La fidelidad en el ejercicio del ministerio y en la vida de oración, la búsqueda de la santidad, la entrega total a Dios al servicio de los hermanos y hermanas, gastando vuestras vidas y energías, promoviendo la justicia, la fraternidad, la solidaridad, el compartir, todo eso le habla fuertemente a mi corazón de pastor
El Papa Benedicto XVI afirmó que María es escuela de fe para llevarnos hacia Dios , durante el encuentro que sostuvo con los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y diáconos.
Ante una abarrotada Basílica y decenas de miles más, que se encontraban afuera del templo dedicado a Nuestra Señora de Aparecida para rezar el rosario con el Papa, el Santo Padre indicó que hoy es Ella quien orienta nuestra meditación; Ella nos enseña a rezar. Es Ella que nos muestra el modo de abrir nuestras mentes y nuestros corazones al poder del Espíritu Santo, que viene para ser comunicado al mundo entero.
Tras recordar que María Santísima, la Virgen Pura y sin Mancha es para nosotros escuela de fe destinada a conducirnos y a fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con el Creador del Cielo y de la Tierra, el Papa instó a procurar acoger y guardar dentro del corazón las luces que Ella, por mandato divino, os envía desde lo alto.
Antes de saludar efusivamente a las familias cristianas, Benedicto XVI manifestó que ¡me siento muy feliz de estar aquí con vosotros, en medio de vosotros! ¡El Papa os ama!", momento en el cual tuvo que detener su discurso por la ovación que recibió.
"¡El Papa os saluda afectuosamente! ¡Reza por vosotros! dijo y afirmó que suplica al Señor las más preciosas bendiciones para los Movimientos, Asociaciones y las nuevas realidades eclesiales, ¡expresión viva de la perenne juventud de la Iglesia! ¡Qué seáis muy bendecidos!
La fidelidad en el ejercicio del ministerio y en la vida de oración, la búsqueda de la santidad, la entrega total a Dios al servicio de los hermanos y hermanas, gastando vuestras vidas y energías, promoviendo la justicia, la fraternidad, la solidaridad, el compartir, - todo eso le habla fuertemente a mi corazón de pastor, explicó el Pontífice.
El testimonio de un sacerdocio bien vivido dignifica a la Iglesia, suscita admiración en los fieles, es fuente de bendición para la Comunidad, es la mejor promoción vocacional, es la más auténtica invitación para que otros jóvenes también respondan positivamente a los llamados del Señor. ¡Es la verdadera colaboración para la construcción del Reino de Dios!, prosiguió el Santo Padre.
Después, y dirigiéndose a los diáconos y seminaristas, el Papa los alentó a ser como los primeros diáconos de la Iglesia: hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo, de sabiduría y de fe. Y vosotros, Seminaristas dad gracias a Dios por la llamada que Él os hace. Recordaos que el Seminario es la "¡cuna de vuestra vocación y escena de la primera experiencia de comunión". Rezo para que seáis, si Dios quiere, sacerdotes santos, fieles y felices en servir a la Iglesia!
Hablando después a los consagrados y consagradas, Benedicto XVI precisó que el amor de quienes viven esta vocación y sus expresiones suscita en el corazón de los jóvenes el deseo de seguir más de cerca y radicalmente a Cristo el Señor y ofrecer la vida para dar testimonio a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, que Dios es Amor y que vale la pena dejarse cautivar y fascinar para dedicarse exclusivamente a Él.