso, este hallazgo no es más que el punto de partida de un nuevo camino, que contradice por cierto el diseño del proyecto de Elena Salgado, concebido eliminando los límites en el uso de embriones de la Ley Pastor de Reproducción Asistida para poder elaborar la posterior Ley de Investigación Biomédica que necesitaba para su justificación un excedente de embriones. De nuevo un planteamiento erróneo, sustentado por intereses económicos e ideológicos y olvidando cualquier implicación ética.