El desarrollo de los países más pobres requiere de ellos una responsabilidad, pero es irrenunciable una colaboración activa de la comunidad internacional en esta misión
La Gaceta de los Negocios
El desarrollo de los países más pobres requiere de ellos una responsabilidad, pero es irrenunciable una colaboración activa de la comunidad internacional en esta misión, no como una tarea extraordinaria o un género de concesión, sino como ?un deber moral grave e incondicional basado en la pertenencia común a la familia humana?. Es la alerta que Benedicto XVI expresó, por carta, a la canciller Angela Merkel, al comienzo de la presidencia alemana de la Unión Europea y del G-8.
La Santa Sede, a través de su Oficina de Prensa, publicó el lunes íntegramente la misiva del pontífice ?fechada el 16 de diciembre pasado? y la positiva acogida de esta preocupación, compartida por Merkel en su respuesta.
Objetivo del Santo Padre es manifestar el aprecio y el aliento de la Iglesia por la intención alemana ?en la que coincide el grupo de los países más industrializados y Rusia? de mantener la cuestión de la pobreza en el centro de la agenda política internacional, con particular atención en África. Consciente de que la doble presidencia alemana (UE y G-8) ofrece una oportunidad única para abordar este flagelo de la humanidad, el Papa apunta claves claras de acción, como la necesaria creación y garantía, para los países pobres, de condiciones comerciales favorables, así como la adopción de medidas para una rápida cancelación completa e incondicional de la deuda exterior de los países fuertemente endeudados y de los menos desarrollados.
Compete igualmente a los países industrializados el cumplimiento de los compromisos adquiridos en ayudas al desarrollo, así como hacer frente al requerimiento de amplias inversiones en la lucha contra el Sida, la tuberculosis, la malaria y otras enfermedades. Específicamente el Papa exhorta a ?afrontar urgentemente la tarea científica de crear por fin una vacuna contra la malaria?, una enfermedad que sigue causando estragos en pleno siglo XXI.
La lucha contra la pobreza también pasa por el empeño de la comunidad internacional en poner freno al comercio de armas legales e ilegales, al tráfico ilegal de materias primas, la fuga de capitales y el blanqueo de dinero.
Puntos concretos, pues, para un problema muy concreto. Son desafíos que, como escribe el Papa, atañen a toda la comunidad internacional; pero al respecto, ?el G-8 y la Unión Europea deberían desarrollar un papel-guía?.
Pobreza extrema
A estos dirigen ahora su mirada miembros de diversas religiones y culturas de todo el mundo convencidos ?dice el pontífice? de que el logro del objetivo de eliminar la pobreza extrema en 2015 es una de las tareas más importantes de nuestro tiempo y de que ?esta meta está ligada indisolublemente a la paz y a la seguridad en el mundo?. En esta agenda de lucha contra la pobreza el Santo Padre confirma la disposición de los católicos a ofrecer su contribución y apoyo.
Acogiendo sus sugerencias, Angela Merkel confirmó, en su respuesta al Papa, la intención de orientar la presidencia alemana del G-8 y de la UE a progresar en la lucha contra la pobreza, dando prioridad al desarrollo de África. ?Durante la presidencia alemana del G-8 afrontaremos en primer lugar del desarrollo económico del continente y las cuestiones del buen gobierno, así como los aspectos de la paz y de la seguridad?, aseguró al pontífice. Igualmente la canciller alemana reconoció que, ?además de mayores esfuerzos por parte de los propios Estados africanos, es importante un compromiso más fuerte de la comunidad internacional?.