Dios en el corazón: el secreto para ser feliz cuando se sufre”, dice el Papa a jóvenes presos
Benedicto XVI constata que en la sociedad actual hay “menos sentido del pecado” y “más complejo de culpa”; y sueña con una Iglesia que sintetice unidad y anuncio del Evangelio
El secreto para ser siempre felices, incluso cuando se sufre, es “que Dios ocupe siempre el primer lugar en nuestra vida”, constató Benedicto XVI ante medio centenar de jóvenes reclusos de la Institución Penitenciaria para Menores Casal del Marmo, en Roma.
En la mañana del pasado domingo, 18 de marzo, el Papa se dirigió al centro penitenciario y celebró allí la Santa Misa con la participación de los jóvenes, con quienes mantuvo posteriormente un encuentro en el gimnasio del lugar.
“¿Cómo se puede ser feliz cuando se sufre? ¿Cuándo se está privado de la libertad? ¿Cuándo uno se siente abandonado?», se preguntó ante los menores reclusos.
“Fuente de alegría”
“Dios nos ama”, recordó el Pontífice, aludiendo a cuanto se había celebrado en la Misa, pocos minutos antes. “He aquí la fuente de la verdadera alegría”, dijo.
“Aún teniendo cuanto se desea a veces se es infeliz; se podría en cambio estar privado de todo, hasta de la libertad o de la salud, y estar en paz y en gozo, si dentro del corazón está Dios”», reveló el Papa.
“El secreto por lo tanto está aquí -añadió-: es necesario que Dios ocupe siempre el primer lugar en nuestra vida. Y el verdadero rostro de Dios lo ha revelado Jesús”, añadió.
“Sabed que el Papa os quiere y os sigue con afecto”, aseguró Benedicto XVI a los jóvenes del centro, el 85 por ciento extranjeros, que oscilan entre los 17 y 23 años.
“Lamentamos tantos errores”
A continuación, un interno dirigió un saludo al Santo Padre en nombre de todos los demás: “Querido Papa, nos ha dado mucho gusto tu visita a la cárcel. Nos quedamos de piedra cuando nos lo dijeron. No imaginábamos que una persona tan importante como tú podía venir a encontrarnos. Lamentamos haber cometido tantos errores”
“Confiamos mucho en que cuando salgamos de aquí lograremos dar un giro a nuestra vida -continuó-. Pensamos que tú eres un punto de referencia para escapar de todos nuestros pensamientos. [...] Nuestro mayor deseo es recibir tu bendición”, añadió el joven.
Inmediatamente Benedicto XVI se levantó y acudió a saludar al joven, y al final del encuentro hizo lo mismo con todos, uno por uno, intercambiando algunas palabras. Los internos le ofrecieron regalos de artesanía hechos por ellos mismos.
Sin “sentido del pecado”
Dos días antes, el Papa constató que a la pérdida del “sentido del pecado”» que caracteriza a la sociedad actual le ha seguido un aumento de los “complejos de culpa”.
Al hacer un análisis de la realidad actual, explicó que en estos momentos puede percibirse “una humanidad que querría ser autosuficiente, pues muchos consideran casi pueden prescindir de Dios para vivir bien”
Sin embargo, reconoció, “¡cuántos parecen quedar tristemente condenados a afrontar dramáticas situaciones de vacío existencial, cuánta violencia hay todavía en la tierra, cuánta soledad pesa sobre el espíritu del hombre de la era de la comunicación!”
Este fenómeno, añadió, demuestra la necesidad que tiene el ser humano de recibir el perdón de Dios, que tiene lugar a través del sacramento de la confesión.
Al recibir en audiencia a los participantes en el curso sobre el foro interno (ligado a las cuestiones de conciencia), ofrecido por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica a sacerdotes ordenados recientemente, Benedicto XVI destacó la importancia del confesor como “instrumento del amor misericordioso de Dios”.
Unidad y Evangelio
Por otra parte, Benedicto XVI considera que la Iglesia debe lograr sintetizar en sí misma la unidad interna y el anuncio generoso del Evangelio al mundo. Así lo explicó el pasado 14 de marzo durante la audiencia general concedida en la plaza de San Pedro, que acogió a cuarenta mil peregrinos.
El Papa presentó la figura de san Ignacio de Antioquia, tercer obispo de esa ciudad que hoy forma parte de Turquía, del año 70 al 107, fecha de su martirio en Roma, donde fue devorado por las fieras.
“Ningún Padre de la Iglesia ha expresado con la intensidad de Ignacio el anhelo por la ‘unión’ con Cristo y por la ‘vida’ en Él”, aseguró.
Para Ignacio, explicó el Santo Padre, “la unidad es ante todo una prerrogativa de Dios, que existiendo en tres Personas es Uno en una absoluta unidad”.
El obispo mártir elaboró una particular visión de la Iglesia, según la cual “la unidad que tienen que realizar sobre esta tierra los cristianos no es más que una imitación lo más conforme posible con el modelo divino”, añadió el Pontífice.
Benedicto XVI presentó a Ignacio como “doctor de la unidad”: “unidad de Dios y unidad de Cristo (en oposición a las diferentes herejías que comenzaban a circular y que dividían al hombre y a Dios en Cristo), unidad de la Iglesia, unidad de los fieles, ‘en la fe y en la caridad, pues no hay nada más excelente que ella’”.
“En definitiva, el ‘realismo’ de Ignacio es una invitación para los fieles de ayer y de hoy, es una invitación para todos nosotros a lograr una síntesis progresiva entre ‘configuración con Cristo’ (unión con Él, vida en Él) y ‘entrega a su Iglesia’ (unidad con el obispo, servicio generoso a la comunidad y al mundo)”, agregó.
“Es necesario -concluyó el Papa- lograr una síntesis entre ‘comunión’ de la Iglesia en su interior y ‘misión’, proclamación del Evangelio a los demás, hasta que una dimensión hable a través de la otra”.
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